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Devil in my Ride

Con la agradable que era antes de casarnos...

Doreen está a punto de casarse con el hombre de sus sueños, Hank, un hombre de maneras suaves que igualmente quiere a Doreen con toda su alma. Travis, hermano de la novia y oveja negra oficial de la familia, quiere congraciarse con su hermana llevándole un regalo muy especial. Sin embargo desconoce que su presente está maldito por un antiguo demonio, llamado Inculta, que posee a Doreen, convirtiéndola en una insaciable máquina de devorar carne humana.

Ahora, Hank y Travis tendrán que forma equipo, muy a su pesar, para localizar al último exorcista vivo en Estados Unidos: Johnny Priest, la única esperanza que tiene la pura alma de Doreen. Para encontrar al extravagante predicador negro contarán con la ayuda de Iggy, otro inadaptado con amplios conocimientos sobre las artes negras.

¡Bienvenidos al Club de la Comedia! Un momento, ¿pero no era Almas Oscuras un portal de cine de terror? Bueno, si tuviéramos que acudir a las noticas sobre los más recientes proyectos ensacados dentro del género terrorífico nos encontraríamos con muchas risas a cambio de poca tensión y suspense. No me entendáis mal, a nadie le amarga una buena sesión de risas, pero efectivamente – como comentaba acertadamente nuestro compañero Asier no hace mucho – parece que se ha limitado la seriedad a proyectos enfocados hacia el thriller, mientras el horror (más específicamente, el sobrenatural) se ha convertido en “la casa de tócame Roque”.

Estas divagaciones vienen a colación de la película que os presentamos hoy. Devil in My Ride vendría a ser la comedia terrorífica independiente (sic.) número “tropocientosmil”. Parece que los americanos le han pillado el gustito a esto de los “viajes iniciáticos de colegas”, las “películas de colegas” (un ejemplo sería The Revenant) o como queráis llamarlas, “colegas” – me niego a usar los mismo anglicismos una y otra vez –. Todo envuelto con un humor tirando a gamberro que, la verdad, o no lo es tanto o se excede (como ejemplo echadle un vistazo Chillerama). Por supuesto, un poco de acción no viene mal al conjunto, referencias cruzadas a otras cintas señeras son bienvenidas, el tufillo a metraje de autocine también queda curioso, ¡pero coño! Tópico tras tópico, se va a convertir nuestro cine en una montaña de trivialidades, ¿para cuándo “Topic Movie”?

Insisto que no se trata de gruñir por gruñir, se trata de poder acceder a un cine que transmita escalofríos, haciendo hincapié en los elementos fantásticos de toda la vida. Cierro mi diatriba invitándoos a realizar una simple comparativa: The Dead vs. DeadHeads.

Volviendo a lo que interesa, Devil in My Ride, pues comentar que sí, tiene buena pinta, parece más que suficiente para entretener una tarde o animar el cotarro en cualquier festival especializado, etcétera. Además, contamos con la destacada presencia de un actor muy querido entre los aficionados: Sid Haig, artista resucitado por Rob Zombie en gran parte de su filmografía.

Su director y guionista Gary Michael Schultz debuta en el formato largo tras una dilatada carrera realizando cortometrajes. De hecho, la propia Devil in My Ride nace como la extensión de un corto homónimo. Todo será ver si se ha volcado la proporción adecuada de humor (esperemos que muy negro, por ser el que mejor casa con el cine de terror) y miedo, en un proyecto que, siendo justos, tampoco luce tan mal a tenor de los indicios proporcionados por su tráiler, y recuerdo su condición de trabajo de bajo presupuesto. Hasta saber su fecha de estreno, y sus condiciones de distribución, seguiremos debatiendo el rumbo que toma nuestro amado género.


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