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Aventuras del Profesor Challenger

Cuando nada es elemental

TODO UN CABALLERO INGLÉS

Sir Arthur Ignatius Conan Doyle nace en la Escocia de 1859. De padre alcohólico y viendo su madre cómo su marido despilfarraba el sueldo en una botella sin fondo, comenzó a trabajar y decidió enviar a su hijo pequeño a la Escuela Jesuita en la que permaneció hasta los 16 años, edad en la que empezó a estudiar medicina graduándose finalmente como médico naval.

Fundó una clínica pero debido al escaso éxito de la misma comenzó a dedicar su tiempo libre a escribir historias cortas de las que nació su más famoso personaje convertido en todo un icono cultural. Efectivamente me refiero al inefable detective Sherlock Holmes. Pero no fue ni mucho menos su única obra aunque sí la más divulgada, pues también escribió la colección de relatos que ahora nos ocupan además de otros libros más extensos como La Guerra De Los Bóers.

Murió en Inglaterra en 1930, con 71 años, de un ataque al corazón.

UN AUTOR FAGOCITADO POR SU OBRA

Por mucho que mi ex se empeñe divulgar por doquier que soy un “desorientado”, lo cierto es que un hecho traumático acaecido en mi más tierna infancia y que os confesaré sin rubor alguno en próximas reseñas, me convirtió en un tipo muy observador. Es una especie de juego perverso y divertido tratar de sacar conclusiones en base a concretos indicios. Ni que decir tiene que esta extraña pero amena afición me llevó a conocer la obra del autor y a leer todo lo protagonizado por su archifamoso detective. El problema surgió cuando me percaté de que no podía identificarme con ninguno de sus protagonistas.

Yo carecía de la mente privilegiada de Holmes, de la sagacidad de Watson y del maquiavelismo de Moriarty (salvo por estos atentados narrativos que publico en forma de criminales críticas literarias). Sólo podía verme reflejado en el injustamente menospreciado Inspector Lestrade, que muy al contrario de lo que las películas nos han hecho creer, incluyendo la magnífica serie animada del genio Miyazaki, distaba mucho de ser el patán incompetente de turno, sino un tipo realmente capaz pero privado de la mente privilegiada de Holmes, por quien ostentaba un gran respeto mutuamente correspondido.

Y de este modo, con las continuadas lecturas de estas aventuras detectivescas, se comenzó a producir un extraño fenómeno inverso. En ocasiones, Sherlock me parecía demostrar una prepotencia y soberbia insoportables, Watson hacía gala de una fidelidad que rayaba en el servilismo más sanchopancesco y Moriarty terminaba por provocarme continuos criminalis interruptus con sus planes maestros frustrados. Al mismo hartazgo llegó el propio autor que decidió en un arrebato de ocaso narrativo “matar” a su personaje más emblemático despeñándolo en una lucha mortal con Moriarty por la cascada de Reichenbach (escena que les sonará a quienes hayan visto la nueva entrega cinematográfica de Guy Ritchie, tan entretenida como la primera con una química genial entre Jude Law y Robert Downey que se mantiene intacta).

Pero fíjate tú lo que ya era el fenómeno “fan” de aquél entonces que los lectores protestaron por el hecho, llevando crespones negros sobre el sombrero en señal de luto ficticio. Pese a lo cual Conan Doyle no se resistió a verse encasillado y decidió crear un nuevo personaje que mantuviera parte de las facultades de Holmes pero fuera en todo su antagonista y además debía hacerlo de modo que los lectores simpatizaran con este nuevo sujeto por muy reprochable que en ocasiones pudiera parecerles. Y así nació el profesor Challenger.

DE MUNDOS PERDIDOS Y ABISMOS INSONDABLES

Del mismo modo que para la creación del genial detective Sherlock Holmes Conan Doyle se inspiró –tanto en el aspecto como en el carácter- en su profesor de la universidad de Edimburgo Joseph Bell, otro profesor, el fisiólogo William Rutherford, sirvió de modelo para el no menos singular profesor Challenger –el cerebro de un genio en el cuerpo de un hombre de las cavernas-, según confesión de su autor.

Este volumen reúne así todas las aventuras del profesor Challenger, con una salvedad que ya viene siendo una tradición: se ha excluido de esta recopilación la novela El País De La Bruma (1926) pues en ella Challenger se ha convertido en una mera excusa de Conan Doyle para hacer propaganda del Espiritismo (al que el autor escocés era muy aficionado), dejando de lado su talante aventurero; pero en su lugar se ha incluido la novela El Abismo De Maracot (1929), protagonizada por el profesor Maracot, colega de Challenger y procedente como él de los más reputados ambientes científicos.

