Solos

Un pequeño grupo de trabajadores de una aislada base petrolífera del Ártico se convierte en el último reducto de la civilización humana. Una enorme plataforma petrolera medio abandonada y en ruinas, atracada en un remoto lugar del océano Ártico, está a punto de ser cerrada. Una tripulación de unas quince personas es la encargada del mantenimiento básico en las últimas semanas de funcionamiento.

De pronto, la existencia en este gélido y aparentemente tranquilo páramo se convertirá́ en un infierno. Desde su remota posición escuchan que una siniestra pandemia mundial asola ciudades enteras. Lo que no acaban de asimilar es que este misterioso virus que se propaga por el mundo está transformando a los seres humanos en una suerte de monstruos asesinos, casi indestructibles.

Los gobiernos intentan dominar la situación, pero esta degenera en cuestión de días y el mundo se colapsa. Uno por uno los canales de televisión que unen a la tripulación de la base con el resto de la civilización mundial dejan de retransmitir.

El silencio invade las ondas… Así, incomunicada, la tripulación tratará de sobrevivir al largo invierno en el Ártico, sin saber que aún les espera algo infinitamente peor. ¿Conseguirán salvarse de la plaga apocalíptica que está devastando el resto del planeta?

ADAM BAKER: UN DESCONOCIDO TALENTO

Escritor inglés que estudió teología y ha trabajado como enterrador, técnico de máquinas de juego o proyeccionista de cine, trabajo que combina actualmente con la escritura de novelas de intriga y misterio.

LA INVERSIÓN DE LOS POLOS NARRATIVOS

Poco se sabe de este nuevo escritor aparecido “por sorpresa” en la escena de nuestro género favorito, pero si sus nuevas obras van por los mismos derroteros que esta magnífica “Solos”, no me cabe duda de que acabará estando muy bien “acompañado” (nótese el chiste patético) y tendremos una nueva estrella literaria en ciernes.

Porque Adam Baker es un cinéfago empedernido, como demuestra su currículo. Y es que si bien su obra no aporta nada nuevo al género de “no muertos”, al menos lo trata desde una perspectiva inversa a las hasta ahora planteadas, lo que dota a la obra de la suficiente originalidad, ya que si bien a estas alturas es muy difícil innovar, lo cierto es que ello no es óbice para servirse de todo el bagaje cinéfilo y cultural acumulado para dar su particular versión y aportación a la ya saturada y manida narrativa de zombies y/o infectados en este caso.

Aquí no partimos de una infección mortal que ha diezmado el planeta donde los pocos supervivientes se ven sometidos a un constante “tour de forcé” para salvar por los pelos su voluble existencia entre hordas de “no muertos” con una acción frenética y adrenalítica a ritmo videoclipero a la que tan mal estamos acostumbrados.

No, porque aunque sí que partimos de una infección mortal que ha diezmado el planeta… lo cierto que es nuestros supervivientes se encuentran totalmente a salvo refugiados en un extremo y perdido lugar de trabajo. Una plataforma petrolífera en medio del clima ártico a 50 grados bajo cero. Vamos, que el comienzo es todo un homenaje a “La Cosa” del maestro Carpenter pero a la inversa. Seguro que muchos impacientes ya os estaréis preguntando aquello de ¿entonces, donde están los zombies, la tensión, los combates, y la lucha por la supervivencia?

LA PACIENCIA ES LA MADRE DE TODAS LAS CIENCIAS

Somos unos mercenarios sedientos de “marcha”. Sí, hagamos un ejercicio de humildad y reconozcámoslo. La mayoría de lectores y espectadores nos sentimos un poco defraudados (nótese mi autoinclusión) si en las primeras páginas de un libro o minutos de metraje no comenzamos a asistir a toda una pirotecnia hemoglobínica. Hasta el punto de que en ocasiones no nos distinguimos mucho de las hordas protagonistas del género, lo que llevaría a toda una reflexión filosófica al respecto sobre quiénes son los verdaderos “monstruos”, si “ellos” o “nosotros”, pero no es éste el momento y lugar para ello (que ya llegará, no os preocupéis).

Y es curioso, porque el mal rollo que destila la novela desde su inicio (con un personaje que ha decidido suicidarse en su primera página) es claustrofóbico. En sus comienzos la novela pasa a describirnos un perfil psicológico de personajes muy definido y por momentos hasta tópico… que luego el autor se encargará de hacer añicos cuando todo se desmadre. Aquí nadie es lo que parece y si lo parece y lo es, luego las circunstancias extremas obligan a ese personaje a dar un cambio radical para optar por convertirse en depredador o presa.

Pasan las páginas sin que aparezca ningún acontecimiento catastrófico o infección, como es lógico dado el aislamiento de toda civilización en la que se encuentran nuestros protagonistas, pero hay tal telaraña de subtramas personales y psicológicas entre los personajes, cual momentos de la mejor Agatha Christie o George R. Martin, que la verdad es que llega un momento que te importa un carajo que haya o no zombies, pues deseas saber más sobre esos personajes sometidos a ese clima hostil y claustrofóbico entorno, que se refleja en sus complejas personalidades. Y justo cuando crees que todo va a ir por estos derroteros “sherlockholmeros”, comienza el apocalipsis con “infectados” por doquier.

