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The Theatre Bizarre

Al final de la función, abucheo

The Theatre Bizarre

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The Theatre Bizarre es una antología de cortometrajes de terror de nuevo cuño. Sin despreciar las tendencias más clásicas, la cinta que hoy nos ocupa se quiere sumar en impacto a las antologías clásicas de toda la vida (Creepshow, Más allá de los limites, etcétera), al menos eso se colige por la importancia de los nombres que aglutina entre sus casi dos horas de duración.

No obstante, el discurso, la estética se esfuerza por ser lo más moderna posible. Y la primera clave de esta modernidad sería la utilización de una sexualidad disfuncional como leitmotiv argumental de casi todas las historias; algo similar a lo que ya intentara recientemente la fallida Little Deaths. Así tenemos seis breves paisajes no interrelacionados entre sí, más el segmento uniendo de forma solo narrativa al resto, que navegan entre la decadencia del siglo XXI y las ideas más básicas del terror sexual. Todo con un titánico esfuerzo en lo que a la faceta estética se refiere, especialmente habida cuenta de su declarada independencia. La pega más inmediata sería la escasa profundidad otorgada a los guiones de cada cortometraje. Soy consciente que en fragmentos de más o menos quince minutos es complicado encontrar una dimensión interesante para cualquier argumento, pero entonces es cuando los escritores tienen que proponerse un esfuerzo serio en cuanto al “concepto”. Y los conceptos de las historias que hoy nos ocupan son bastante peregrinos, incluso insulsos.

¿El resultado final? Una coproducción entre Estados Unidos, Francia y Canadá que sufre de tremendos desequilibrios entre sus partes y cuyas sensaciones son las propias de una burbuja bella pero frágil. Las historias se han dejado de lado con una frialdad que pone en seria duda la profesionalidad de sus autores, más bien estamos ante la sala de un museo repleta de cuadros macabros, pero sin la información necesaria para procesarlos, siquiera saber si nos han gustado. Quizás un importante hándicap haya sido la compresión de los segmentos, demasiado cortos para mi gusto y, lo peor, sin saber buscar provecho del golpe que un breve corto figurativo puede provocar al espectador – solo encontraremos un cortometraje que ha sabido explorar esta faceta –. Pongámonos con las manos en la masa y pasemos a ver los diferentes actos de la obra que se celebra en este siniestro teatro.

Theatre Bizarre (50/100)

Enola Penny vive obsesionada con un viejo teatro que aun se levanta al otro lado de la calle. Una noche ve luces en el amenazante local y su curiosidad puede con la prudencia. Silenciosa, inmóvil sobre su butaca será testigo de excepción de las seis extrañas historias que unos muñecos de papel maché irán desgranando, bajo la batuta de un inquietante maestro de ceremonias: Peg Poett.

Este segmento es el que sirve de presentación para los otros seis y así ejercer de leve nexo de unión – aunque las historias son completamente independientes –. Sin ser una maravilla se demuestra funcional aunque no exista una historia real detrás de las preciosistas imágenes de ese teatro misterioso y sugerente. Además los declamados que el muñeco presentador suelta son bastante crípticos y de poco valor. Dicho maestro de ceremonias está interpretado por un clásico: Udo Kier (Blade, Mi Idaho Privado…). Con un acento alemán que tira para atrás se convierte en el centro de nuestra atención pese a quedar su presencia en mera anécdota; vamos, que cualquier otro actor podría haber hecho lo mismo. Ojalá su director, Jeremy Kasten (Remake de The Wizard of Gore), hubiese tenido un guion más interesante que tratar. A diferencia de Truco o Trato, ejemplo de coherencia argumental, la gracia que tiene un segmento de unión cuando converge con el resto de los cuentos narrados, aquí no existe por ningún lado. Como resultado, por mucho que sea atractivo atmosféricamente hablando, unas escenas muy intrascendentes y poco entretenidas.

The Mother of Toads (50/100)

Una pareja de vacaciones conoce a una vieja bruja a la que compran unos abalorios. Más tarde, el novio acude a la cabaña de la bruja para descubrir los misterios del Necronomicón y el sexo primigenio.

