Mi particular trilogia Zombie

"Cell", de Stephen King

En la contraportada del libro, Stephen King dedica "Cell" a los maestros George A. Romero y Richard Matheson (autor de "Soy Leyenda").
Y en las primeras páginas del mismo lo deja muy claro: el maestro King se sumerge de lleno en el corazón de la mitología zombie. Una gran noticia, ¿o quizás no tanto?

La trama es sencilla: un 1 de octubre, a las 15:03 horas, los teléfonos móviles de todo el mundo envían una señal (pulso) que convierte a sus receptores en brutales asesinos sin voluntad propia (en realidad, en la novela nunca se menciona que sean zombies. No se sabe si el pulso telefónico provoca la muerte y, posteriormente, la resurección de los afectados).

El inicio de la novela es brutal, sencillamente magistral. En los primeros compases del primer capítulo, estalla en la cara del lector -sin previo aviso- una situación de violencia extrema e inexplicable que sumerge a la especie humana en un nuevo marco apocalíptico del que difícilmente saldrá con vida.
Como en la mejor tradición del nuevo zombie, las causas que convierten al hombre en un animal sediento de sangre nunca son aclaradas. No hay explicación posible. La humanidad ha llegado a su fin, y el pulso telefónico no es más que un anecdótico catalizador de la catástrofe.

Tras su cruel e hiperviolento arranque, King convierte "Cell" en una odisea de supervivencia que repasa lo mejor y lo peor de la literatura del gran maestro.
Entre los aciertos, la magnífica descripción de los personajes, con los cuales, y pese a encontrarse en una situación desesperada y caótica, podemos llegar a identificarnos con suma facilidad. Sus miedos y sus temores son también los nuestros. Es algo que siempre ha identificado a King: la capacidad de trasladar la cotidianidad del comportamiento humano a su particular universo de horror.

El ritmo también es correcto. La tensión se mantiene durante prácticamente todo el relato, y se adereza con esporádicos fogonazos de violencia perfectamente dosificados.

Entre los inconvenientes, la manía de King de introducir elementos, a mi gusto, demasiado "paranormales". Y me refiero al personaje del chico de la sudadera roja de Harvard, capaz de establecer un contacto mental con los afectados por el pulso y liderar una especie de movimiento zombie cuyo objetivo final no queda demasiado claro.
Tampoco el final de la novela, demasiado abierto y confuso, deja un buen sabor de boca.

Pese a ello, y sin ser una de las mejores obras de Stephen King, "Cell" acaba siendo una lectura fácil y agradecida, gracias a unos personajes sólidos y coherentes en sus actos, y a una trama que no decae en ningún momento.

"Apocalipsis Z", de Manuel Loureiro

Un virus mortal, que convierte a los afectados en hambrientos zombies, se origina en la república soviética de Daguestán.
El virus se expande con rapidez por toda Europa y no tarda en llegar a España. Un joven abogado gallego nos cuenta, en primera persona -a través de su diario-, su particular travesía de supervivencia a través de un nuevo orden mundial sometido al horror de la supremacía zombie.

“Apocalipsis Zombie” nació con formato de weblog de la mano de su autor Manuel Loureiro, a finales de 2005. Lo que tenía que ser un relato corto de zombies, acabó convirtiéndose en una entrega por capítulos de lo que, finalmente, se publicaría, en formato de novela, bajo el nombre definitivo de “Apocalipsis Z”.

De nuevo pisamos terreno conocido. Loureiro nos introduce en un mundo en el que nuestro protagonista intenta sobrevivir bajo la mortal amenaza provocada por el levantamiento de los muertos, quienes retornan a la vida haciendo gala, nuevamente, de un insaciable apetito de carne humana.

