Nailbiter

Alice conduce su coche junto con sus tres hijas rumbo a Kansas. Va al encuentro de su marido, que se halla en el extranjero cumpliendo como soldado. En mitad de ninguna parte son sorprendidas por un tornado y, temiendo por su vida, se refugian en el sótano de una granja. Pasado el peligro descubrirán que han quedado encerradas y que las personas que moran en el piso de arriba no parecen tener intención de atender a sus llamadas. Para colmo de males, algo ronda el exterior de la finca, algo agresivo, peligroso y rápido… algo que no está sólo…

Nailbiter es un film de bajo presupuesto que, rodado con una cámara digital (concretamente una Red One), logra demostrar que hoy por hoy se pueden obtener resultados visuales casi a la par de una gran producción con muy poco dinero. Y es que la imagen del film es realmente buena, tanto en color, como en fotografía, como en movimiento de cámara… un empaque genial que, desgraciadamente, nos alejan del feeling de serie “B” y hace que los fallos destaquen con mucha más fuerza y se contemplen con poca o ninguna indulgencia.

La idea y el guión de Nailbiter no es ninguna maravilla, pero la verdad es que hasta mitad de función todo marcha con buen ritmo y mejores maneras. La presentación de las dos protagonistas es concisa pero efectiva, la factura del tornado es realmente buena, el sótano funciona como espacio seguro en un principio y amenazante después… todo perfecto, y de pronto llega la criatura y con ella la decepción… Y es que el director no ha querido sacrificar la factura técnica y opta, en lugar de mostrar una criatura mal hecha, por meter un plano totalmente ajeno a la acción hasta que esta pase. Podéis entender que con ese hándicap uno se pasa la cinta rezando porque no aparezca el monstruo de turno, y no por lo que les pueda pasar a las chicas, sino por el pésimo resultado del mismo que destroza en pocos segundos toda la atmosfera.

La dirección de actores tampoco pasará a la historia. La madre salva con su aspecto físico una actuación mediocre, pero las hijas no podrán escudarse en eso y son, cuanto menos, discretas con sus frases… Curiosamente los secundarios salen mejor parados, los malos siempre son más lucidos y, en el último tramo de la cinta, logran que el interés remonte nuevamente el vuelo para terminar en un giro final que invita a una segunda parte, y es tan simpático que yo personalmente espero que retomen la historia desde allí… eso sí, con otro director si es posible.