The G-String Horror

Cuando una productora empieza a rodar un película de terror en un palacio embrujado con más de 100 años de antiguedad, convertido en la actualidad en un lujoso local de striptease, sus “habitantes” reaccionan y acaban tomando el control de la película para sus propios y bizarros intereses.

Bip, bip, bip… es el sonido de nuestro radar (lo sé, no voy a ganarme la vida escogiendo onomatopeyas) especializado en localizar la más ponzoñosa serie Z del universo terrorífico. Nos encanta. Películas de escaso presupuesto, desterradas de los canales habituales de distribución y que, en la mayoría de ocasiones, cuentan con unos variados y delirantes argumentos que, eso sí, todos ellos suelen incluir generosas dosis de gore, alguna que otra teta siliconada (habitualmente vienen a pares) y una retahíla de efectos digitales creados con la versión de prueba de 30 días de algún software casero de edición. Serie Z. Cine exploit. Black Devil Doll, Gutterballs, The Dead Want Women… El único y gran peligro de este tipo de películas es que acabe resultando más divertido hablar de ellas que la propia experiencia de acabar viéndolas. Pero eso sí… el riesgo que se corre al acercarse a una producción como The G-String Horror siempre vale la pena. Y mientras esto siga siendo así, significará que el espíritu videoclubero de nuestra juventud sigue vivo.

The G-String Horror probablemente tenga como principal aliciente y reclamo a todo un plantel de señoras deseosas de demostrarle al mundo que las enormes sumas de dólares invertidas en sus cirujanos plásticos fueron la mejor decisión de sus vidas. Charles Webb, escritor, productor y director de The G-String Horror, toma el camino más rápido y sencillo: situar la acción de su película en un local de striptease sobre el que recáe una maldición ancestral (si no me equivoco el local de striptease existe. Es real. De la misma manera que también existen los rumores acerca de que el local está maldito). Una excusa perfecta para montarse un found footage con espíritus malignos de enormes tetas haciendo equilbrios sobre una barra vertical de metal.

Entre el elenco femenino de The G-String Horror destaca el nombre de Natasha Talonz, la pneumática protagonista de la mencionada - e indispensable – Black Devil Doll. En una entrevista concedida recientemente con motivo del estreno en DVD de The G-String Horror, le preguntaron a Natasha cuáles eran las razones que la llevaban a tomar la decisión de participar en un determinado proyecto cinematográfico. La respuesta de mi querida Natasha (por cierto, es la chica que aparece en la fotografía de la parte superior del post) me robó el corazón: “La posibilidad de aparecer desnuda y cubierta de sangre”. We love you, Natasha. Y sin más os dejo con el tráiler y algunas imágenes de The G-String Horror.