Richard Stanley, el marginado director de una película que creo mucho culto allá por principios de los noventa (Hardware), escribe y rueda una típica historia lovecraftiana que toma elementos de los escritos del maestro de Providence como generadores de ambientación. Un detalle simpático que no acaba de cuajar debido a que los personajes principales están demasiados desdibujados. Un segmento que necesitaba de algo más de duración para alcanzar al espectador y que, más allá de la ambientación pantanosa, poco terror causa mientras anda perdido en su particular muestrario de ranas, ranas, ranas y su afectuosa “mami”. Como bruja podemos disfrutar de Catriona MacColl: una actriz icónica, aunque no muy conocida, que ha participado en obras de la categoría de The Beyond (1980) o Aquella casa al lado del cementerio (1981). La verdad que esperaba bastante más de Richard Stanley, sobre todo por su colaboración visual en décadas pasadas con el gran grupo gótico Fields of The Nephilim. Creía que una historia inspirada en Lovecraft iba como anillo al dedo para un cineasta que no acaba de encontrar un estilo más personal. Sosa.

I love You (25/100)

Berlín. Un hombre despierta con una herida y no recuerda su procedencia. Su mente se niega a recordar la reciente visita de su esposa. Una mujer con la que hace tiempo que se apagó el amor. Entre rencores y malas vibraciones, la verdad se mostrará sangrientamente explicita.

Esta vez contamos tras las cámaras y script a Buddy Giovinazzo, que saltó brevemente a la fama por su polémica Combat Shock. Curioso corte que no lleva a ningún lado y cuesta encontrarle una mínima razón para existir. Fijaos en un ejemplo: el segmento está rodado en Berlín, ¿y? Pues nada, sobre todo cuando todo su desarrollo transcurre en un apartamento cualquiera. Una historia aburrida donde los diálogos se tornan desesperantes. Estos, haciendo uso de provocación de todo a cien (“Tu vagina y mi pene estaban condenados a no entenderse”), se vuelven en su propia contra, llegando a provocar más bien la risa tonta. En el papel protagonista podemos encontrar al reputado actor alemán – cuyo extremo acento impide disfrutar de sus frases – André Hennicke (El Hundimiento, Pandorum. Dejando a un lado estas anécdotas, una historia de factura impecable pero tan apática como predecible.

Wet Dreams (40/100)

Un joven sufre de constantes pesadillas donde la castración y la frustración sexual campan a sus anchas. Insatisfecho con su vida, a pesar de contar con una hermosa novia, acude a un jocoso psiquiatra cuya ayuda puede ser más nociva que beneficiosa.

El famoso y encantador Tom Savini dirige y se reserva un papel importante en un segmento con divertidos efectos especiales, pero con una historia a la par que boba, mal contada. Algo que sorprende levemente cuando conocemos que su redactor fue John Esposito. Este marido pequeñito tiene en su haber un par de guiones increíblemente eficaces para un servidor: La Fosa Común y el capítulo de Masters of Horror Right to Die; además de haber cobrado cierta relevancia en la actualidad por sus adaptaciones para la serie The Walking Dead. La verdad que el juego onírico desfasado que nos propone esta mal contado, mal editado y mal rodado. Lo único que resulta interesante es ver en acción de nuevo a nuestro querido ”Sex Machine” y los diferentes efectos especiales macabros que entre lo gracioso y lo cruel aportan algo de carne a la función. Parece mentira que este buen hombre dirigiese un remake de La Noche de los Muertos Vivientes (1990) casi superior – estoy dispuesto a recibir vuestros insultos por sacrílego – que la original.

The Accident (80/100)

Tras encontrarse con un accidente mortal en una carretera secundaria, una madre reflexiona con su pequeña hija sobre la muerte. Realidad y divagación metafísica.

