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Terral: un estudio de género

Cuando la Naturaleza te absorbe

Antes de empezar

Los géneros, meras etiquetas que clasifican las obras, a veces estorban más que ayudan. Dentro de lo fantástico, donde se engloba el terror, existen cientos de pequeñas etiquetas que convierten el cajón del terror en un batiburrillo de subgéneros que en ocasiones roza el absurdo. Ahora bien, para que se pueda establecer y asentar un género en la tradición, sea literaria o cinematográfica, hay que observar una serie de obras en las que se repitan una serie de motivos y temas con los que podamos configurar un patrón o sistema.

T. Todorov, gran crítico literario, en su magnífica obra Introducción a la literatura fantástica (1970), establece una escala de lo fantástico, incluyendo la literatura de terror — y por extensión el cine de terror — en lo que denomina “extraño-puro”, y dice: «En las obras pertenecientes a ese género [lo extraño puro], se relatan acontecimientos que pueden explicarse perfectamente por las leyes de la razón, pero que son, de una u otra manera, increíbles, chocantes, singulares». Partiendo de esto, el subgénero que aquí quiero analizar es únicamente aquél que se basa en la verosimilitud, en lo que puede asimilarse como real, dejando de lado todo aquel terror sobrenatural que, admitámoslo, tanto nos emociona.

Antes de seguir quiero matizar algo: este artículo pretende ir más allá de dar nombre a un subgénero que está muy presente; pretende analizar sus bases y connotaciones. En síntesis, TERRAL es el acrónimo de terror rural — lo que se ha llamado también slasher backwoods —, y se engloba dentro de esta etiqueta, a grandes rasgos, todas aquellas obras que, desarrollándose en un espacio no urbano, incluyen torturas y atroces crímenes perpetrados por las personas que residen en dicho espacio… Más fácil: paletos asesinos.

La fórmula del éxito

Todas esas obras siguen un esquema similar que las aúna: un personaje (o personajes) a, propios de un espacio A (generalmente urbano) se introduce(n) en un espacio B (no urbano) amenazados por la hostilidad de los personajes b. Un esquema estructural sencillo, desde luego, pero con sus matizaciones. Cuando digo espacio no urbano me refiero a una población remota o aislada de cualquier foco reconocible de civilización en sociedad. Suelen ser pueblos, aldeas o casas perdidas en medio de la nada. El esquema se puede entender a su vez como una forma evolucionada de slasher, ya que los individuos hostiles suelen tener todo un historial cruento a sus espaldas. Y digo forma evolucionada del slasher por que si bien el asesino en serie es por regla general solitario, en el terral los asesinos van en manada —grupos heterogéneos de rústicos perturbados como I spit on your grave (2010), Eden Lake (2008); o familias enteras como La casa de los 1000 cadáveres (2003), Las colinas tienen ojos (1977; remake de 2006)—; sin olvidar que se recrean en la tortura de forma especial.

A su vez, los personajes a comparten todos una característica común: son personajes muy arraigados a la ciudad y sus destinos son lo más ajeno a ellos posible; son viajeros errantes por decirlo de algún modo, ya que por regla general, la trama del terral es una desviación de la clásica road movie de corte americano — si bien la road movie americana se basa en la libertad que proporciona la autopista solitaria, en la velocidad o en la huída, la road movie europea tomó el esquema original y lo reformuló para dotar al género de la capacidad de reflexión sobre la identidad nacional: el viaje como búsqueda —. Los personajes b, en cambio, varían en su construcción psicológica, aunque se pueden clasificar en tres tipos: perturbados, que son la mayoría, bien por el aislamiento o por el tipo de vida que llevan — Calvaire (2004), Vertige (2009) —; organizados bajo una ideología — Frontière(s) (2007)—; o simplemente infligen dolor por diversión —Ils (2006), I spit on your grave (2010) —.
Existen casos curiosos que en vez de seguir el esquema, lo invierten. Los hostiles no son los lugareños, sino los que viven en ciudad: en esta situación los personajes a fingen una doble moral, una familia perfecta. Aquí encajan por ejemplo The woman (2011) o The loved ones (2009), donde las víctimas son recluidas dentro del ámbito urbano dándole una vuelta de tuerca al sistema del terral.

