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The Granny

La Abuelita del Infierno

The Granny

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La abuelita vive con su nieta bastarda Nelly, la única capaz de aguantarla. Es una anciana de armas tomar que no piensa dejarle nada a los chupópteros y aprovechados de sus hijos, los cuales dedican su tiempo libre a idear un plan para acabar con la vieja. Cuando esta olla a presión de envidias, avaricia y odio está a punto de estallar, un místico se cruza con la abuelita para ofrecerle la inmortalidad. Pero todo tiene un precio, un coste de sangre y dolor que la familia recibirá como única herencia.

Con The Granny nos encontramos de bruces con la síntesis de todos los conceptos casposos que caracterizaron a ciertas producciones de los noventas directas a vídeo club. A saber: malas actuaciones, diálogos reducidos al absurdo, una importante dosis de estética de vídeo casero, personajes unicelulares, tendencia a la comedia, algo de sexo gratuito e ingentes cantidades de efectos especiales artesanos tendentes al gore, etcétera. Bienvenidos a 1995…

Adicionalmente cabe destacar que este crisol casposo que es The Granny no es un producto nacido del azar. Como principal promotor del proyecto encontramos a Luca Bercovici, que es ni más ni menos que el creador de los simpáticos y cabrones Ghoulies (1985). Este actor, director, guionista – y quien sabe que más profesiones – puede presumir de una carrera abiertamente underground donde casi ha tocado cada palo, cada género distinto. Sin embargo, es en la serie B donde consigue sus mayores éxitos, siendo Ghoulies su película estrella, luego ofreció al mundo la descacharrante Rockula (1990), donde un vampiro adolescente buscaba perder la virginidad (¿?). The Granny fue parida tras un importante tropiezo llamado Dark Tide (1994), que venía a ser una aburrida mezcla de thriller sexual y monstruos marinos, representados estos por anguilas venenosas. Parece que Bercovici se puso las pilas y quiso volver a la serie B más infecta donde al menos se divertía como un enano. Así nace una película cuya única intención es divertir y ofender a partes iguales, aunque para ello no hubiese medios, buenos actores o siquiera tiempo para preparar un guión en condiciones.

El escenario no podría ser más tópico: una casa victoriana de baratillo – es verla e irremediablemente nos vienen a la cabeza docenas de títulos anteriores –, unos cuantos personajes intrascendentes y un ser diabólico que quiera cargarse a esos personajes mediante una inacabable sucesión de chistes malos. ¡Freddy Krueger, cuanto daño hiciste! De hecho, dos aspectos visuales destacan de The Granny, esa textura cromática propia de series de la época (Xena, Misterio para tres) y un sentido de la imagen correspondiente a la década de los ochenta. Algo que imagino heredado de los días de formación de Bercovici junto al gran Charles Band.

Más allá de estas premisas, ¿qué podemos encontrar en The Granny? Pues una película de fácil y bajo consumo. Cualquier excusa es buena para echarse unas risas gracias a las barbaridades que van desfilando por pantalla. Digamos que estas barbaridades pertenecen a dos clases:

A.- Las inherentes a una producción barata destinada a las estanterías más polvorientas de los ya extintos vídeo clubes.

B.- Las propias de un splatter cómico todavía por descubrir más en profundidad.

De acuerdo, parece que esté hablando de La Noche de los Demonios o similares y la verdad que así es. No existe análisis profundo que realizar sobre The Granny, sigue la misma línea de estilo que otras películas de serie B marcaron antes. Pero también es cierto que posee algo especial que la hace única y de obligado visionado para los buscadores de cine basura. Arrancándole su primera capa de patetismo, ignorando los garrafales fallos de racord y unas actuaciones insostenibles, hallamos un tesoro oscuro de puro gamberrismo e incluso escenas que, con algo más de difusión, podrían pasar a la historia del cine de terror underground.

The Granny esconde tras un argumento y razonamientos absurdos, una oda a la mala fe en las familias, a los entresijos dementes que esconden incesto, necrofilia, violencia de género, abuso de poder… Todo presentado con una trama pseudo demoníaca como sustento, que mezcla algo de vampirismo con la abuela satánica más cutre y divertida de las pocas películas que ponen a la tercera edad en el rol del malvado. Olvidaos de Abuela Rabiosas o El Día de la Madre de Kaufman, The Granny guarda mucho más en la chistera. Solo un par de escenas ya justifican el visionado de esta película: el regreso del patriarca de la familia y la cena familiar; momentos que bien podrían haber sido robados de La Matanza de Texas 2.

Por si fuera poco, el elenco también nos depara alguna sorpresa agradable y otra muestra más de que la sal gorda es la principal fuente de sabor de este plato.

