El Camino de la Cabra

Hoy tengo el honor de presentaros una nueva "Joya Oscura" de esas que, sin duda, logran elevar considerablemente el nivel de este modesto blog.
Korvec, un buen amigo de Almas Oscuras, nos presenta su obra "El Camino de la Cabra", cuya narración nos sumerge en las caóticas aventuras de un grupo de desequilibrados personajes en medio de un apocalíptico mundo abocado a su inminente destrucción a causa de una terrible epidemia de orígen desconocido.
Recién autoeditado el segundo volúmen, el mismo Korvec nos habla de los orígenes y el desarrollo de su personal obra. Si deseais más información sobre "El Camino de la Cabra" no olvideis pasaros por el estupendo blog de Korvec: The Korvec Files.
Por mi parte sólo me queda agradecerle sinceramente a Korvec su aportación y desear que os guste "El camino de la Cabra" tanto como a mí.

El nacimiento de "El camino de la Cabra", fue fruto de una conversación, frente a unas máquinas expendedoras, concretamente frente a la máquina de la coca-cola (aunque yo estaba tomándome un café). Un colega me estaba hablando sobre la próxima publicación de "AZ" (Apocalipsis Zombie) de Manuel Loureiro.

El caso, es que él estaba mosqueado porque por aquel entonces, decía que se había dejado la historia sin terminar por la próxima edición del libro (que efectivamente fue editado por Dolmen) a la que estaba enganchadísimo, pues para él, era lo mejor y más realista que había leído en ese sentido. Yo le dije que también había estado enganchado una temporada, pero que al final le encontré los mismos errores que a las películas: el ejército se ve superado por un montón de cadáveres sin mente, mientras que un superviviente sin ninguna habilidad especial se las apaña para sobrevivir. Aparte, la historia tardaba quizás demasiado en arrancar, con un ritmo que en ocasiones, se me hacía algo lento. De allí se paso al típico reto de porque no lo intentaba yo si tan fácil me parecía, del reto se pasó a una apuesta… y bueno. Como tenía tiempo y no me parecía tan complicado, decidí aceptar el reto (y de paso, ganarme unas cuantas latas de coca-cola).
Así la historia empezó en el foro de Tumba Abierta, que era el que más frecuentaba en aquella época.

A la hora de "diseñar" lo que iba a ser la historia, tenía una serie de cosas muy claras, sobre lo que quería conseguir. Así lo primero, fue decidir que en ningún caso, se trataría del típico diario de un superviviente y que el ritmo sería frenético. Así decidí probar a escribir en primera persona y en tiempo real. Lo segundo, sería el diseño del protagonista, ya que su punto de vista, sería "la ventana" a través de la que nosotros veríamos ese mundo y de los personajes secundarios, ya que soy de los que piensan, que incluso una historia normalita, en ocasiones puede sustentarse con unos personajes interesantes, así se me ocurrió una fusión de varios elementos, empezando por el protagonista, en lugar del típico superviviente asustado y superado, sería algo más cercano a un héroe de acción ochentero. No quería que el resultado fuera un John Rambo, pero si algo próximo a los personajes que interpretaba el actor Bruce Willis, en películas como "La Jungla de Cristal" y que a ser posible, no se pareciera a ningún personaje reconocible, así se me ocurrió, la idea de que fuera un enfermo mental, lo que me daría la posibilidad de rodearle, de personajes tan pasados de rosca como él mismo. Así, en la ambientación, pueden encontrarse fácilmente elementos y todo tipo de homenajes algunos más velados que otros, a géneros como el western.

En el momento de empezar a escribir, me comprometí a un ritmo mínimo de un capítulo semanal y a una extensión de 50 capítulos, un ritmo que puede ser agotador, pero como la historia gozo de cierta popularidad y incluso algunos amigos como el hábil dibujante Sombra (Raúl Orte), empezaron apoyarla con sus dibujos e ilustraciones, el capítulo 50 llegó con mayor rapidez de lo que pensaba.

Terminada la primera parte, los seguidores de la historia pidieron más, así que la continué empezando una segunda tanda de 50 capítulos, con la idea de pulir algunas cosas que pensé eran bastante mejorables en su primera parte.

Así, durante esa segunda parte, conferí mayor protagonismo a algunos personajes secundarios, di más peso a algunos elementos de la trama que apenas se dejaban entrever fugazmente en la parte anterior y intenté que la historia ganara aún más en oscuridad, siendo el final de esta segunda parte, quizás el punto álgido de la historia.

Después de terminar esa segunda tanda de capítulos, que fueron bastante más largos que los de la primera parte al no estar ya limitados a un ritmo determinado, mi idea era dejar unos meses de descanso, antes de concluir la historia con una tercera y última parte que también se compondría de 50 capítulos y que concluiría de modo definitivo la historia. Pero como los seguidores, la reclamaron, la empecé casi de inmediato y como ocurrió con las otras dos partes anteriores, estuvo terminada mucho antes de lo que tenía previsto.

Una vez terminada, mi novia, que todo sea dicho, no era seguidora de la historia, me preguntó porque no la editaba. Medio en serio medio en broma, empecé a buscar en Internet información sobre el tema y vi que aunque no era barato, tampoco era un proceso tan caro como yo suponía, así que después de sondear a los aficionados, para ver cuantos podían estar interesados, en pagar por un libro que ya habían leído en formato digital, me sorprendió ver que el número era lo bastante alto, como para sobrepasar la tirada mínima (que en este caso era de 25 ejemplares).

Así llegó por fin hasta mis manos "El Camino de la Cabra (Secuestrados para la gloria)", que me sirvió como "conejillo de indias" y pude hacer algo de autocríÍica. Para empezar, el aspecto con el que menos contento quedé, fue con el ortográfico. Como en la editorial me pedían el texto en formato PDF, un formato con el que no estaba acostumbrado a trabajar, tuve que apañármelas para montarlo y añadir ilustraciones y el corrector ortográfico que le pasé me jugo varias malas pasadas, como un echo (de echar) al que le quité la “h” y se la quitó también a los hecho del verbo hacer, acentuación de pronombres… un desastre. La confección de la portada fue otra aventura, ya que yo confeccioné una bastante espartana y el mismo día en el que envié el texto, un amigo me hizo llegar el que es el modelo actual. Por suerte conseguí contactar a tiempo con la editorial y gestionar ese cambio.

Para la segunda parte, Sombra se dedicó a entintar las ilustraciones, lo que mejoraba su aspecto, yo intenté cuidar más la ortografía (con la ayuda de mi novia en lugar del corrector ortográfico que tan mal resultado me dio).

Al ser los capítulos de la segunda parte mucho más extensos que los de la primera, para evitar que se disparara la extensión del libro, me vi obligado a reducir el tamaño de la letra y minimizar las ilustraciones (me quedé con las mejores), aunque aún y así, el número de páginas fue superior al de la parte anterior.
El resultado, fue mejor que el la primera parte y ahora, andamos implicados con la tercera y última parte, que si todo sigue su curso, debería poder autoeditar para mediados de junio.