La Navaja de Don Juan

El resultado de un pulso lleva a los hermanos Alfaro, uno el luchador y el otro un amante, a una fiesta donde el más joven espera perder su virginidad. Los chicos tendrán que superar su incesante rivalidad si quieren salvar el día después de que una pelea haga que las cosas se salgan de madre.

Los barrios de Lima serán testigos del reluctante aprendizaje de los dos hermanos: convertirse en hombre puede ser muy duro bajo la estrellada noche peruana.

Espero que sepáis perdonar este capricho personal, puesto que hablaros de La Navaja de Don Juan implica alejarme casi totalmente del género terrorífico para satisfacer mi amor por Perú, y más en concreto su capital, Lima. Este cariño nace por parte de mi familia, y es que puedo presumir de contar con familiares peruanos que jugaron un importante papel en el desarrollo de Lima… aunque eso sea una película en sí misma.

De pequeño siempre me fascinaron las historias sobre la capital: cuentos de hombría y tremendos sinsabores que marcan el carácter de un pueblo orgulloso como pocos. Las salidas nocturnas de los limeños están cargadas de anécdotas donde el alcohol, la música, el sexo y las armas blancas interpretan los papeles protagonistas de dramas humanos, que reconozco también aportaron su granito de arena a la hora de convertirme en un aficionado al terror. Y es que convertirse en un hombre en Lima puede ser tan duro, o más, que cualquier otra experiencia traumática próxima al “psychothriller”. La realidad aterra más que cualquier obra de ficción, incluso salir a comprar puede ser una odisea en Lima, así que imaginaros perder la virginidad…

Hete aquí que, vagabundeando por la red, encuentro que el director de la esperada Pretty Dead, Benjamin Wilkins, ha producido una cinta peruana que recoge y asimila el tipo de locas historias que me fascinaban de pequeño. Por lo visto tal y como se las contaban al director y guionista, Tom Sánchez, su propio tío y abuelo. También ha podido completarse La Navaja de Don Juan gracias a lo recaudado mediante donativos anónimos de Internet (la pre-producción comenzó en 2010). Siguiendo el reciente modelo de negocio de otras producciones actuales, parece que la micro financiación se muestra como uno de los métodos más directos para que una cinta ”undergorund” llegue a estrenarse. Y si no fijaos en el que parece será uno de los nuevos pelotazos independientes del fantástico moderno: Iron Sky, sacado adelante por la comunidad de aficionados.

Otro tema aparte serían los resultados finales que disfrutaremos cuando sus productores vayan cerrando acuerdos con distribuidoras – en Perú está confirmado su estreno en salas comerciales –. En el caso que nos ocupa, la calidad de La navaja parece a prueba de balas. Aunque se trate de un trabajo humilde, su creado debuta con aplastante técnica, adquirida tras experimentar las distintas facetas de la creación de cortometrajes. Pese a que sus jóvenes protagonistas no sean actores reconocidos en el panorama internacional (siempre copado de ”Brades Pittes” y “Julias Roberts”), muestran una naturalidad (¿nacida de sus propias experiencias?) que hará las delicias de los amantes del buen cine. Otro factor por agradecer sería la mirada inocente y positiva que Tom asegura incluir en su cinta, y es que la comedia no se deja de lado, para aligerar un contenido que de otra forma se haría pesado por su alta dosis de dramatismo.

Reitero mis disculpas por haberme dado el gustazo de hablaros un poquito de una producción que vuelve a poner de manifiesto los continuos esfuerzos que Latinoamérica realiza para copar el mercado cinematográfico de buenas propuestas y quien sabe… puede que la próxima obra limeña de la que hablemos sea un taquillazo dentro del género terrorífico… quien sabe, quien sabe.