Es curioso que el único segmento que no posee ninguna referencia sexual, perversa o morbosa – ni siquiera se trata de una historia terrorífica, nada más lejos del género – sea el mejor con diferencia. Ya no por las actuaciones, que no existen dado su carácter reflexivo, ni siquiera por el acongojante reno que reclama la atención del espectador (un animatrónico que devuelve inmediatamente la fe en estas “marionetas” para uso en efectos especiales). No, The Accident te subyuga por su cadencia aceitosa, y su capacidad para alcanzar la sensibilidad sin traspasar sus limites y acabar siendo una gazmoñería. El responsable, tanto del guion como tras las cámaras, es Douglas Buck, director de la pasable Family Portraits (2003). Digna de alabar la melancolía capaz de transmitir, incluso superando las reticencias de un servidor, que deseaba ver terror antes que filosofía necrológica. Una fotografía y bandas sonoras de altos vuelos ayudan a ponernos en situación y consiguen que mantengamos el interés por una serie de cortos, que de otro modo ya habríamos perdido a estas alturas. Una joya que no tiene mucha cabida junto a sus otras hermanas. Verla a corazón abierto porque sus profundas reflexiones sacarán al humano que todos lleváis dentro.

Vision Stains (55/100)

Existen drogadictos muy especiales. La mujer que protagoniza esta historia extrae de los ojos de moribundos, principalmente los que ella asesina, una líquido que inyectado en su propio globo ocular le permite vivir la vida de la persona que murió y posteriormente almacenar dicha información en sus diarios. Su degeneración solo llega a detenerse cuando se inyecta la sustancia que ha obtenido de un no-nato.

Lo realmente bizarro empieza a tomar con Vision Stains cotas sugerentes, aunque por desgracia igual de vacías en desarrollo. Sin lugar a dudas, estamos ante una idea seductora que, aun con sabor a otros argumentos, guarda elementos genuinamente originales. No obstante, Kaniehtiio Horn – una asidua a la serie z norteamericana y a papeles secundarios – encarna a un personaje, “la escritora”, que se me antoja con muy poco carisma y, a lo sumo, propenso a generar excesiva antipatía. Sin lugar a dudas, las estrellas de la función son los primeros planos de agujas penetrando globos oculares; más allá de este efectismo la idea base se queda en un mero pasatiempo, donde el destino de nuestra protagonista importa más bien poco. La conclusión del segmento también deja bastante que desear: una paja mental poco imaginativa. Algo decepcionante, pese a unos valores técnicos de sobrada potencia, el trabajo del director de fotografía de la genial Hobo with a Shotgun. Karim Hussain demuestra un buen dominio de la técnica, pero luce muy verde a la hora de desarrollar una historia más atrapante. Otro segmento anecdótico.

Sweets (60/100)

La gula, el deseo, comer, follar, la sumisión, el desafío. Todo es uno cuando Greg intenta retener a su novia, pero esta anda cansada de que su única afición en común sea comer. Además Greg todavía no ha probado la mayor de las delicatesen. ¡Pero tranquilos! Su novia y otros amigos le harán ampliar su rango de alimentos conocidos.

Y llegamos a la representación final, con la obrita que supongo sus responsables pensaban que era la más extraña de todas. Bien podría ser así, al menos reconozco que sí es la más morbosa y confusa. Perfectamente dividida en dos partes – y con su duración algo más aprovechada –, la primera muestra una serie de imágenes no muy coherentes sobre la obsesión por comer, y mezclar dicha práctica con el siempre divertido sexo, unidas a la conversación que mantiene Greg con su pareja. El pequeño impacto que nos provoca esta mitad viene dado por el rumbo decididamente cómico que toman los diálogos. Se trata además de un humor intencionado, que funciona dentro de lo absurdo. Por lo tanto, seguimos sin tener una línea narrativa clara: demasiados sinsentidos – aunque muy coloristas y luminosos – que desembocan en una segunda mitad mucho más gore y rocambolesca. Una vez concluido el segmento, vemos que el tiempo se nos ha pasado volado pero es como si no hubiésemos visto nada. A destacar dicha escena final, muy “arty” y el trabajo de los actores principales: Linsday Goranson y Guilford Adams; especialmente este último destaca por su vis cómica y cara de memo. Tras los mandos el director de la repudiable Plague Town: David Gregory, un documentalista incansable que ha desarrollado buenas ideas estéticas, pero es incapaz de mantener buen pulso filmando.

