El Enigma del Cuervo

Baltimore, casi mediados del siglo XIX. Edgar Allan Poe malvive vendiendo sus cuentos y poemas a un público que parece ignorarle. Pero para la desgracia del escritor, un hombre de fuertes pasiones y carácter dinámico, su mayor fan llega a ser un asesino en serie que replica a la perfección cada uno de los cuentos macabros de Poe en las escenas de sus crímenes. Compañero de compromiso del detective Fields, emprende una búsqueda desesperada por encontrar al asesino, puesto que no solo tiene en jaque a la ciudad si no también al corazón de Poe, pues el cruel criminal ha raptado a su amada.

Cine comercial de altos vuelos, 26 millones de dólares para dar vida en pantalla a los últimos años de Edgar Allan Poe. Para aquellos que no conozcan al famoso escritor y poeta, baste decir que revolucionó el género de terror convirtiéndose en un precursor muy particular del inminente cambio del tradicional cuento de horror gótico al horror materialista del siglo XX. Influencia muy profunda en Lovecraft, el escritor de Boston se mostró siempre amante de los ambientes decadentes y macabros, haciendo de su vida una auténtica tragedia donde la absenta y la miseria son solo la punta del iceberg de una personalidad sensible y atormentada. Para el que suscribe el primer gran autor estadounidense.

Tras las presentaciones solo resta quitarse de la cabeza cualquier ida previa, obviamente cercana a la realidad, para afrontar El Enigma del Cuervo (The Raven). Como thriller “hollywoodiense” se aleja lo suficiente de la verdadera vida del autor, del que hace uso y uso abuso para el desarrollo de la trama, como para presentarnos a un hombre que no fue en absoluto, aunque se agradece profundamente el esfuerzo llevado a cabo para ser fieles a la obra del escritor. Así, recorreremos de una forma muy espectacular, incluso con toques de “buddies movies”, los distintos cuentos macabros que Poe escribiese, cobrando vida a través de varios asesinatos. Incluso la época concreta está representada con una fidelidad pasable, pese a que las actitudes de los personajes busquen semejarse en demasía al cine actual de Guy Ritchie, que me parece una modernización algo vacua bien sea del Londres victoriano o, ahora, los jóvenes Estados Unidos, parte este.

La película goza de un ritmo bastante acelerado, para ser un producto tan comercial no sobra ningún minuto de sus casi dos horas, pasándose con bastante rapidez y diversión todo el desarrollo, por otro lado. Más allá del encantador detalle de situar a Poe en el centro de una trama criminal, con asesino en serie de por medio, podríamos decir que estamos ante un thriller canónico. Emoción, suspense, intriga, investigación, acción, un poquito de romance para entretener a las masas. Eso sí, una metodología predecible que pone en juego ocasionalmente a la propia película.

Viniendo de un reputado director como James McTeigue (V de Vendetta, la interesante Ninja Assassin y mano derecha de los hermanos Wachowski) podíamos esperar algo más que una película simplemente funcional. Los planos no son especialmente emocionantes, espectaculares sí, pero el enfoque como película para pasar el rato al final hace mella en el espectador. Así, pese a que las críticas no se han enseñado especialmente, tenemos un largometraje que tal como se ve se olvida. Pese a todo, se agradece el peso del espectáculo, que sobre todo se nota en la representación bastante truculenta de los asesinatos que se van cometiendo en Baltimore. Un efectismo barato pero muy propio de su director, eso de buscar el enfoque más sangriento para los momentos físicos. Pero en definitiva, el actor Ben Livingston, que debuta como guionista, y Hanna Shakespeare, su compañera en la redacción del libreto, no desarrollan una historia destacable. A lo sumo aplaudir su capacidad para entreverar los relatos de Poe con una trama realista y que resulta de obligado interés para cualquier aficionado de la literatura de horror.

Quizás uno de los problemas para esa citada intrascendencia sea la perspectiva que se asume a la hora de perfilar el personaje de Poe. Un papel que se ha diseñado a la medida de las escasas dotes interpretativas que le restan al pobre John Cusack. Un actor que pese a encontrarse a pleno rendimiento en la maquinaria de Hollywood, no aporta nada “mágico” a su personaje, quedando sus mejores momentos reducidos a las escasas viñetas donde descarga un histrionismo que lo acerca más a la figura de Poe que todos tenemos en mente. Por otra parte, esta lectura de un escritor cínico y más dado a la provocación que al tormento, me parece muy poco divertida. Si alguno recuerda el magnífico capítulo de Masters of Horror, The Black Cat, y compara las dos interpretaciones de Poe, se dará cuenta en seguida de lo que quiero decir. No quiero que se me entienda mal, Cusack está a la altura de lo que se espera de él, que es bien poquito, y al menos evita la vergüenza ajena para lo que sería un papel complicado. Un personaje que en otras manos hubiese rozado el patetismo, con Cusack se mantiene a flote y no empaña la memoria del gran escritor.

Además, el acompañamiento de secundarios de lujo como la bella Alice Eve (ATM) o Brendan Gleeson, asegura un reparto sólido que de nuevo destaca por solvencia antes que por creatividad o inspiración. Por ejemplo, por muy bien que lo haga la Eve, que lo hace, sus escenas románticas con Poe acaban cansando y siendo repetitivas a partir de la primera. Adicionalmente, me gustaría destacar el papel de un Luke Evans en racha (Furia de Titanes, Los Tres Mosqueteros, El Hobbit), puesto que el detective Fields supone un alentador contrapunto al personaje de Poe. La mayor pega de su actuación es que no se haya prodigado más, todo al servicio de tratar el desarrollo de los asesinatos a través de la figura principal y no con más vueltas de tuerca que al final, por simple, se hacen evidentemente necesarias.

No se trata de una cinta despreciable, bien es cierto que a poco que se hubiese experimentado con la fuerte personalidad de los personajes tendríamos una película mucho más satisfactoria, y de paso se hubiese aprovechado mejor el vertiginosos presupuesto. Recomendable para ver con palomitas una tarde cualquiera de domingo.