Bait

“Bait” es, en realidad, tres películas; por un lado, una de catástrofes: el detonante de esta historia es un repentino tsunami en el sur de Australia, que asola toda la zona y deja incomunicados a un grupo de individuos en el interior de un supermercado. Por otro, es una película de personajes encerrados, donde una situación tensa les obliga a convivir, aunque sean opuestos, y a sacar a la luz parte de sus sentimientos más íntimos; por último, es un film de tiburones: los humanos son el trofeo que un par de enormes escualos, arrastrados hasta el interior de ese supermercado por la gran ola, esperan conseguir.

Los tres tipos de historia están a veces bien tramados y otras sólo apelotonados (lo que, probablemente, se explique por la presencia de, nada más y nada menos, seis guionistas distintos), de manera que la sensación final es bastante agridulce. Como se suele decir, quien mucho abarca, poco aprieta.

Vamos por partes: en el terreno del cine de catástrofes, “Bait” es, probablemente, donde hace más aguas. Tras una experiencia traumática en el pasado que dio al traste con su relación con Tina (Sharni Vinson), Josh (Xavier Samuel) se dispone, un día más, a acudir a su trabajo en un supermercado frente a la playa. Pequeñas señales, como un comportamiento inusual de las gaviotas, indican que algo no va bien. Sin embargo, esto pasa a un segundo plano porque, entre los clientes del día del supermercado está, precisamente, Tina, su ex. Como se ve, los ingredientes están escogidos para aportar lo necesario, según los canones, para este tipo de historia: tras la catástrofe natural, han de estallar los sentimiento (¿una posible reconciliación entre ambos?) y el espíritu de superación (ayuda hasta entre rivales, pues Tina va acompañada de un nuevo novio). Y, a este nivel, todo lo que vemos es bastante tópico. Funciona, pero podemos ir tres o cuatro pasos por delante sin miedo a equivocarnos. Para este que escribe, la película habría ganado muchos puntos si se hubiera centrado en los otros dos ámbitos y hubiera aparcado, siquiera, la intención de acercarse mínimamente a éste.

Como historia de personajes encerrados, la construcción es, en principio, bastante mejor: ese día, para saldar una deuda, Doyle (Julian McMahon) ha de robar en la caja fuerte del supermercado. Y el tsunami tiene lugar justo cuando su compañero, que debía permanecer en el aparcamiento del local, irrumpe en el comercio pistola en mano, asesinando a una de las dependientas. Así, tras la riada, todos saben que Doyle no es de fiar. Por tanto, es un buen elemento más de tensión, en un grupo en el que se encuentran la joven Jaimie (Phoebe Tomkin) y su padre, el policía Todd (Martin Sacks). El peligro, por tanto, es doble: humano y animal.

Lamentablemente, este posible filón es despachado con bastante rapidez, y se convierte en una vía muerta prácticamente después de su planteamiento. Por así decirlo, la parte de peli de catástrofes se come a la de personajes encerrados, y en breve tenemos a Doyle haciendo expiación de sus pecados y apoyando enérgica y moralmente al grupo.

Por último, están los tiburones. Tras la gigantesca ola, todos estos personajes descubren que están atrapados en el interior inundado del supermercado con un enorme tiburón; y no sólo en la zona comercial: hay otro en el párking, donde se encuentra Ryan, Alex Russell) y otro escualo. Como si los artífices de “Bait” fueran conscientes de todo lo anterior, introducen no uno sino dos escualos en el supermercado. Ellos deberían ser los protagonistas de la película, y no los sentimientos de los humanos ante una situación límite o las desconfianzas y alianzas entre ellos. Sin embargo, lo cierto es que los ataques de estos dos animalitos también adolecen de cierta rutina y desgana. Se abusa de los momentos “uy, el tiburón casi le muerde el pie”, parece que se confía más en la capacidad de impacto que puede provocar el tamaño de los depredadores (algo que pasado el primer ataque carece de interés) que en una verdadera construcción del suspense en cada ataque. Y, desde luego, se lleva la palma en el peor sentido de la palabra la escena en que el personaje de Steven (Yuwu Ki) intenta llegar a la caja eléctrica del supermercado… cubierto de cestas de la compra y alambre para protegerse. Por el contrario, animan la función un par de piernas cortadas y varios borbotones de sangre.

Servidor escribe esta reseña sobre la versión 2D de la película. Quizás, en 3D y en pantalla de cine impresione un poco más y la sensación general mejore, pero en dvd doméstico la impresión es que, tras “Shark Night” y ésta, los tiburones no han encontrado aún su buena representación en las películas en tres dimensiones. A pesar de ello, es cierto que “Bait” es un poco mejor que la anterior y entretiene para una tarde de domingo sin pretensiones. Nada más.