Resumiendo…

El telón desciende y nos quedamos con un sabor agridulce. Por un lado se agradece sinceramente el esfuerzo de todos los directores, actores y técnicos; también la intención de realizar una antología de verdad, como dios manda. Alejada de cutreces como Deadtime Stories, nos agrada visualmente sin complicarse con argumentos complejo. Pero al final, su vacuidad se hace demasiado patente castigada por un enfoque demasiado bizarro y, sin embargo, poco provocativo. Perfectamente disfrutable si la vas viendo a ratos sueltos y aplicas unas expectativas nulas. Comulgues o no con este teatro, decirte que ya se ha anunciado una segunda parte, dada la buena acogida que ha ido teniendo entre el público. Bueno, supongo que se debe más al hambre de una buena antología – uno que es muy fanático de dicho formato se lanza como un buitre sobre estos productos, independientemente de su calidad – que a los resultados finales de una producción que se queda tan solo en las maneras. Decepción

Lo mejor: Sus sanas intenciones y el intenso corte "El Accidente".

Lo peor: El escaso desarrollo e interés de la gran parte de segmentos.


Vuestros comentarios

1. 18 may 2012, 20:57 | MASP

Qué lástima de verdad. Cada vez que veo una propuesta de esta guisa que se queda en “lo que podría haber sido” tengo esa frustrante sensación futbolera de cantar gol para darte cuenta luego que la pelota ha golpeado el larguero o el poste.

Aún sí, obviamente huelga decir que no me la pierdo. Todo aquello que se salga algo de la tónica habitual será víctima de mis oscuras retinas de deseo.

Muy currada crítica Tío Bob, puntuando cada pasaje (servidor sabe por experiencia el trabajo y detalle que eso conlleva) para que luego nadie se llame a engaños.

Un Abrazo!

2. 18 may 2012, 22:57 | Puscifer

Tuve la oportunidad de verla hace una semana o así y la verdad es que a mi particularmente me gustó. No es que fuese para tirar cohetes cada una de las historias pero en términos generales salí con buena impresión y me divertí bastante. Que para lo que hay que ver a estas alturas ya es mucho decir…

Aun así es una excelente crítica, destripando cada una de las historias y poniendo sus puntos fuertes. En este sentido si estoy de acuerdo; “El Accidente” me pareció fuera de contexto pero quizás de las mejores llevadas de todas y una grata sorpresa.

¡Saludetes!

3. 18 may 2012, 23:35 | Bob Rock

Puscifer.- Pues me alegra que te haya gustado la crítica y la película, entiendo ese disfrute general pero creo que mi sensación es más agridulce. Sobre todo por esa obcecación de rodar una historia muy vacía alargada antinaturalmente y que encima no llega a aprovechar su “esencia” o “concepto”. Igual no tiene mucho que ver, pero uno de los mejores “segmentos” que he visto de estilo figurativo está dentro de la película Der Todesking de Jörg Buttgereit. Pesa a lo cateto del alemán, en su antología sobre la muerte muestra una serie de estructuras de cemento desde diferentes perspectivas, muy lentamente y a la par que vemos una lista de nombres y edades. No es hasta pasado unos minutos que nos vamos dando cuenta que se trata de unos enormes puentes filmados desde unas posiciones algo retorcidas y ambientado todo con buen gusto musical. A mi me parece una explotación fantástica de una idea pequeña. Bueno, que tampoco hace falta que todo sea tan metafórico, que me voy por las ramas… je je je.

Sí, lo del Accidente es hasta raro. Fíjate que casi hace que los dos segmentos posteriores parezcan, en comparación, peores de lo que realmente son. Seguro que la segunda está un poquito mejor ;)

Un saludo

4. 18 may 2012, 23:56 | gonzalo

En realidad el episodio MOTHER OF TOADS,no esta basado en lovecraft,sino en un cuento de mismo titulo del escritor Clark Ashton Smith,perteneciente a su ciclo de narraciones de Averoigne,Smith pertenecia al circulo de Lovecraft eso si.saludos.

5. 19 may 2012, 00:11 | Puscifer

¡Si Bob! Me gustaría que la segunda parte estuviese más “inspirada”. Adoro este tipo de cine que se compone de pequeños relatos sin conexión aparente. Que aunque hayamos tenido grandes ejemplos últimamente (“Truco o Trato”), la verdad es que desde la saga “Creepshow” no he visto nada destacable.