A todo esto se une la estética gore — Inbred (2012); incluso el splastick, en Jodidos kabrones (2012) por ejemplo —, que es prácticamente indispensable en todas las obras de terral, llegando al denominado torture porn moderno. La recreación de los asesinos o secuestradores rurales en la tortura y la humillación llega en algunos casos hasta lo más extremo. Un caso especial de mención en cuanto a la humillación más sádica es la belga Calvaire (2004), toda una joya de este subgénero.

Simbología: la naturaleza embrutece

En el fondo, el terral esconde una premisa sencilla: no todo el monte es orégano; no todo es tan bonito como parece en medio de la naturaleza. La literatura nos ha vendido durante siglos el famoso tópico del «Beatus ille» — «Dichoso aquél que se aleja del mundanal ruido»; es decir, que a través del abandono de la ciudad y el establecimiento en la paz del campo se alcanza la felicidad —; en este subgénero del terror lo que se busca es un tópico contrario, una especie de, por llamarlo de alguna manera, «Miser ille» («desgraciado aquél»), pues todas las obras que pertenecen al terral tienen de trasfondo esa caspa moral que parece decirnos “cuidado dónde os metéis y no habléis con extraños”.

Pero la simbología del terral va mucho más allá en los tiempos modernos. En mi opinión, el terral intenta mostrar la diversificación del ser humano: el hombre, bajo los preceptos morales de la ciudad y de la sociedad, se convierte en civilizado; mientras que el espacio rural, despojado “teóricamente” de esos preceptos morales — por favor, que nadie se ofenda si vive en un pueblo —, devuelve al hombre a un estado más primitivo. Y es que en todas estas obras encontramos que los personajes b — los rústicos — se sienten fuera de toda ley: creen que en el espacio donde residen son ellos los que se gobiernan a sí mismos y se sienten capaces de realizar cualquier acción que quedará sin castigo — exceptuando los casos donde sí hay venganza, I spit on your grave, por ejemplo —, e incluso creen que lo que hacen es algo normal.

Profundos orígenes

Pero nada de esto es nuevo, el cine no lo ha inventado, aunque sí reinventado. Desde el folklore europeo se pueden rastrear los motivos que envuelven la estructura del terral, ya que en los cuentos más primitivos ya está presente el secuestro y la tortura dentro del espacio rural. Y si no sólo hay que echar una mirada a los clásicos de la infancia de los hermanos Grimm: «Caperucita Roja» y «Hansel y Gretel» son los mejores ejemplos.

En pleno siglo XIV, Boccaccio en su Decameron ya introduce este sistema de terral en un cuento cruel y trágico (cuento cinco de la cuarta jornada), donde el amante de una muchacha de aldea es asesinado por los hermanos de ésta en pleno bosque. El poema narrativo de Lord Byron «El prisionero de Chillon» utiliza también la estructura del terral pero en su variante de secuestro y tortura psicológica. También se podría considerar terral «La leyenda de Sleepy Hollow» de W. Irving, aunque su desenlace roce lo sobrenatural que tanto gustaba en el Romanticismo. En la literatura española tenemos honrosos ejemplos de puro terral, donde destaca el poema narrativo «La tierra de Alvargonzález» de Antonio Machado, la historia de unos hijos que asesinan a su padre y se deshacen del cadáver echándolo a un lago.

Estos ejemplos son sólo algunos de los que se encuentran en la literatura universal, lo que llama la atención sobre este subgénero que ha ido derivando cada vez más en la vertiente de terror. Lo que pone de manifiesto es que no es un género salido de la nada o inventado por el séptimo arte, aunque sí es verdad que el cine lo ha explotado y llevado a unos niveles mucho más altos de calidad.

Como muestra, un botón

He escogido a modo de análisis tres ejemplos de obras cinematográficas para ver cómo hacen uso de la estructura del terral atendiendo a los tres tipos de asesino rural.

VAMOS A JUGAR, CHICOS.

