Hansel & Gretel Get Baked

Ni más ni menos que cuatro adaptaciones en menos de un año. Y atención porque se acerca una más en 3D orientada al público infantil. Por lo que tenemos Hansel y Gretel para todos los gustos, desde la versión más comercial de la mano de Tommy Wirkola - todo un éxito en taquilla – , pasando por la versión casposa de Asylum, la habitual fantasia gay de David DeCoteau y finalmente la aquí presente, Hansel & Gretel Get Baked, la versión más cercana al cine de terror cuya mayor aportación era el esperado regreso de la “mítica” Lara Flynn Boyle y la reaparición de los productores de Crepúsculo. Lo gracioso del asunto ha sido que la de Crepúsculo (es decir, esta que hoy nos ocupa) se hiciera con el trono de la crítica dejando a la película de Wirkola totalmente desbancada, tanto desde el ámbito de la crítica especializada en el género, como fuera de ella (hablando siempre en términos muy generales). Personalmente, y sin dudarlo ni un solo instante, las suspendería a todas (y no es una broma) con notas realmente bajas. Os pongo en situación:

Una malvada bruja que trafica con drogas secuestra al novio de Gretel. Ésta iniciará una búsqueda junto a su hermano Hansel para descubrir el paradero del chico que, justo antes de desaparecer, fue a comprar un poco de marihuana al Black Forest. Lo que no saben es que para encontrarle deberán adentrarse en la casa de una inocente anciana tras cuyas puertas se esconde un bosque de marihuana.

Dicho esto, y como podréis comprobar por vosotros mismos, el concepto que plantea Hansel & Gretel Get Baked es de lo más cutre y descabellado. No obstante hay cierta lectura, un puntito gamberra, que resulta de lo más interesante: lo que el dulce es para los niños, la marihuana es para los adolescentes. El paralelismo tiene su gracia e incluso podría llegar a enganchar, lo reconozco (además de mantener cierta fidelidad con el cuento original); y seguro que hubiera dado para un mediometraje de lo más plausible. El principal problema de esta nueva versión es que ya hemos visto tantas versiones anteriores del cuento y algunas de ellas tan buenas, como la fantástica Hansel y Gretel (Henjel gwa Geuretel) de Pil-Sung Yim (una versión de lo más elegante, mágica, fabulista y brillante, a pesar de su parsimonioso ritmo), que todo lo que se está haciendo ahora se me acaba pareciendo de lo más nimio y aburrido. Todo en Hansel & Gretel Get Baked resulta repetitivo y forzado. Se nota que hay cierta incapacidad de continuar la historia, y siempre acaban encubriéndose detrás del consabido «es una adaptación libre, aquí vale todo mientras el concepto no se disipe» como excusa para acometer fechorías argumentales de todo tipo. Y para ser francos, estoy agotado de tantas licencias y de tanta estupidez sinsentido. Por momentos pensé que con un aumento paulatino de la violencia y el gore Hansel & Gretel Get Baked podría acabar siendo una película más que aceptable, que incluso podría llegar a colmar mis expectativas; pero me equivocaba: ante todo se necesita ser buena película.

Otro de mis reproches a esta nueva versión del cuento clásico es su factura visual tan cercana al telefilm. Y es que después de llenarse los bolsillos con el dinero de adolescentes desenfrenados (me estoy refiriendo a la saga Crepúsculo) tienen la desfachatez de deleitarnos con una película que adolece de una estúpida atmósfera de telefilm para finalmente intentar vendérnosla como si fuera algo plausible o cautivador tras el titular “De los productores de Crepúsculo”. Perdonadme por la expresión pero esto es un “j*dete en toda regla”, señores productores de Crepúsculo. Entiendo que la intención era hacer una comedia gore, pero a mí, como espectador, eso me resulta indiferente: quiero una película con una atmósfera digna, no un telefilm de aspecto rimbombante. Es más, a veces, una simple atmósfera aporta mucho más de lo que parece. Fijaos en la francesa Livid: la taxidermia, los espejos, la decrepitud, la casa… la atmósfera salvaba la película, o dicho de una forma más correcta, la atmósfera ERA la película. Al fin y al cabo la escenografía también es parte de la historia. No me sirven de nada todos esos rollos que se saca de la manga la bruja farlopera si la atmósfera sigue siendo la de un telefilm (j*der, que hasta la de Asylum tenía mejor ambientación).

Argumentalmente podemos afirmar que Hansel & Gretel Get Baked tiene sus aciertos, porque como ya comentaba anteriormente el concepto, en sí mismo, tiene su gracia. Sin embargo, y siempre amparándose en la excusa de tratarse de una “adaptación libre”, acaba abusando continuamente de ese mismo concepto que inicialmente resultaba siempático o incluso gracioso. Estamos hablamos de una película de 100 minutos de duración, de manera que seamos objetivos: el mencionado concepto no daba para algo tan extenso. Es por eso que acaba recurriendo en exceso al slasher sobrenatural (cosa que no tiene mucho sentido); sencillamente porque no hay detrás de la película una historia clara. A todo ello hay que sumarle un montón de chistes que caen en absoluta desgracia (resumiendo… no hacen gracia) y no vienen a cuento (y nunca mejor dicho), lo que junto a la mecionada mala estética hacen de Hansel & Gretel Get Baked una película hortera, pesada, y lastrada por una gran falta de continuidad argumental. Saben cómo acabarla, pero no saben cómo han de llegar hasta allí en 100 minutos a la redonda sin saltarse los stops. Por lo que acaba resultando telefilmesca, argumentalmente oprobia, y lo peor de todo, totalmente previsible.

El reparto es bastante cutre. Básicamente tira del personaje de Flynn Boyle; ella es la verdadera protagonista y la única que le da un poquito de vida al asunto. Aquí Hansel y la bella Gretel pintan menos que dos chimpancés en pleno coito sexual. De entre ellos dos, evidentemente, salvo a Gretel por su belleza; el otro se puede ir con los chimpancés al cubo de la basura. En cuanto al resto del reparto es lo que yo definiría como una extensa e infame montaña de inmundicia artística capaz de hacer que te cortes las venas. Si no fuera porque todos ellos mueren de una forma estúpida se habrían cepillado aún más - si cabe – la película. Y no hablemos ya del gore…, porque menudo asco de gore, artificioso hasta decir basta. Se ve la mano del CGI a la legua.

Seamos lacónicos, la película es horrible y una horterada de grandes proporciones que bajo mi punto de vista debería quedar proscrita. Dicho esto, vamos a ser generosos por suponer el regreso de Flynn Boyle y por el póster de la galleta farlopera desangrándose, y vamos a recompensar a mí querida Hansel y Gretel farlopera con un dulce estupefaciente: 1.5/5. Entiendo que pueda gustar, o quizá pueda resultar graciosa, pero no merece tanta expectativa ni tanta crítica favorable. Evidentemente no la recomiendo, aunque no me sorprendería que un día de estos apareciese una secuela.