Como estrellas principales de la función encontramos a Stella Stevens y a Shannon Whirry. La primera encarna a la abuelita, como podréis imaginar su edad no corresponde ni de lejos con la de su personaje que, poco más o menos, nos dan a entender que roza el centenar de años. Esta actriz no es muy conocida por España, pero su currículo la avala de igual forma que su interpretación de la abuelita de marras. Todo un recital de histrionismos y muecas para una actriz que ha trabajado en casi cualquier serie clásica que podáis imaginar (Vacaciones en el Mar, Se ha escrito un Crimen, Juzgado de Guadia…). En segunda instancia tenemos a la Whirry, exuberante pelirroja cuyos trabajos se reducen a los thrillers intrascendentes o, más interesante, a películas eróticas de poca carnaza pero de elegante trazo. Una asidua en las páginas del Playboy de principios de los noventa que aquí interpreta a una de las nietas “tontitas” de la abuela que luego de revela como una luchadora infatigable del mal y de tremendas curvas. Pero no esperéis desnudos por su parte, esa labor es reservada a Heather Elizabeth Parkhurst, una estrella del pecho sintético que nunca ha salido de papeles secundarios de pechugona en distintas series de televisión.
Finalmente, el propio Bercovici se reserva un papel bastante importante como guaperas inmortal que va de casa en casa ofreciendo la inmortalidad – y sus posibles daños colaterales – como si de un tele predicador a domicilio se tratase. Detalle que demuestra a las claras que podemos esperar de The Granny: una escena más tonta que la anterior y, entre medias, chicas guapas o látex ensangrentado.

Así pues, amantes de la caspa no os podéis perder esta película. Por tener tiene hasta el típico adolescente imbécil que nos hará invocar repetidamente a Herodes. De la comedia negra al splatter más bruto, The Granny no engaña a nadie aunque se hunda a veces en su propia condición de subproducto. Así, hay tal profusión de diálogos malos o de ideas peregrinas que al final su realización hasta pierde la gracia de forma puntual. No obstante aquellos de vosotros que no tengáis prejuicios a propuestas gamberras, encontraréis una de esas gemas oscuras que no han tenido excesiva difusión y se merece estar muy alto en las listas de éxitos de la serie B noventera. ¿Podría ser menos una cinta cuyo co-guionista Sam Bernard (Warlock el Brujo), tiene nombre de raza canina?

Lo mejor: La lograda obsesión de su director por crear una película obscena con gran capacidad para el entretenimiento barato.

Lo peor: El exceso de diálogos y actuaciones lamentables. Hasta la caspa un límite.


Vuestros comentarios

1. 29 abr 2012, 18:08 | MASP

Qué va, qué va! La caspa no tiene límites amigo mío! Algún día prometo hacer la caspa crítica de “Musarañas Asesinas”!!

La simple mención de “Los Ghoulies” (esa escena saliendo de la taza del baño…) ya me ha conmovido.

Y lo del primer fotograma es amor y lo demás son tonterías, amén de ese “homenaje” a “Re-Animator” con la cabeza en bandeja de ensaladera. Por cierto, lo que la abuelilla sostiene en la mano en el último fotograma es lo que creo que es? O mi perturbación onanista me está jugando una mala pasada?

Saludos!

2. 30 abr 2012, 11:26 | Bob Rock

MASP.- Selo, selo… efectivamente The Granny se pone en la piel de Santo Tomás y mete el dedito en la llaga de la caspa para luego olisquearlo y chuparlo con deleite. Expone sin paliativos las miserias y las virtudes del estilo de cine que miraba goloso las estanterías del vídeo club.

Es decir, entre amor necrofílico, chistes firmados por LaVey y Crowley pasados de absenta, castraciones flamencas, wrestling infantil, pechos danzarines, canibalismo familiar y demás; encontramos diálogos que se retuercen y transforman en parodia de las parodias del Dúo Sacapuntas, caras de incredulidad entre la parroquia actoral, planos que transmiten menos que el retrato de un político…

Todo en un práctico supositorio de hora y veinte minutos. ¿Os apuntáis al copago con esta medicina?

Un abrazo!

3. 03 may 2012, 20:14 | kipon

Que ganas de verla! No la encuentro por ningún lado con subtítulos… ¿Hay algún alma caritativa?

4. 25 abr 2019, 13:17 | DISCO QUEBRADO

la escena que mas me hizo reir cuando vi the granny fue la de la chica luciendo frente al espejo cierta prenda de vestir (no se la pierdan) tambien la cena, el posterior encuentro de la abuelita con… (no voy a decir quien es), la pechugona que nombra bob (la pelirroja protagonista tambien esta buena) y cualquier cosa que diga y haga la abuelita del titulo ¡es igual (en comportamiento) a freddy krugger!

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