El Mundo Perdido (1912): Es una novela corta que se puede considerar como “fundacional” del género de dinosaurios y mundos perdidos (por mucho que algunos crean que los “inventaron” Steven Spielberg y Michael Crichton) en la que nuestro excéntrico profesor se embarca, con sus tres inseparables “amigos”, Mister Malone, un intrépido periodista, un cazador aventurero apodado Lord John, y el quejica doctor Summerlee en Ciencias, en un peligroso viaje lleno de aventuras al más puro estilo Indiana Jones, para localizar una recóndita meseta sudamericana en la que al parecer, y contra toda la comunidad científica de su tiempo, Challenger asegura que perviven especies antediluvianas. Y así asistimos a todo un despliegue del talento narrativo de Doyle al servicio de del pulp victoriano más versátil y ameno repleto de humor y peripecias varias. 90 / 100

La Zona Ponzoñosa (1913): La Tierra se encuentra a la deriva en el mundo sideral y se ha introducido en una zona atmosférica del éter que la conduce a su propia aniquilación. El único que puede solucionar la situación es, como no podía ser de otro modo nuestro “querido” gruñón profesor Challenger, al que acude su viejo amigo periodista Malone en busca de una alternativa a tan infausto destino. Relato desconcertante en el que Conan Doyle vuelve a coquetear con la vida más allá de la vida haciendo gala de sus convicciones místicas y parasicológicas. 60 / 100

La Máquina Desintegradora (1927): Challenger está que no cabe en sí de rabia. ¿Cómo es posible que un desconocido Teodoro Nemor se le haya adelantado dentro de la comunidad científica afirmando haber creado una “máquina desintegradora” capaz de disolver cualquier cuerpo en partículas subatómicas para luego recontruirlo de nuevo a partir del éter? De clara inspiración en La Máquina Del Tiempo de H. G. Wells, Doyle nos ofrece su particular versión sobre el tema con un final tan picaresco como inesperado totalmente ajeno al tema de la lucha de clases que representaba la segunda lectura de la obra de Wells. 80 / 100

Cuando La Tierra Lanzó Alaridos (1928): El ego de Challenger no tiene límites y en esta ocasión pretende nada menos que demostrar la naturaleza de nuestra madre Tierra como Gaia, un ser viviente autónomo sobre el que nos asentamos y para ello contará con el apoyo de un ingeniero de minas recomendado por Mister Malone para taladrar la corteza terrestre y así llegar al núcleo con el que obtener una reacción del “ser vivo planetario”. Todo un nuevo derroche imaginativo al servicio del cientifismo más “julioverniano” pero carente de los tecnicismos más farragosos de su colega francés. 70 / 100

El Abismo De Maracot (1929): Aunque cambiamos de protagonista, el profesor Maracot no es más que otro alter ego de Challenger, que esta ocasión no decide estudiar estepas remotas de la Tierra sino sus profundidades marinas abisales, probablemente influenciado por la magna obra de Verne 20.000 Leguas De Viaje Submarino, pero nuestro Maracot dista mucho de ser una Capitán Nemo al uso sino más bien una especie precursora del moderno Jacques Cousteau, que tras un desafortunado accidente en su batiscafo, se ven desamparados en fondo marino, donde hallan nada menos que las ruinas de la mítica Atlántida y a parte de sus antiguos moradores. Otro claro ejemplo de divertimento desinhibido por parte de Conan Doyle convirtiendo en toda una aventura pulp una supuesta leyenda de la que aún no está demostrado haya sido tal. 80 / 100

Conclusiones

Nos encontramos por tanto ante una estupenda colección de relatos que suponen una rara avis dentro la obra del autor, eclipsada totalmente por la más afamada de sus creaciones, y de la que la Editorial Valdemar, en su colección Gran Diógenes ha tenido la atención de recopilar. Es cierto que el elevado precio de este volumen quizá mereciera una encuadernación más generosa en pasta dura, pero habida cuenta de cómo está el patio editorial, podemos darnos por contentos con que esta Editorial Valdemar y otras como La Biblioteca Del Laberinto o Edhasa, se “arriesguen” a publicar maravillosas obras incunables como la que nos ocupa a las que de otro modo nos sería imposible acceder.

Pronto, más sorpresas variadas, queridas criaturas.

VALORACIÓN GLOBAL: 80/100

FICHA TÉCNICA

Título Original: Aventuras Del Profesor Challenger.
Autor: Arthur Conan Doyle.
Editorial: Valdemar Gran Diógenes.
Nº Páginas: 576
Encuadernación: Tapa Blanda Rústica Con Solapas.
Precio: 24Euros


Vuestros comentarios

1. 02 jun 2012, 23:35 | Beatriz

El Mundo Perdido es uno de mis favoritos de esas grandes obras de la fantasía cientifista de finales del XIX primeros años del XX, no todo es Julio Verne y H. G. Wells, en efecto.

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