The Dead Inside

The Dead Inside es la nueva película del consagrado director Travis Betz, director de la ya conocida Lo, por la que cosechó un gran número de críticas positivas y una importante legión de fans dentro de este preciado género. Antes de nada quiero aclarar un poco el tema de las puntuaciones. Lo primero es recordaros que The Dead Inside es un musical de terror, y por lo tanto, no puedo calificarla como una película de terror a secas. Por definición, uno nunca puede esperar “terror” de un musical, pero sí puede encontrar elementos que conforman éste y decidir si valorarlos o no. Evidentemente un servidor los ha querido valorar. Tampoco os voy negar la razón por la que decidí escribir esta reseña, y es que, para los que no lo sepáis, lo de RedRum me lo puse por una bebida tropical del mismo nombre que, curiosamente, es una de las bebidas preferidas de nuestros dos protagonistas (indirectamente la película me alude y por lo tanto debo responder).

Ahora dejémonos de nimiedades y centrémonos en lo primordial: The Dead Inside. Al igual que en Lo volvemos a tener como tema principal el amor, pero con un añadido, el desconocido y confuso mundo de la inspiración artística. The Dead Inside es un auténtico caos, una mezcla de todo. Es un musical de terror, un drama y una comedia. Pero ante todo es un caos muy bien escrito.

Harper y Max son una pareja de zombies que buscan de forma insistente la manera de abrir una extraña puerta tras la cual se esconde una bruja. Sin embargo, sus huecos cerebros de zombies son incapaces de hallar la resolución a dicho problema. Detrás de esta historia se encuentra Fiona, una escritora de sagas de zombies que padece una grave crisis de inspiración. Está completamente bloqueada. Y lo mismo le ocurre a su novio Wes, cansado de fotografiar tanta boda insulsa y con ganas de dar un salto en su carrera. Hasta que un día Fiona empieza a ser acosada por un malévolo espíritu, deseoso del amor que Wes siente por Fi.

Es evidente que entre estas dos historias hay mucho más en común que la simple relación escritor/obra. Realmente Harper y Max son los alter egos de Fi y Wes dentro del libro de Fi titulado The Dead Inside. Ya que uno de los sueños de nuestros protagonistas es poder vivir un “apocalipsis zombie” y dado que la realidad no les ofrece el poder satisfacer su fantasía; qué mejor que recrearla dentro de una ficción. Pero lo más grande de este extraño musical de tintes shakesperianos es que detrás de ambas historias hay un mensaje que consiguió sorprenderme. Y es que Fi y Wes siempre han tenido la inspiración delante de sus ojos, pero eran incapaces de verla. Quizás no exista mayor inspiración que la que surge de lo más profundo del corazón.

Una de las cosas que más me gusta de The Dead Inside es, evidentemente, el guión. Yo nunca me he considerado “fan” de los musicales. Siempre he sido de ese tipo de espectador que llegados a los primeros 45 minutos ya se empieza a saturar de tanta canción; por lo que generalmente me suelo tirar el resto de la película preguntándome para mis adentros: << pero cuándo van a dejar de cantar de una p… vez >>. Y eso es algo que no me ha pasado con de The Dead Inside. Es más, me ha ocurrido precisamente lo contrario. Podríamos decir que The Dead Inside es un musical “muy flexible”. Hay cierto equilibro entre diálogo y canción, por lo que es un musical que se puede ver aún no considerándose fan de los musicales.

La puesta en escena es muy videoclipera. Básicamente son videoclips entrelazados dentro de una película, un mecanismo que utiliza Trevis Betz no solo como una manera de profundizar en la historia y sus personajes, sino también como mecanismo idóneo para enganchar al espectador y conseguir introducirle dentro del mundo de The Dead Inside. Digamos que es como el sucedáneo del gore. Además destacar la labor de Betz a la hora de dirigir estas pequeñas piezas a modo de videoclip, demostrando, en última instancia, que nos encontramos ante un director excepcional. En cuanto al lado cómico de la película nos encontramos ante un humor paródico que no llega a ser molesto en ningún momento e incluso a veces llega a ser ingenioso dentro de su naturaleza absurda.

En lo referente al apartado técnico lo cierto es que nos encontramos con muchas limitaciones. No podemos olvidar que se trata de un musical indie y que, por lo tanto, el presupuesto es muy reducido. La mayor parte de la acción transcurre dentro del apartamento de Fi y Wes. Es casi como una obra de teatro con reminiscencias a Shakespeare. El reparto es mínimo, casi nulo; solo veremos a dos actores durante los 98 minutos de duración de la película: Sarah Lassez y Dustin Fasching. No obstante, no por ello debemos calificarlo como un reparto fallido, concretamente ella está de fábula. Enseguida se pueden distinguir las distintas personalidades de los dos únicos personajes, quedando ambas muy bien definidas. En tan solo 20 minutos de película es como si conociéramos a Fi de toda la vida. Y ese logro, en parte, lo debemos a que sea un musical. Las letras de The Dead Inside profundizan lo necesario en sus dos personajes, tanto es su rutina como en sus sentimientos. Y al tratarse de dos personajes que admiran tanto el subgénero zombie y la bebida RedRum, es imposible que uno no se encariñe con ellos.

Mi recomendación, antes de verla, es que no os dejéis llevar solo por las buenas críticas. Es cierto que la película es recomendable y es innegable que soy un gran fan de The Dead Inside. Pero eso no quiere decir que finalmente no pueda decepcionaros, que es algo que le pasará a más de uno. Ante todo hay que saber disfrutarla y dejarse llevar, y sobre todo, dejar las expectativas para otra ocasión (lo que me recuerda un poco a lo ocurrido con el Truco o Trato de Michael Dougherty, una película que no es recomendable ver con expectativas, lo que no quiere decir que sea mala o pretenciosa). The Dead Inside es un soplo de aire fresco. Es divertida, inteligente y trágicamente bella. Y, ¿sabéis una cosa?, ahora mismo me tomaré unas cuantas copas de RedRum, y me voy a ver otra vez mi nuevo musical preferido. Eso sí, antes os dejo con este fragmento de una de mis canciones favoritas:

Nosotros haremos todo
lo necesario por sobrevivir.
Y nosotros estaremos juntos
el resto de nuestras vidas.
Uhhhh en el Paraíso Zombie.