Animales vs humanos

Slugs, muerte viscosa

Año: 1988
Nacionalidad: España, USA
Dirección: Juan Piquer Simón
Actores: Concha Cuetos, Alicia Moro, Emilio Linder
Por Bob Rock.

En una tranquila población norteamericana, la gente muere de forma tan misteriosa como horrible, y nadie tiene una pista de cual es la causa. Sin embargo, Mike Brady, inspector de sanidad encargado de las investigaciones, baraja una explicación plausible. Al parecer, una nueva especie de babosa ha desarrollado un curioso apetito por la carne humana… y sus hembras pueden poner un millón y medio de huevos al año. El gobierno se resiste a creerle y sólo cuando el número de muertos va en aumento, las autoridades emprenden un plan de exterminio para acabar con las repugnantes babosas negras que invaden la ciudad.

Esta película se me quedó grabada a fuego, a tierna edad, debido a las asquerosas escenas protagonizadas por cientos y cientos de babosas negras reales, muy habituales en el Pirineo, acosando y devorando a la gente sin piedad. En concreto, una escena donde la cabeza de un tipo, que estaba cenando en un restaurante, se carcomía por dentro gracias a la eclosión de cientos de huevos que había incubado sin saberlo.

Es cierto que tratándose de una película de serie B no podemos esperar grandes interpretaciones, dados sus actores de campaña, donde destaca como curiosidad Concha Cuetos, muy conocida por la serie Farmacia de Guardia. También cuenta Slugs con unos efectos especiales muy ajustados, a pesar de lo cuál consiguen transmitir repugnancia gracias a las verdaderas estrellas de la cinta: las babosas y la violencia de su ataque.

No es especialmente destacable la parte técnica de la cinta de uno de los pocos directores españoles afincados en la pura serie B de los ochentas y noventas; el inagotable Juan Piquer Simón, autor de otros títulos no tan memorables como La Grieta 1990 y La Mansión de Cthulhu en 1991. Pero a diferencia de otros guiones propios, aquí sí hila una distracción barata y, a la par, entretenida.

La película no permanecerá en el olimpo de otros clásicos, pero lo que no ofrece con profundos diálogos ni un guión espectacular, nos lo brinda en diversión sin prejuicios con una interesante dosis de gamberrismo, haciéndola la cinta ideal para ver en compañía de buenos amigos ó, si se quiere arriesgar mucho, invitar a una persona especialmente sensible a “los bichos”, y disfrutar con su cara de asco.

Burning Bright

Año: 2010
Nacionalidad: USA
Dirección: Carlos Brooks
Actores: Brianna Evigan, Garret Dillahunt
Por Elniniodecristal.

La vida de una adolescente y su hermano pequeño, autista el pobrecín, pega un giro radical cuando su padrastro decide encerrarles durante una tormenta tropical en su casa con un tigre de bengala hambriento, y de muy mala leche. Así contado puede parecer demasiado simple, a la par que inverosímil, pero sorprendentemente la historia tiene una fuerza y mantiene una tensión totalmente inesperadas. Buena parte de la culpa la tienen las guionistas (Christine Coyle Johnson , Julie Prendiville Roux), por saber desarrollar la historia en formas que no esperas y te tienen pegado a la pantalla esperando el próximo giro, la actriz principal, Brianna Evigan (un grato descubrimiento), por ser capaz de transmitir toda la angustia de su situación personal y al mismo tiempo hacer creible su papel de heroina in extremis, y el director por saber juntar todo y armar una película que difícilmente podrás quitarte de la cabeza.

La pena es que probablemente esta película no llegue nunca al mercado español, a no ser a través de la TV y con tropecientos anuncios, y SÍ, es incomprensible habiendo cuenta de la basura que pasa semanalmente por nuestras carteleras. Pero los designios de los distribuidores son lo suficientemente impredecibles como para pensar que hay algo que no funciona bien en su sistema nervioso. Desde ALMASOSCURAS os recomiendo seriamente esta película para, entre otras cosas, cogerle más respeto si cabe a los tigres y demás felinos. Amén de pasar un buen rato de suspense y entretenimiento.

Rogue

Año: 2007
Nacionalidad: Australia, USA
Dirección: Greg McLean
Actores: Radha Mitchell, Michael Vartan
Por Manu.

Pete McKell es un periodista americano especializado en viajes que se suma a una visita guiada a un río, cuna de cocodrilos. El barco, capitaneado por Kate, se interna en un exótico paraje, cargado de turistas. Un primer encontronazo tiene lugar cuando se encuentran con Neil, ex de Kate, que se sobrepasa un poco con la chica, aunque ella es fuerte y le planta cara.
Cuando la expedición está a punto de volver al puerto, un par de turistas avistan una bengala de auxilio. Kate considera que deben adentrarse un poco más en el río para averiguar si algún otro barco está en peligro real. Una vez que llegan a un remanso, descubren la barca de Neil volcada, y un enorme cocodrilo golpea su embarcación. Kate evacúa a los turistas en un pequeño islote antes de que se hundan, pero esa pequeña porción de tierra se convertirá en una ratonera para el grupo, asediado por el feroz cazador…

Fue el cartel de Twister (Jan de Bont, 1996) y su tagline, “El lado oscuro de la naturaleza” – y no la película – los que me metieron en la cabeza ese tema: que la naturaleza podía no ser lírica y plácida. Que, más allá de los desastres naturales que veía en los informativos, como creación podía encontrarse un filón oscuro en la dualidad que ofrecía un entorno natural: hermoso y atroz, a la vez.

