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Brain Damage

De penes-mojones agresivos y estanterías de video club

Brain Damage

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No se si os habréis fijado, pero ¿no os parece mejor el cine casposo de los setenta y ochenta que el de los noventa para arriba? Puede que sea una cuestión nostálgica, pues el que suscribe es uno de esos nacidos a principios de los ochenta al que le pillo de cerca la movida de las series b y z de video club en aquel mítico (no tanto añorado) VHS. Recuerdo, como recordareis los de mi quinta o anteriores, aquellas estanterías en las que podías encontrar roñosos subproductos que, nunca nos preguntamos el motivo, para el aficionado loco que llevábamos (y llevamos, quiero pensar) dentro, tenían encanto. Si, aquello de ir al video club del barrio y tirarte una hora mirando estanterías y hurgando en los carros donde metían la mugre que ya nadie alquilaba, en los que podías llevarte tres o cuatro películas por quinientas pesetas. Que tiempos. Snif, snif.

Todo esto viene a cuento porque la película que nos ocupa es una de las cumbres simbólicas de dicho periodo. No porque sea de las mejores, ni de las peores. No porque sea una maravilla o porque su culto actual sea injusto o merecido. Más allá de todas esas cosas, relativamente triviales, encontramos el verdadero quid de la cuestión: es una genuina película ochentera de carátula y video club. Es lo que los peli-birreros disfrutaban en aquella época y probablemente seguirán disfrutando ahora. Los peli-birreros más jovenzuelos de este nuevo siglo puede que encuentren más gracia y disfute parodiando a su modo las películas de Michael Bay o Roland Emmerich. Eso, creerme (los nuevos), no es nada en comparación con el sano ejercicio de tumbarte en el sofá y comprobar, sin juicios ni parodias, el delirius tremens que se marcaron algunos cutre-directores con cutre-presupuestos y, sin embargo, un talento inusual dentro de tanta miseria. Si no fuese así, si no tuviesen dicho talento, ¿se hablaría más de dos décadas después de algo como Brain Damage?

La peli tiene miga. Su director, Frank Henelotter, ya era de culto en 1982 cuando estrenó Basket Case, también conocida por estos lares como ¿Dónde te escondes, hermano? En realidad, aquella, su opera prima, quedo para siempre como su trabajo más recordado y apreciado. Incluso le salieron dos secuelas inferiores aunque no despreciables, estrenadas en 1990 y 1992. Con a penas unos miles de dólares (su presupuesto se estima en unos 35.000), Henelotter dejó claro que tenía papeletas para convertirse en un autor de lo que podríamos denominar la “caspa buena”. * Es decir, un cine casposo, cutre, pero creativo y con personalidad. De ahí el talento del que hablaba anteriormente. Ver hoy en día *Basket Case o la propia Brain Damage y compararlas con las muchas bazofias de dirección banal, atmosfera sintética e interpretaciones prefabricadas de la serie b y z moderna da una idea de por donde van los tiros; de por donde hay que hincar el diente a este director.

Desgraciadamente, su filmografía se ha quedado corta, y a parte de las citadas sólo podemos encontrar cosas como Frankeenhooker (1990) o la más reciente Bad Biology (2008). Pero nada que ver. Aunque el año pasado se marcó un homenaje a modo de documental para Herschell Gordon Lewis, el denominado “padre del gore”.

Brain Damage, en lo que a mi respecta, no es superior a *Basket Case. * Al menos, no en conjunto. Lo que sí tiene es, aunque dosificados, momentos más brillantes y también más hilarantes. Había más presupuesto (aunque tampoco mucho, unos 900.000 dólares) y su director había ganado madurez tras las cámaras. Seguía siendo cutre con encanto, pero algo más sofisticado.

Partamos del hecho de que Brain Damage nos cuenta una historia sobre la drogadicción camuflada de delirio fantástico-terrorífico lleno de humor negro y escatológico. No tengo ni idea sobre si Henelotter tuvo esa intención a la hora de realizarla, pero no hay que leer demasiadas líneas intermedias para darse cuenta. La historia es la de un jovenzuelo que se encuentra con un ser extravagante, mezcla de falo empalmado y mojón reseco. El chaval se pone a hablar con él y tiene una alucinación piscotronica. El falo con aspecto de caca se le pone a la altura de la nuca, abre la boca (aquí podemos ver que es un ser temible, pues su mandíbula consta de dientecillos agresivos y más instrumentos inclasificables) y le dispensa, directo al cerebro, un liquido que, parece ser, se lo funde. El chaval queda en éxtasis durante un rato, como si se hubiese tomado diez tripis o aquello que les gustaba tanto a los hippies. Lo que ocurre, claro, es que tal viaje dura poco y se queda con ganas de más. Es entonces cuando el bicho-pene le empieza a utilizar para sus matanzas a cambio de más sustancia.