A la hora de torturar por placer, por diversión, una de las formas más macabras y sádicas, Haneke dio en el clavo con Funny games (1997). En esta obra maestra del director alemán descubrimos a dos muchachos asaltadores de chalés que proponen un “juego” sin retorno a la desdichada familia de turno. En este caso el asalto no es durante un viaje, sino al llegar a su destino. Se puede considerar un terral invertido, no en el espacio, invertido en los personajes b, puesto que provienen de buena familia y una perfecta educación. Los asesinos poseen todo en sus vidas salvo el aliciente para vivirlas, por lo que se dedican a buscar esa alegría de vivir en el sufrimiento de los demás. Con escenas tan maravillosas como el plano fijo de varios minutos en el que vemos la frustración y desesperación de los padres ante el hijo perdido, Funny games se convierte en una de las obras de terral más polémicas y salvajes en cuanto a dureza psicológica. Aunque el mismo Haneke hizo la copia de esta película diez años después en Hollywood, llamadme pureta pero me quedo con la original.

LA LOCURA A VECES SE HEREDA

Rob Zombie es uno de esos directores capaces de dar vida a, no un personaje, toda una familia de slasher arraigada en la América profunda. La casa de los 1000 cadáveres se inserta en el terral de asesinos perturbados, y eso es decir poco, ya que cada miembro de la familia Driftwood está más loco de atar que el anterior. Sin embargo destacan, a mi gusto, dos personajes centrales: el — carismático — capitán Spaulding, y el sanguinario Otis. En este caso sí que se cumple en toda regla el esquema de road movie: unos jóvenes deciden indagar en la historia negra de Norteamérica y descubrir las raíces de un antiguo asesino, lo que encuentran es… bueno, una bonita muerte. Los paletos en esta ocasión están aislados de todo foco de civilización y perpetran sus crímenes sin el menor atisbo de arrepentimiento. Gore, violencia y tortura se mezclan en esta cinta con maestría, dejando el listón bien alto. Tan alto que aunque su secuela, Los renegados del diablo (2005), no está mal, no llega a la calidad de su predecesora.

AQUÍ ME MONTO YO MI NUEVA “FAMILIA”

Perteneciente a la Nouvelle horreur vague por su estética excesivamente sangrienta y sus escenas crudas, Frontière(s) se inserta en el terral con el trasfondo político francés de la disputa por la presidencia entre J. Chirac y Le Pen. Miles de hijos de inmigrantes en Francia salieron a las calles en una revolución social sin precedentes, desde donde parte la película. Los jóvenes, huyendo del acoso policial, van a parar a un sucio y sospechoso motel de carretera cerca de la frontera con Bélgica, regentado por una familia un tanto especial: una familia de slasher cuyo motor ideológico es un viejo nazi que les controla a todos y quiere hacer perdurar la familia a toda costa. Todos los personajes b se mueven por la ideología nazi del padre, y aunque podemos decir que están claramente perturbados, no es sólo la locura lo que les lleva a asesinar y torturar.

Como colofón

Para terminar, este repaso que he hecho a lo que creo que son las bases de un género, no ya naciente, pero si todavía creciente, deja ver la variedad y construcción de un tipo de horror que en los últimos años ha dado verdaderas joyas del terror, si bien es verdad que necesita un nuevo enfoque porque como todos sabéis, últimamente las nuevas obras cae en la repetición e imitación de sus grandes predecesoras. Como decía mi compañero Redrum en su reseña de Inbred, ¡Vivan los paletos de pueblo!


Vuestros comentarios

1. 09 nov 2012, 08:19 | Joan Lafulla

Genial Randolph. Enhorabuena.

2. 09 nov 2012, 09:12 | MrCelofán

Estupendo análisis.

Saludos.

3. 09 nov 2012, 14:18 | MASP

Te ha quedado un artículo de puta madre, tío.
Un Saludo!

4. 09 nov 2012, 16:20 | Bob Rock

Brutaaaaaal (que diría Dethklock)

5. 09 nov 2012, 18:29 | ELENA

Me gustó muchísimo el análisis de este subgénero dentro del terror y las notas relacionadas con la literatura universal así como que desde el inicio del texto nos explicaste cómo ibas a desgajar los actores de la trama. Te sacaste un 10.