Este es el principal motivo por el que me fascina Rogue, El Territorio de la Bestia, de Greg McLean. En su anterior película, Wolf Creek, incide en lo mismo. Parece predicar, constantemente, que mientras más hermoso es un entorno, más peligroso es, como si la naturaleza fuera una sirena: para matarte te atrae con sus encantos.

Aparte de la pura teoría, en Rogue se toca este tema: llegado un momento, es el barco de turistas el que se ha metido en un lugar que no le corresponde. En un territorio donde no rige el raciocinio ni las leyes humanas. Donde la vida es animal, con sus costumbres, con su idiosincrasia, la que impera, y eso implica que la cadena alimentaria prevalece sobre la supervivencia.

Todo en la película está enfocado a potenciar esta dualidad: la fotografía es hermosa y preciosista incluso en los momentos más tenebrosos – la naturaleza es hermosa hasta en lo salvaje -; la música resalta la belleza de los paisajes y se vuelve un poco tímida, como si se plegase también ante la supremacía del animal en cuestión, cuando este hace su aparición en escena; el montaje no se olvida de recordarnos, en ningún momento, que estamos en un Edén y que no es nuestro, que es el hombre quien está fuera de lugar, y no el monstruo.

En definitiva, creo que Rogue no pasará a la historia del cine, pero sí puede presumir de ser una “monster movie” apañada y entretenida y con un poco de más miga de lo habitual.

Tiburón

Año: 1975
Nacionalidad: USA
Dirección: Steven Spielberg
Actores: Richard Dreyfuss, Roy Shceider
Por Missterror.

Un sanguinario tiburón ataca las costas e Amity Island. Ante el temor de una mala publicidad en plena época turística, el alcalde del pueblo, no cierra las playas,c omo se le aconseja, y la sangre comenzará a fluir en la costa. Un viejo cazador de tiburones, el jefe de policía del pueblo y un experto en escualos, intentarán acabar con la vida del insaciable Tiburón.

Tengo claro que si tengo que escoger una película de terror favorita que involucre animales, me quedo con Tiburón, y los motivos los tengo igual de claros: creo que no hay nadie que se acuerde de la banda sonora de esta gran película y no se le pongan los pelos de punta. La escojo también porque, después de verla, alejarse de la orilla del mar nadando ya no es lo mismo y porque todos hemos jugado a juntar las palmas de la mano y ponerlas encima de la cabeza bajo el agua simulando la aleta de un tiburón para intentar asustar a alguien. La escojo porque, simplemente, es mítica.

Tiburón* tiene unas escenas memorables y la labor actoral es reseñable. No hay gore, no hay apenas sangre, lo que hay son dientes entrecruzados dispuestos a desgarrar la carne y una sensación de angustia constante que hace que permanezcas inquieto durante todos los minutos del metraje.

No hay quien acabe con el tiburón y el nerviosismo de los cazadores se traslada a los espectadores, esa es la genialidad de Tiburón.
Definitivamente Tiburón provocó más terror que muchas películas de fantasmas y entes de la época, porque trasladó el miedo a situaciones de la vida cotidiana (¿quién no ha estado en una playa?) y a la vez nos introdujo algo que nos inquieta (los peligros del mar) en un contexto que asociamos a la diversión.

Atracción Diabólica

Año: 1988
Nacionalidad: USA
Dirección: George A. Romero
Actores: Jason Beghe, John Pankow
Por Joan Lafulla.

Si ya de por si resulta complicado, en determinados círculos, defender la enorme labor y decisiva influencia de su saga de muertos vivientes, imaginad lo difícil que puede llegar a ser subirse al carro de un George A. Romero en el que su celebérrimas criaturas no ostentan ni un ápice de protagonismo.

Monkey Shines (Atracción Diabólica) suponía para Romero abandonar el ostracismo de las producciones independientes y ponerse al servicio de un estudio importante como era, a principios de los 80, la Orion Pictures. Para ello escogió adaptar la novela del escritor británico Michael Stewart, una thriller psicológico protagonizado por un tetrapléjico que supera el dolor y la depresión inicial tras un grave accidente de circulación con la ayuda de una pequeña mona capuchina que le ayuda en sus quehaceres diarios. Desgraciadamente la mona en cuestión es el conejillo de indias de un experimento a través del cual se le inyecta tejido neuronal humano con el objetivo de potenciar su inteligencia. La mona se acerca al humano. Piensa, aplica la lógica, experimenta los celos, la posesión, la ira… y acaba convertida en una incontrolable máquina de matar. El juego que nos propone Romero es perverso: cuanto más humana es la mona, cuanto más se aleja de su auténtica naturaleza, más mortífera resulta.

Desgraciadamente, y pese a lograr George A. Romero uno de sus mejores trabajos al margen del subgénero zombie, Atracción Diabólica no fue el éxito de público que el director esperaba. En lugar de ello quizás suposo para Romero el primer indicio de que al aficionado le iba a costar trabajo aceptar cualquier trabajo que se alejara de sus putrefactas criaturas.