Area 407

“Depredadores desconocidos”… con este eufemismo nombran en la sinopsis oficial de la película a los antagonistas de Area 407 (Tape 407). Unos depredadores capaces de devorar a un ser humano de un bocado y que son producto de un experimento del gobierno.

De manera que os propongo iniciar esta reseña con un sencillo juego mental que requiere de vuestra desinteresada colaboración. Quisiera pediros que os creéis la imagen mental de ese “depredador desconocido capaz de devorar a un ser humano de un bocado”. Os daré una pista: dinosaurios. Os creais la imagen mental del que os apetezca… el primero que os venga a la mente. ¿La tenéis? Si es así, ahora adjudicadle a dicho depredador un par o tres de adjetivos que le definan a grandes rasgos. ¿Si? ¿Ya está? Pues antes de descubriros el porqué de semejante tonteria que me habéis ayudado a perpetrar, os dejo con la sinopsis de Area 407 (Tape 407).

Los inocentes pasajeros de un vuelo comercial pilotado por una experimentada tripulación, no tienen ninguna razón para dudar de que el piloto sabrá navegar a través de una tormenta y de fuertes turbulencias de manera segura. Se equivocan. El pequeño grupo de supervivientes tras el devastador accidente creen que la ayuda está en camino. Vuelven a equivocarse. Las personas en las que confiaban para que les rescatasen son los mismos que han creado el infierno en el que se encuentran atrapados… un infierno de depredadores jurásicos.

Supongo que los adjetivos que le habéis atribuido anteriormente a la imagen mental de vuestro depredador no tienen nada que ver con atributos tales como la discreción, el ser escurridizos o el tener un tamaño diminuto… Y por contra supongo que adjetivos como enorme, inmenso o monstruoso han acudido a vuestra mente. Ya estábais avisados acerca de la naturaleza de los antagonistas en Area 407. Y supongo que a estas alturas, y tras el paso de la película por una de las sesiones maratonianas del pasado Festival de Sitges, todo tenéis más o menos claro el objetivo que persigue la película: mezclar las directrices formales del que sin duda es el subgénero del momento, el found footage, con los dinosaurios de Spielberg. Y como idea de partida no está nada mal. Os aseguro que un servidor dio saltos de alegría cuando leyó por primera vez el argumento de Area 407 y logró discernir, en su cartel oficial, la enorme pupila de una criatura jurásica. Gran idea… pobre desarrollo.

Olvidad esa imagen mental que os habíais creado por que no os va a servir absolutamente de nada. Los dichosos “Depredadores desconocidos” no existen. Y si existen son, efectivamente, tan jodidamente escurridizos y discretos que logran evitar la cámara en todo momento. Está bien, reconozco que lo de “los dinosaurios de Spielberg” ha sido una maldad por mi parte. Area 407 es una producción de bajo presupuesto, y evidentemente cualquier intento de poner en patalla a un depredador con cierto parecido a un dinosaurio estaría a años luz de las magistrales criaturas con las que Spielberg nos deleitó hace más de 20 años (Parque Jurásico, 1993).

Pero el problema de Area 407 no es que tengamos unos depredadores modestos o austeros, acordes con la falta de medios inherente a la película. El verdadero problema es que los depredadores han desaparecido. No están. Se han hecho invisibles. Se han volatilizado. Apenas un par de sombras mal dibujadas, unos rugidos en mitad de la noche, y una sorpresa final que a puntito está de provocar vergüenza ajena.

De manera que, como soy de buena pasta, me esfuerzo en buscarle una justificación a la ausencia de depredadores. “Es una película de bajo presupuesto, así que sacrificamos a los depredadores en favor de la tensión y el mal rollo que transmite el found footage. Los depredadores no se ven… pero están ahí”. ¿Cuela? Pues lamentablemente a un servidor no le coló. Como simple found footage Area 407 no aporta absolutamente nada nuevo. No pasa de ser un mero correcalles a través de una zona semi-desértica, en el que todos los protagonistas corren como pollos sin cabeza, gritando como posesos, mientras uno de ellos insiste en grabarlo todo con la dichosa visión nocturna de su cámara digital (no recuerdo ni un solo found footage en el que la presencia de la cámara grabándolo todo, a todo momento, estuviera tan poco justificada como en Area 407).

Curiosamente, cuando mejor funciona la película es justo al inicio, instantes después del accidente de avión. Los primeros nervios, las primeras preguntas (¿qué ha pasado? ¿dónde estamos? ¿nos están buscando?…), los primeros conflictos entre los supervivientes… Hasta este punto la cosa sigue manteniendo un cierto interés. Pero una vez intuímos la presencia de los depredadores todo se vuelve terriblemente predecible y cansino, ofreciendo más de lo mismo. Recomendada únicamente para aquellos que seáis muy aficionados al found footage.