Y entonces menuda fiesta, chicos. Porque lo que creíamos una novela apocada y reflexiva sobre la condición humana, lo sigue siendo pero con hachazos a bocajarro (Viernes 13), decapitaciones masivas (30 Días De Oscuridad), vivisecciones (La Noche De Los Muertos Vivientes, 1990), fogonazos de lanzallamas a la carrera por pasillos opresivos infestados de “bichos” (Aliens, El Regreso), conspiraciones paranoicas (Abyss), combates cuerpo a cuerpo a bordo de un trasatlántico a la deriva (Deep Rising), muertes imaginativas por todo tipo de herramientas (The Toolbox Murders)…

Y así, todo un largo etcétera de lo mejorcito de los clásicos ya mencionados compilado en una obra, que en manos de otro autor menos capaz habría sido un fallido pastiche, pero que Adam Baker convierte en una estupenda novela con drama, acción y traición a partes iguales con giros inesperados de guión que te mantiene en vilo hasta las últimas e inesperadas páginas.

Y de postre os dejo lo más enigmático, pues desconocemos el origen de la infección (y tampoco nos importa mucho la verdad, para ver que el mundo se está yendo al carajo basta con poner cualquier Telediario) pero sí sus efectos, que son calcaditos a los de una curiosa peli de las que yo denomino cariñosamente “Series B de Tipo A”, esto es, films de escasos recursos y presupuesto pero que proporcionan una diversión a prueba de bombas, como es “Splinter” (aka “Parásito Asesino”) que convierte a los infectados en una suerte de Tetsuos “cyberpunkianos” pero dotados de cierta humanidad y conciencia colectiva (Virus, 1999). ¿Cómo? ¿Qué no las habéis visto? Venga, ya estáis rezando un par de Ave Satani de penitencia.

PARA SER UN CINÉFILO O CINÉFAGO DE PRIMERA HAY QUE…

Verse muchas pelis de “segunda” y malas a rabiar. Es el único modo de que luego puedas apreciar las buenas y pongas a parir a los bodrios. Ambas cosas son divertidas, si me apuras, más la segunda opción. Y esto requiere tesón, sacrificio, tiempo y muchísima paciencia y curiosidad. Conozco a gente que siempre va a “tiro fijo” en plan blockbuster y luego se asombran de lo mucho que sé de cine. No es cierto, no sé mucho ni de cine ni de libros (y según mi ex, ni de nada), pero veo y leo todo lo que pillo sin discreción y aprendo a valorarlo en su justa media. No hace falta estudiar Cinematografía o Filología para ello, sino tener sentido común o quizá carecer de él por completo, quién sabe.

Ya sé que “Los Vengadores” va a gustarme pero antes prefiero ver “Some Guy Who Kills People” (gracias por la recomendación Tío Bob, te debo una y ya van…) y asombrarme. Mucha gente abandona un libro o un film a las primeras de cambio. Yo nunca. A veces me parece un truño y luego me llevo un sorpresón (Altered, 2006) y otras, confirmo mi sospecha con lo puedo ponerla a parir con todas las de la ley.

Lo que no se puede hacer, como me decía un internauta hace poco, es que “si una peli no me gusta, es que es mala, como “Drive” que es lenta y sosa”. Esto, con todos mis respetos y aunque os parezca un presuntuoso, es no tener ni puta idea de cine. La velocidad no está reñida con el tocino. A mí personalmente “Doctor Zhivago” me aburre soberanamente, pero es un peliculón del mismo director que nada menos realizó “Lawrence De Arabia”. Yo prefiero (según qué momentos, ojo) el heavy a la ópera, pero tanto aprecio a Manowar como a Puccini (y no te digo ya nada si mezclamos ambas cosas con “Within Temptation”, “Therion” y demás grupazos). Si vas a ver “Drive” y esperas ver un “Fast & Furious 25” (por amor de Dios, veros “Bullit” de Peter Yates, de 1968 con ese Steve McQueen al volante de un Ford Mustang GT-390) aderezado con música pachanguera, pues claro, luego pasa lo que pasa. Pero es algo que se llega a comprender con la edad y muchos años de visionados tanto geniales como infames así como de lecturas clásicas como novedosas (me flipa casi tanto “Hamlet” como “Watchmen”)

Quizá con este post se despierte cierta polémica, pero os juro que no es mi intención. Espero que nadie se haya sentido ofendido por los últimos párrafos.

Saludos, Almas Oscuras.

LO MEJOR: Un cóctel Bloody-Mary que coloca de maravilla.

LO PEOR: No apto para “impacientes”.

Valoración

Originalidad: 3/5
Gore: 5/5
Intriga: 5/5
diversión: 5/5

Edición

Autor: Adam Baker
Editorial: Plaza & Janés
Nº Páginas: 414
Encuadernación: Rústica Con Solapas
Precio: 17 Euros