Por tanto, se puede ver Brain Damage de dos formas. O de ambas a la vez. La del inicio, desarrollo y presunta salida de una adicción a las drogas, o la (más divertida aunque igual de delirante) de un adolescente que conoce un monstruito y se dedican a liarla por el vecindario. En este lado tenemos escenas tan grotescas como la felación con el pene-caca a la que es sometida una borracha, o los varios asesinatos con la cosa saltando, sin explicarnos como, a la cara o lo que se pueda de las victimas, siendo éstas mordisqueadas sin compasión. No es blanda ni tampoco excesivamente sangrienta; lo que impacta, si se puede definir de ese modo, es la atmosfera malsana y a la vez burlona que consigue el director. Lo sórdido, surrealista y cómico se mezclan sin respiro. Y eso, no todos saben cocinarlo sin pasarse o quedarse cortos con algún ingrediente que otro.

Lo mejor: El talento del director para crear una convincente unión entre lo macabro y sórdido con lo de cómico e hilarante. También, las dos formas en las que se puede leer un guión con más sustancia de lo que parece.

Lo peor: Algún tramo irregular en el que se pierde el ritmo y algunas interpretaciones poco menos que espantosas, aunque eso era de esperar.


Vuestros comentarios

1. 06 ago 2011, 18:48 | Ichi Kuro

Muy cierto que las películas de serie b/z de los 80 y principios de los 90 le dan mil vueltas a muchas infumables de esta época. El cine de terror es duro y encontrar pequeñas joyas entre tanta basura es como buscar una aguja en un pajar, pero al final, cuando la encuentras es una gran satisfacción. Y muchas de estas joyas no hace falta buscarlas en estos años, sino en los 80. Una que recomiendo si ya no la has visto, que seguro que sí es “976 – El teléfono del infierno” del año 88 y como director Robert Englund. Por cierto, me encanta tu página.

2. 07 ago 2011, 05:27 | John Trent

Ichi, pues aunque tenga que poner una nota amarga en este revival casposo, lo cierto es que la película que mencionas, El teléfono del infierno, me pareció horrenda y aburrida. Sin embargo, y ya que estamos con recomendaciones, citaré dos en cuanto a su similitud de algún modo con la que nos ocupa: Street Trash (1987) y Slime City (1988). Hacerse una maratón con las tres seguidas es una cumbre de la devoción casposa. Después de eso, solo queda el eterno retorno.

Ah! Respecto a la página, muchas gracias, aunque yo, John Trent, soy un humilde colaborador.

3. 08 ago 2011, 23:22 | mrcelofan

Personalmente me gustó más Slime City que Brain Damage.

Saludos.

4. 09 ago 2011, 17:18 | HorrorJeur

Una pequeña y cochambrosa joya del cine gore, tan imaginativo como irreverente. ¡Gracias por acordarse de ella!

5. 10 ago 2011, 01:00 | Killer_Diller

Ostia, esta peli me ha recocordado una que buscaba hace siglos tb de los 80 de este palo, sobre un bitxo rojo con cuernos ( algo demoniaco ) que jodia ala gente con una especie de lengua pene que sacava de su boca..si alguien sabe el nombre me alegraria la noche!! de mientras mirare esta que creo q no eh visto, haber que tal, tiene buena pinta

6. 11 ago 2011, 16:38 | Bob Rock

Un peliculón (lo malo si malo dos veces bueno) que para mi es lo mejor de Hennenlotter (muy flojo su rereso on Bad Biology)…

Dentro de la trilogia para una noche de líquidos y sustancias “cremosas” igual habría que añadir The Stuff, Society, Troll II y supongo que unas cuantas más…

Street Trash se merece un revival que llevo un año y pico con ganas de hacer… maldita pereza!!

PD: 976, bueno se puede ver… claro que igual le tengo cariño especial por ser el prefijo de mi provincia!!

PD2: Killer_Diller… joer, pues parece la de Brain Damage! Pero si no puede ser: El Beso? Aunque poco bicho hay. Buf! no me suena y pinta bien!!

7. 08 sep 2015, 19:24 | Lady_dark

Hola amigos. Alguno sabe sobre una pelicula de un joven q se inyecta creo q esteroides en el pene y después el pene se revela y anda suelto violando mujeres hasta q se topa con una mujer con multiples orgasmos en la cual tienen relaciones y ella da a luz un pene q camina suena raro jajaja pero hace un montón la vi y la busco en Internet y no sale agradecería si me ayudaran.

Gracias.

8. 08 sep 2015, 19:41 | Bob Rock

Lady_dark.- Bad Bilogy, del mismo director que Brain Damage.

Un saludo.

9. 11 ago 2018, 10:09 | todo el puto dia escuchando rock

solo Frank Henenlotter es capaz de hacer una pelicula sobre un bicho asesino que como bien dice la reseña parece un sorete envuelto con ojos ¡y que te interese el argumento y la quieras ver toda!

la escena de la borracha es realmente ESCABROSA y muy impactante. esa chica se debe querer mucho a si misma para haber accedido a interpretar dicha escena… (cuando la vean notaran por que digo esto)

si les gusto esta pelicula vean tambien “Frankenhooker” del mismo director, que tambien tiene una escena espectacular muy divertida con unas prostitutas (y un final que para que te cuento….)

las de “basket case” tambien son las 3 buenisimas. (especialmente la 2)

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