6. 09 nov 2012, 19:04 | Randolph Carter

Gracias a todos, de verdad! Siempre anima que reconozcan tu trabajo; de igual manera que os invito a que señaléis los defectos, claro está. Un saludo a todos!
P.D.: Sería bueno engordar la lista de películas de terral, que yo a lo mejor me he quedado un poco corto.

7. 09 nov 2012, 19:08 | Gandalf12

Mu buen articulo, Randolph. Y mu buena selección d representantes del género; a mí también mencantan la Funny games original y La casa d los mil cadáveres (la considero mu superior a su secuela, a la q los fans del terror, curiosamente, le tienen más simpatía y nunca mexplicao pk).
Añadiría a tu lista dos joyas setenteras q son claros precedentes deste subgénero: Deliverance, d John Boorman, y Perros d paja, del gran Sam Peckinpah.
Saludetes…

8. 09 nov 2012, 19:32 | Samdra

Tremendo artículo, no hubiera pensado en etiquetar este tipo de propuestas más allá de “slashers” rurales, pero me ha parecido muy interesante todo lo que has apuntado.

Como nuevo giro al Terral, podrías incluir Tucker and Dale vs Evil, creo que en muchas de las características que has comentado (personajes, espacio…) encaja con el subgénero, pero aquí lo estira y le da la vuelta al clásico slasher.

Buenos ejemplos todos los que has ido mencionando durante el texto, también el de Frontiers’ y La casa de los mil cadáveres, en lo que no sé si estaría tan de acuerdo es en el de Funny Games. Sí, es cierto que comparten la idea de la tortura atroz e injustificada, pero poco más a mi parecer, en cuanto a personajes, ideología y motivaciones. Al menos desde mi punto de vista ;)

Un saludo!

9. 09 nov 2012, 23:06 | Elizabeth

Muy interesante artículo.
The strangers (2008)?

10. 10 nov 2012, 13:48 | Elchinodepelocrespo

Mola.

Gracias.

11. 10 nov 2012, 14:12 | RedRum

Gran artículo compi Randolph! Además es curioso pero la mayoría del terral de estos últimos años está muy vinculado al cine francés, incluso Alta tensión en cierto modo es cine terral. Y también tenemos mucha comedia véase: Desmembrados o Inbred o los remakes de 2000 maníacos.
Saludos.

12. 10 nov 2012, 18:11 | Randolph Carter

Gracias a todos ;)

Gandalf12: Como decía en el artículo, estoy de acuerdo contigo, a mí me gusta más La casa de los 1000 cadáveres. Y creo que encajan perfectamente tanto Deliverance como Perros de paja (maravillosa película), aunque en cierto modo se alejen del terror y se acerquen más al drama.

Samdra, compi, tienes toda la razón con Tucker & Dale, no me pude reír más con esa peli! En cuanto a Funny games, te entiendo, parece que está cogido con pinzas, pero si te fijas responde a la estructura, aunque lo que sorprende es que reformulan los personajes rústicos (que aquí no lo son, simplemente se “contagian” de la brutalidad en lo rural, allí donde cometen sus crímenes). Pero sí, es discutible. ;)

Elizabeth: Desde luego The Strangers encaja, va en la línea de Ils o Eden Lake, creo yo.

RedRum: Ahí le has dado, amigo! Los franceses, en su cine bizarro de última cuña, recurren mucho a esto del espacio aislado (insisto que me volvió loco Calvaire, aunque sea medio belga). Alta tensión es de esas, sí, aunque me dejó destrozado el final, pff. Y por supuesto Inbred, una maravilla (la estaba esperando con ansia! genial tu reseña) y Desmembrados.

Saludos!

13. 20 nov 2012, 20:44 | Mountain

Genial tío, muy interesante. Según lo leía me acordaba mas y mas de la divertidísima Tucker and Dale Vs Evil, pero se me han adelantado.

Excelente.

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