El autor lleva a cabo un loable esfuerzo por hacer que la enésima historia de apocalipsis zombie resulte lo más realista posible y cercana para el lector. Y acaba consiguiendo su objetivo con creces.
Ciertamente, a ello contribuye la localización de la historia. El hecho de que la acción ocurra en el interior de nuestras fronteras ayuda a reconocer y asimilar toda la información que se nos va facilitando: medios de comunicación (telecinco), productos cotidianos, lugares que conocemos (aeropuerto de barcelona), incluso algún que otro personaje famoso de nuestra sociedad. La descripción local que Loureiro nos proporciona, durante los primeros capítulos del libro (a la postre, los mejores de la novela), de la propagación del virus zombie, nos ayuda a penetrar rápidamente en una historia y unos personajes con los que acabamos identificándonos sin demasiados esfuerzos.

También es magnífica la descripción del improvisado manual de supervivencia que el joven abogado protagonista deberá ir construyendo, día a día, para lograr su principal objetivo: el de seguir vivo una nueva jornada.

“Apocalipsis Z” acaba siendo una enorme y gratificante sorpresa; superior, en muchos aspectos, al “Cell” de Stephen King. Una novela repleta de momentos impactantes y estremecedores, que giran siempre bajo el denominador común del realismo y que incluso se atreve con un final abierto que nos anuncia la publicación de una continuación que llevará por título, “Apocalipsis Zombie: Los días oscuros”.

"Guerra Mundial Z", de Max Brooks

Y para finalizar mi particular trilogía zombie, una auténtica obra maestra que no debería faltar en la biblioteca de cualquier buen aficionado al género –y también en la de aquellos que jamás se han interesado por el fenómeno zombie-.
Me refiero a “Guerra Mundial Z”, la portentosa novela escrita por Max Brooks en la que el mismo autor recopila el material obtenido durante las entrevistas realizadas a diversos testimonios que tomaron parte en la denominada Guerra Mundial Z. El resultado final de las entrevistas se añadirá al actual Informe de la Comisión de Postguerra de Naciones Unidas, con el fin de dotarlo de cierto “factor humano”.

Bajo una premisa que en términos cinematográficos catalogaríamos de falso documental, Max Brooks cimienta la obra cumbre y definitiva del cataclismo zombie. Un entrelazado de historias hiperrealistas que indagan en el interior de las almas de los entrevistados –auténticos protagonistas, a la postre, de la novela- para descubrirnos el espíritu de sacrificio, el valor, y el institnto último de supervivencia, de una raza humana condenada al exterminio.

Brooks, a través de los datos que se desprenden de las entrevistas, es extraordinariamente minucioso en la descripción de los detalles políticos, económicos, militares y sociológicos que envuelven un conflicto de alcance mundial. La sensación de realidad que logra transmitir es absoluta. Es increiblemente sencillo entrar en el mundo descrito por “Guerra Mundial Z” y tener la absoluta certeza de que todos los hechos relatados en el informe son, necesariamente, verídicos.

La descripción de los personajes es magistral. Sus temores, sus miedos, sus reacciones, el valor o la cobardía que demuestran en situaciones límites… un compendio de reacciones humanas que rezuman autenticidad por los cuatro costados.

Hasta tal punto cobra relevancia la inmensa humanidad de quienes relatan cada uno de los distintos pasajes de esta guerra mundial zombie que, durante ciertos pasajes de la novela, la presencia de los muertos vivientes acaba siendo puramente anecdótica.

Pero todo cambia cuando la acción se traslada al campo de batalla. Es entonces cuando el zombie cobra su merecido y esperado protagonismo. Max Brooks nos introduce de lleno en la crueldad y sadismo de una guerra desigual, en la que el hombre deberá superar las carencias organizativas y tecnológicas provocadas por un enemigo del que desconoce prácticamente todo y que se encuentra cerca de desencadenar el fin de la civilización tal y como hoy la conocemos.

Lo dicho, “Guerra Mundial Z” es una auténtica joya, una obra maestra sin paliativos que nadie (aficionado o no al género de terror) debería perderse.