Drive (BSO)

Hay cien mil calles en esta ciudad. No necesito ruta. Tú me dices dónde y cuándo. Y yo te doy cinco minutos. En el transcurso de esos cinco minutos soy tuyo. Pase lo que pase. Para todo lo que sea un minuto antes o después, no cuentes conmigo. ¿Entendido?

NUNCA, os lo repito, JAMÁS, escuchéis una banda sonora si haber visto antes la película a la que orquesta. Porque entonces seréis incapaces de visualizar la sincronicidad entre imagen y partitura y en la mayoría de los casos asistiréis a un abúlico desfile de temas instrumentales que os dirán poco o más bien nada y estaréis desperdiciando la posibilidad de disfrutar de un espectáculo fabuloso donde la imaginación toma el poder de los sentidos.

CLIFF MARTÍNEZ: DRIVE IT AWAY, DRIVE IT AWAY NOW!

Este neoyorkino nacido en 1954, además de ser compositor de estupendas bandas sonoras para no menos magníficas películas como Traffic de Steven Soderberg, fue también conocido como batería componente de bandas míticas aún en activo como los ínclitos Red Hot Chili Peppers en sus comienzos. Pero pronto su talento desbordante le marcó el camino televisivo y cinematográfico llegando a la cumbre con esta alucinante BSO que os presentamos. No existe una continuidad espacio temporal en los temas presentados, y esto que puede descolocar a muchos, no hace sino aún más grande a esta BSO y a la película que orquesta, en mi opinión, una de las mejores de la historia del cine.

Night Call, Kavinsky & Lovefoxxx (4:19) Temazo que pone música a los títulos de crédito de la obra arte y ensayo cinéfila y cinéfaga a la que vais a asistir. Iniciándose con el sonido inconfundible de una moneda introducida en una de esas magníficas jukebox que nos traslada al verdadero techno ochentero, con grupos como Erasure o Elegant Machinery (nada que ver con el cansino minimal actual y más en la línea de unos Depeche Mode primigenios) al que sigue el aullido de un lobo estepario como toda una declaración de intenciones que nos deja bien claro su maravilloso estribillo:

There’s something inside you,
t’s hard to explain,
They’re talkin´ about you, boy,
But you’re still the same.

Under Your Spell, Desire (3:52): Otra delicia techno retro cuasi hipnótica que te cansas de escuchar. Durante la fiesta de bienvenida de su vecina, el conductor no puede concentrarse y se produce el encuentro con el marido de la misma en el ambos marcan las distancias. “Perdona por el ruido” se excusa ella aunque en realidad se disculpa por otra cosa que sólo ambos saben.

A Real Hero, College (4:27): No es de extrañar que esta preciosa pieza la escuchemos dos veces durante la cinta, con unos teclados maravillosos y unos coros oníricos, ponen música a un romántico paseo en coche. “Eh, ¿quieres ver una cosa?”. Y ella asiente y le sonríe. Porque en el fondo, todos somos unos héroes.

Oh My Love, Riz Ortolani (2:50): Ella tenía 16 años, unos ojos de salvaje verde madreselva que contrastaban con su piel de alabastro y una melena de trigo que cautivaba al viento. Sabía que se merecía algo mejor que yo, así que rompí la amistad y dejé de hablarle. Ahora sé que está felizmente casada con un buen tipo y que tienen dos niñas preciosas. Nunca supe si en su momento me comporté como un caballero o como un perfecto gilipollas. Pero cada vez que escucho este tema de increíble belleza pop-operística con el que conductor da comienzo a su venganza, no me cabe duda alguna de que fui ambas cosas. Y cada día de mi miserable vida tengo que vivir con esa cuchillada de recuerdo en esa salvaje multitud que es mi memoria.

Tick Of The Clock, Chromatics (4:48): El tema con el que realmente comienza la película y que marca una persecución metronómica a golpe de sintetizador, tan dramática como intensa.

Rubber Head (3:08): Unos tonos agudos in crescendo marcan lo que podría ser el comienzo de una bonita historia. No hay momento más bello en el mundo como aquél en el que la persona amada entrelaza los dedos de su mano en la tuya.

I Drive (2:03): Ya lo creo, y de qué manera. Un tema muy semejante al anterior pero de tono mucho más melancólico con el que se nos comienza a preparar para la tragedia que está por venir.