Has mencionado a Buttgereit :P En la época que buscaba una película más bestia que la anterior me topé con la filmografía de este señor y hay que reconocer lo que has dicho, “Der Todesking” es bastante interesante. Me dejó muy mal rollo en el cuerpo :S No estoy seguro de si volvería a ver alguna de sus cintas.

Y hablando de malos rollos. Anoche vi “Territories” de la que hicistéis un pequeño inciso hace bastante y me dejó muy mala sensación… en el buen sentido. Me gustaría que le hicieráis una reseña :D Creo a pesar de parecerse mucho mucho a una que vi hace tiempo cuyo nombre no consigo acordarme, se lo merece.

¡Saludos!

PD. ¿Podríais recomendarme alguna similar a “Red, White and Blue”? Me dejó loco.

6. 19 may 2012, 16:44 | Mr Zombie

Bien, bien. Gracias Bob, ahora me ahorro esas 2 horas de una peli que no tenia claro si ver o no, y las empleo en algo mas entretenido como ver alguna peli mas comercial, ya que cansa ver tantas cosas raras ultimamente, o finiquitar Silent Hill Downpour y sus enigmas.

Las criticas de almasoscuras a veces hasta sirven para poder elegir que hacer los fines de semana…juas juas!!…

Un saludo.

7. 13 jun 2012, 01:46 | Nanduss

Joer, y bastante buena nota le has puesto a la película, la acabo de ver y madre de Dios, menudo bodrio. Yo suspendía todas las historias menos la del accidente, (historia que además no pega con nada del film), historias aburridas, actores malísimos. Vamos lo único bueno que tiene la película es la idea, rememorar esas historias rollo Creepshow a lo “moderno”.

El análisis ya avisaba para no verla, pero me pudo la añoranza…..

8. 13 jun 2012, 16:06 | Bob Rock

Amig@s.- Esperemos que la segunda parte sea efectivamente mejor. Mi duda ahora mismo es si esa 2ª parte es la película ya anunciada The Profane Exhibit… sea como sea, The Profane Exhibit no pinta mal como antología. En mi humilde opinión creo que los autores de las antologías modernas consiguen en muy raros casos dar con el concepto ideal de un cortometraje. Mi recomendación es que se vean todas las temporadas de Historias de la Cripta XD

Un saludo

9. 03 jul 2012, 12:37 | vira

lo único bizarro de la película es la última historia,las demas no lo son nada.
parece mentira,que gente que hace cine no sepa lo que carajo es.
la primera historia es mala x 1000,la del accidente veo que a muchos os gustó,a mi también.
la de la chica que pincha en los ojos,esta muy mal desarollada.
la del novio celoso,paffff…
son historias que se basan en el hablar,y las imagenes poco impresionan….
ahora si que dejo de ver cine de terror,porque no me impresiona nada.

10. 29 ago 2019, 08:55 | bébete el semen que dejé en el freezer

lo unico bueno es cuando aparecen minas en pelotas.

todas las historias menos “the accident” estan narradas para el culo.

en la primera nunca te enterás para que carajos el tipo va a visitar a esa bruja.

en la segunda actuan tan pero tan mal los pelotudos que aparecen que solo consiguen un lindo sufrimiento para el pobre boludo (el espectador) que pose sus ojos para ver a estos dos tarados inutiles.

en la tercera un tipo sueña que le quieren cortar la verga. lo malo que el tipo tiene tal cara de imbecil y actua tan exagerado que te importa una puta mierda lo que le pase. la morochita que sale desnuda al comienzo del corto, muy linda (como ya dije arriba, los desnudos femeninos lo unico bueno de esta garcha).

la cuarta es “the accident” la unica bien contada y que se entiende pero es medio aburrida. no pasa nada bizarro ni aterrador ni nada. es solo charla, calma, relax… mmmm… nos enyogizamos, cerramos los ojos…vemos un bosque verde… cada vez mas verde… ommmm….

la quinta es de una mina que pincha ojos y tetas de otras minitas para… no se, para recordar algo de su infancia, yo que sé… (el final, boludisimo).

la sexta es una pelotudez que no pienso describir. el protagonista es un gordo tira-pedos insufrible.

una caca.

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