Hemorrhage

Oliver Lorentz ha sido dado de alta del hospital psiquiátrico, parece que al fin ha encontrado la fuerza necesaria para dominar sus instintos homicidas. ¿O no? Porque cuando encuentra a una dulce e inofensiva enfermera llamada Claire, su cabeza empieza a dar vueltas en esa espiral roja que conoce tan bien. Con Claire ahora como rehén, sus episodios sicóticos van en aumento transportándolo en un viaje suicida que lo llevará, entre acusaciones de asesinato, hasta una cabaña perteneciente a su familia. Un remoto lugar abandonado en el bosque que contiene los secretos de su demencia.

Con su debut en el Fantasia Film Festival de Canadá, la también canadiense Hemorrhage intenta labrarse un hueco en el saturado terreno del thriller psicológico, con fuertes pinceladas de horror a juzgar por su tráiler.

Una producción de presupuesto limitado que surge de la mente de Braden Croft, un debutante que se atreve con todo en su primer largometraje: productor, guionista, director, actor, editor, cinematógrafo, cámara… por trabajar que no quede, un verdadero ejemplo de la filosofía que sustenta buena parte de la actividad artística y cultural del siglo XXI, el “Háztelo tú mismo”. Una forma de vida que sinceramente recomiendo como medio para afrontar el primer e hipotético trabajo de los futuros artistas que nos leen. Si luego ha de venir el dinero externo, y por ende la falta de libertad, pues ya vendrá. Pero al menos una vez en la vida hay que probar las mieles del libre albedrío y hasta sus contraprestaciones, para contar al gran público las historias que nos queman dentro.

Pese a que los resultados finales no parecen harto espectaculares, el aspecto del tráiler ni desvela mucho sobre la dirección argumental que tomará Hemorrhage ni del alcance visual alcanzado, parece más que apropiada como un divertimento de domingo por la tarde. Ver, entretenerse y olvidar. Al menos es una función útil.

Sin nombres conocidos en el reparto, sin apenas financiación, ni una historia eminentemente original, solo queda esperar que este thriller canadiense haga honor a su nombre y base su fuerza y atractivo en un muestrario de cuerpos asesinados, a manos de un loco que tanto lo está, que luce más cuerdo que ninguno de nosotros. Y si no, siempre queda volver a revisitar clásicos modernos, con parecidos razonables a esta hemorragia, como la algo tramposa El Maquinista, esta sí la recomiendo sin dudar.