He Had A Good Time (1:37): Con unos tonos más suaves y menos agudos se nos muestra de un modo hasta cruel lo que podría haber sido y no fue.

- ¿Es el malo?

- Sí.

- ¿Cómo lo sabes?

- Porque es un tiburón.

- ¿Y no los hay buenos?

They Broke His Pelvis (1:58): Se nos desvela el origen de la cojera del dueño del taller, que no fue ni mucho menos un accidente y el tema termina de un modo oscuro pero más dinámico. Sabemos que en breve dará comienzo la “fiesta”.

Kick Your Teeth (2:40): Con unos oscurísimos ecos sintetizados asistimos por vez primera a esa otra cara despiadada de la moneda que puede llegar a ser el protagonista para que cuando en breve se produzca la “transformación”, no nos sintamos desengañados, sino al contrario.

Where’s The Deluxe Version (5:32): Tema de altibajos rítmicos entre lo melódico y lo raudo que sirve de presentación y epitafio para ese pobre diablo que es el marido de la chica.

See You in Four (2:37): Unos “horribles” y distorsionantes sonidos “radiales” que ponen a prueba la resistencia de mis Sony XB300 nos anuncian el desastre. Todo ha salido al revés… ¿o quizá según lo planeado?

After The Chase (5:25): Unas apocalípticas reverberaciones y unos sonidos de cuerda sintetizada hasta el paroxismo nos muestran la primera salvajada de escena de las muchas que a continuación van sucederse. Se pone los guantes. Ni pestañea. Sólo mirarle induce pavor:

- A partir de ahora, cada palabra que salga de tu boca será la verdad. O te haré mucho daño. ¿Entendido?

Hammer (4:44): Unos oníricos punteos de cuerda nos conducen a un bar de streeptease, donde se desarrolla una escena tan cruel que hace palidecer al film “Old Boy”, con ese sonido del guante de cuero aferrando la herramienta.

Wrong Floor (1:31): La escena del ascensor. Una escena con unos tonos tristes porque en ella se resume el film. El cruce de miradas, la catarsis de la ternura, la despedida, el terror ciego, la ira salvaje e incontrolada. Una de las mejores escenas de la historia del cine para una de las mejores películas del séptimo arte. Un film que sólo por este minuto treinta glorioso merece formar parte de los anales del celuloide, como ese tortazo bien dado a Rita en “Gilda”, ese “siempre nos quedará París” de Rick en “Casablanca”, esa “M” de tiza trazada en la espalda de Peter Lorre en “El Vampiro De Düsseldorf” y tantos otros, pero que los tuercebotas de “Mierhollywood” jamás podrán admitir igual que en sus estrechos traseros no cabía el Óscar a esta magistral banda sonora o al sublime Ryan Gosling. Pues que se lo metan por donde les quepa, porque señores académicos, déjenme que este pobre ignorante les diga con toda desfachatez que o bien no tienen ustedes NI PUTA IDEA DE CINE o lo que es peor LES FALTAN HUEVOS para despolitizar estos premios que en otros tiempos eran todo un referente de la industria.

Skull Crushing (5:57): Un tema que supone todo un “vendaval” sintetizado como referencia a la ya declarada guerra de bandos y que otorga un mayor protagonismo al personaje cabronazo y despiadado que interpreta Albert Brooks.

- ¿Te sabes la historia del escorpión y la rana?

My Name on a Car (2:19): Unos tonos tristes y breves nos desvelan el cruel, triste e inmerecido final de un personaje que con mucho orgullo ha llevado durante todo el metraje la etiqueta de perdedor impenitente.

On The Beach (6:35): Unos tonos fríos y metálicos se confabulan con la inexpresividad terrorífica de la máscara, el vertiginoso acantilado (la fotografía y la iluminación aquí sencillamente son la releche), la complicidad del brumoso oleaje… Ahora sólo resta terminar el trabajo.

Bride of Deluxe (3:57): Magistral escena final vista a través de lo que somos, meras sombras a la deriva en esta broma macabra que es la vida, y mientras, regresan “cabalgando” los sintetizadores, nuestro “jinete pálido” conduce de nuevo.

CONTENIDO

Calidad: 5/5
Orquestación: 5/5
Sincronicidad: 5/5