Father's Day

Cuando me dispongo a ver una película de la productora Troma Entertainment, soy consciente de que se da cita un cierto componente de nostalgia. Pertenezco a una generación que tuvo la fortuna de poder acudir al videoclub de la esquina y encontrar entre sus estantes hallazgos del calibre de El día de la madre (1980), Redneck Zombies (1989), la penúltima entrega de nuestro queridísimo Toxic Avenger, o la inclasificable Los surfistas nazis deben morir (creo, sinceramente, que esta última me provocó algún tipo de trauma infantil del que todavía no me he recuperado).

Pero dejando al margen ese factor de nostalgia que arrastro de manera inevitable, cuando me dispongo a disfrutar de una nueva película de la Troma, también genero una serie de expectativas íntimamente ligadas a las señas de identidad que han definido el grosor de su producción a lo largo de su historia: films baratos, guiones demenciales, humor chusco, casquería fina y unas gotas (sin pasarse) de sexo guarro y festivo.

Y bajo este abanico de expectativas arropadas por la nostalgia de un tiempo que ya no volverá (perdón por la pedantería), cae en mis manos Father’s Day, una de las producciones más recientes de Troma Entertainment.

Dirigida por Astron-6 (una especie de cooperativa de autores canadienses auspiciados por la Troma), Father’s Day cuenta la historia de Ahab, un cazador de recompensas; su hermana Chelsea, stripper de profesión; un prostituto y un joven sacerdote que unen sus fuerzas para atrapar a un psicópata cuyo modus operandi consiste en torturar, violar y asesinar padres de familia precisamente en su día: el día del padre.

Dejando a un lado que Father’s Day desde un punto de vista puramente formal, tal y como ocurrió en su día con la imprescindible Hobo with a shotgun, sea una auténtica celebración - por todo lo alto, además – de las añejas películas de explotación de los años 70 (magnífica la fotografía gastada, monocroma y saturada, el sonido y los efectos de vieja escuela); la película de Astron-6 reúne todos los componentes que uno pudiera esperar de una película de la Troma: es sexy, caótica, violenta, repulsiva y tremendamente divertida.

Puristas del guión, abstenerse. Entre tanto personaje grotesco (muchísima atención a Chris Fuckman, el psicópata de la función, cuyos métodos son de lo más vil y repugnante que se ha visto en los últimos tiempos) y tanta situación dantesca (adjetivo que cobra un significado crucial e inesperado en el tramo final de la película), los chicos de Astron-6 olvidan dotar al guión de la película de un mínimo de orden o coherencia, sumiendo en ocasiones al desamparado espectador en un caos del que parece muy complicado escapar ileso.

Pero en favor de Astron-6 y de su labor hay que tener clara una cosa: Father’s Day es, en si misma, un modo de entender el cine y el entretenimiento cinematográfico que muy poco tiene que ver con un guión sólido y coherente, unos personajes bien definidos o unos diálogos que logren poner en funcionamiento nuestra materia gris.

En su lugar Father’s Day es puro cine de explotación en el que brillan con luz propia los diálogos descacharrantes, la patraña, el gore maloliente (impagable la secuencia de la stripper y la sierra mecánica), el sexo sudoroso (espectacular la actriz que interpreta a Chelsea) y el caos argumental. Reunir todos estos elementos y conseguir una película con el alto nivel de juerga, diversión y cachondeo que atesora Father’s Day no se me antoja una tarea sencilla. Es por esta razón por la que adoro Father’s Day. Y también es la razón por la que sigo empeñado en zambullirme, una vez sí y otra también, en el cine de género más independiente y menos comercial, siempre con la esperanza de que aparezca un nuevo Father’s Day que me alegre el día y me convenza de que mi constante búsqueda nunca será en vano.

Os recomiendo encarecidamente Fathers’s Day, pero siempre que seais conscientes de que se trata de una producción 100% tromática… con todo lo que dicha etiqueta comporta.