Return to Class of Nuke ‘Em High! (Especial)

El instituto de Troma Ville está sometido por la banda de los Cretinos. Los que antes eran un grupo de inofensivos “freaks” ahora son punkis barriobajeros y degenerados. ¿Tal vez la culpa la tenga el conglomerado de comidas Tromorganic? Desde luego, cuando los mutantes empiezan a llenar las aulas alguien tiene que tomar cartas en el asunto, y como la directiva del instituto está llena de ineptos, solo Chrissy y Lauren, dos blogeros enamorados, podrán salvar con su inocencia a sus compañeros de clase.

En la mazmorra de la ponzoña fílmica de Bob Rock resuenan las voces de los muertos festejando la buena nueva. Una algarabía borbotea desde los pozos de heces, las paredes rezuman bilis negra y vuestras mentes ya están conectadas otra vez con la esencia verde de la mutación, el chute de caspa que existe parasitario en los anos de James Cameron o Sam Raimi… Willkommen!

Un violento gaudeamus de diarrea provocado por, probablemente, la noticia más emocionante, junto al regreso de Don Coscarelli al cine de terror bizarro, de lo que va de año. Al menos para un servidor, que tiene a la antológica Mutantes en la Universidad (Class of Nuke ‘Em High!) como una de esas cintas de cabecera. Muy influyente puesto que su auge en España coincidió con mi estancia en el instituto, cuando la vi en un ciclo especial sobre la Troma, que el Canal + tuvo a bien proyectar, los ojos me hacían chiribitas: marihuana radioactiva, mutaciones psicotrópicas, punkis bizarros, tetas tras cualquier esquina, gore barato a toneladas… Me pareció la perfecta comunión entre el cine de terror/ciencia ficción de serie b con las “teen-movies” baratas. Como si la productora Concorde colisionase con la Empire en una fiesta de cócteles tropicales. Tal fue su influencia sobre mi tierna mente que me pasé el año sin atender en las clases mientras escribía relatos que continuaban y distorsionaban aun más las estúpidas historias de los estúpidos punkis que mutaban en un instituto lleno de ninfómanas, profesores con implantes cibernéticos, jerbos rodeados de cinta aislante y pringados con camisetas de Espinete… pero efectivamente son otras historias.

Luego llegaron las secuelas de Mutantes en la Universidad (por cierto, gran movimiento de la distribuidora española que le dio nombre castellano. A ver si aprendemos sobre el sistema educativo norteamericano), que fueron una decepción tras otra. Alguna ha rondado por el mercado español con el patético título de Curso mixto para Subhumanoides. Precisamente estas secuelas nacieron de lleno en los noventa, una época donde sin lugar a dudas Lloyd Kauffman perdió la perspectiva del tipo de cine que debía realizar la Troma – salvando contadas excepciones como Tromeo y Julieta o Terror Firmer -. Ya sé que muchos no soportan los trabajos de la productora, hay que tener un estómago especial y mucha paciencia para pillarle la gracia a unos tipos que se repiten como el ajo en su obsesión de hacer cine barato para encefalogramas planos. Pero reconozcamos que son un mito viviente en la historia del cine “underground”, además de ofrecer unas películas muy coloridas y locas, perfectos escapismos acompañados con palomitas.

Afortunadamente, rectificar es de sabios, y el siglo XXI ha visto a una Troma menos activa en sus producciones pero con la clara misión de recuperar el sabor añejo que a finales de los ochenta convertía cada uno de sus estrenos en un festín a comentar con la última Fangoria o Mad Movies; todavía mejor: en el bar sentados sobre el futbolín mientras echábamos los primeros cigarrillos de nuestras vidas. Así hemos asistido al “renacimiento” del Vengador Tóxico (el primero superhéroe de New Jersey) en una cuarta parte que vuelve a llevar sonrisas sinceras a nuestros rostros de cretinos. Otras producciones modernas de la Troma que habría que destacar serían la estupenda y enferma Father’s Day y Poultrygeist, una garrulada sobre pollos zombie, números musicales y, sobre todo, humor.

Pues parece que a este nuevo, y pequeño, auge de la productora se quiere unir el próximo 2013 una especie de remake de aquella Mutantes en la Universidad (producido a pachas con STARZ Media). ¡Vuelven los punkis cutre glam fashion from hell! ¡Vuelve el bamboleo de pechos! ¡Vuelven los malvados ejecutivos! ¡Vuelven las escenas violentas cubiertas por líquidos de colorines! ¡Vuelve una historia de amor del tipo “dos contra el mundo”! ¡Vuelve el hardrock ochentero! ¡Hasta vuelve Lemmy “Motörhead” para patearnos el trasero! Y si comentaba que se trata de una especie de remake es porque el tráiler deja entrever la misma historia que iniciase la saga, pero con las suficientes diferencias como para ser otra historia distinta. Por ejemplo, el “hombre pato mutante” resulta toda una novedad… siempre he pensado que los patos tenían una inquietante relación con las centrales nucleares y la radioactividad. Su forma de preguntar constantemente “¿cuá?” tenía que esconder aviesas intenciones por narices. Me alegra que la película dirigida por el mismo Lloyd Kauffman (al que solo le rogaría que dejase de prepararse cameos en sus cintas, demasiado abuelo cebolleta para la pantalla) exponga estas verdades sobre los patos y los punkis, por fin la humanidad estará prevenida contra esa combinación tóxica.

En el reparto también encontramos a un Ron Jeremy que lleva varios años transitando por producciones de serie b con tal de mantener la ilusión de ser un actor activo, además de seguir ahorrando dinero y objetos para placer de su “Síndrome Diogenes”. Al menos en sus pequeños cameos para Troma saben sacarle el jugo (ejem) a Ron, porque no quiero recordar por estos lares la serie Z One Eyed Monster. ¡¿Qué se suponía que era ese pedazo de chorrada de película?! Además de Ron contaremos con la presencia de otros habituales de las producciones modernas de la Troma (¿volveremos a ver a Retarded Rebel?). Rostros que nunca alcanzaran el cine comercial pero cuya capacidad para las muecas augura probablemente la mejor película del siglo. ¿O acaso lo dudas?