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Nochebuena y Transformation

Dos relatos de Eli Campora

NOCHEBUENA
Para contarle a los niños

Martín y Camila esperaban ansiosos la llegada de la Nochebuena.
Sus padres les habían prometido una experiencia inolvidable; irían de campamento, solos en familia y con el fin de compartir un momento íntimo en aquella fecha tan importante.
El lugar elegido, era el preferido de los niños, allí solían ir a pescar con su padre desde que eran muy pequeños.

Los preparativos comenzaron temprano ese día, lo primero que dejó listo Martín fueron sus cañas de pescar, mientras Camila terminaba un hermoso adorno navideño para la mesa.

Alrededor de las seis de la tarde, la familia emprendía el viaje, llegar a destino les llevaría una hora.
Padre e hijos cantaban distintas canciones con entusiasmo, mientras la mamá cebaba mate y los acompañaba con una gran sonrisa. Bajo una plena luna llena festejaron una Nochebuena diferente, en armonía, lejos del bullicio de la ciudad.

De la parrilla humeante, se escapaban deliciosos aromas, las estrellas se reflejaban en el río y una brisa suave y fresca los animaba.
Mientras preparaban la mesa, Camila preguntó a su madre:
-¿Mamá, es cierto que en navidad pueden ocurrir milagros?
- Yo creo que sí hija, ¿No te parece un milagro el amor que nos tenemos todos nosotros?
-Sí, pero yo digo otro tipo de milagros, como por ejemplo, que un ángel baje del cielo y hable con nosotros.
-Puede ser mi chiquita, puede ser- dijo la mamá mientras acariciaba dulcemente la ilusionada cara de su hija.

A pocos minutos de las doce de la noche, la mamá propuso que se sentaran alrededor de la fogata y que cada uno pidiera un deseo, deseos que fueron de amor y de paz para el mundo entero.
Cada uno pudo abrir sus regalos y disfrutaron de grandes sorpresas; después de eso, se abrazaron y besaron prometiéndose repetir cada año aquel festejo, pues todo había salido como lo planearon.

En un momento, algo atrajo la atención del niño.
-¡Miren, veo una luz brillando entre los árboles!- gritó Martín maravillado -¡Es cierto, titila como una estrella!- agregó Camila, quien se acercó apresuradamente esperando el milagro de nochebuena
-¡Es un ángel!- le susurró a su hermano que la seguía de cerca…

(FINAL n° 1)
Una luz enceguecedora los envolvió, una tibieza divina los llenó de paz y acarició sus corazones.
El ángel extendió sus alas refulgentes y con una voz suave y cariñosa les dijo:
-“La paz y el amor reinarán en sus vidas para siempre”- y desapareció volando entre los árboles.
Ese había sido el milagro que Camila esperaba y que se había hecho realidad en una noche que jamás olvidarían; una nochebuena.

(FINAL n° 2)
No era un ángel, era la luz de una cañita voladora que viajaba como loca, sin rumbo, y que después de dar unas volteretas se ensartó en la garganta del padre, matándolo en el acto.

La madre, desesperada, corrió a ayudar a su marido pero tropezó con una piedra y cayó en la fogata quemándose viva.

En un impulso descontrolado, Camila corrió hacia el río en busca de agua para salvar a su madre, pero el destino quiso que resbalara y cayera sin oportunidad de salvarse.

En medio del caos, Martín, solo e inmóvil con la mirada perdida y sumiéndose en una locura de la que no volvería nunca.

(FINAL n° 3)
No era un ángel, la luz era el reflejo de un enorme cuchillo, y detrás de él, un psicópata asesino que los observaba agazapado como una fiera entre los árboles. Los ojos desorbitados…, la boca babeante…, se abalanzó sobre sus víctimas.
Los padres corrieron desesperadamente para salvar a sus hijos…
Un grito desgarrador, lo inundó todo por un instante, luego, el silencio total. Nunca se supo nada de ellos, desaparecieron como desaparece un dibujo en el agua.

Algunos cuentan que las ánimas de esa familia aparecen cada nochebuena en aquel lugar para festejar, pero poco después de las doce todo termina con un espeluznante alarido de terror.

TRANSFORMATION
“No es bueno que el hombre esté solo... y la mujer tampoco.”

Se dice que si un ser humano vive aislado durante los primeros años de su vida, pierde la capacidad de adquirir ciertas facultades, como el habla. Pero...¿Qué ocurre cuando alguien plenamente desarrollado intelectualmente deja de tener contacto con el mundo?

Ciudad de San Nicolás, 1999.

Graciela era una joven que lo tenía todo, trabajo, amigos, novio, un buen auto y dinero para gastar en su fetiche preferido: los controles remoto para televisión. Cada mañana, a las ocho, el televisor se encendía automáticamente, para ello lo programaba cada noche, con el fin de que la despertara para ir a trabajar.
Gustaba de remolonear un rato antes de levantarse, llevando a cabo un ritual casi sagrado para ella: su particular zapping nervioso. Un control remoto forrado en tela de leopardo era quien la transportaba a un mundo de películas, noticieros, programas de música, etc. Esto es lo que Graciela consideraba, el mejor desayuno que alguien deseara tener. A veces ingresaba en un estado de éxtasis tal, que solía incorporarse de manera abrupta, casi llegando tarde a sus actividades.

Corría mayo del ’99, cuando el tranquilo mundo de Graciela se vio afectado por un imprevisto. Su novio, aquel con el que había compartido tantas locuras de adolescente, aquel que se había convertido en el único capaz de alejarla de su control remoto, aquel que la conectaba con la realidad, la dejaba sin motivo aparente, sin una nota siquiera que explicara el por qué de aquella injusticia. Sumida en el dolor y la desesperación producidos por tal tragedia, Graciela pidió unos días en su trabajo, alegando enfermedad y se internó en su cama a llorar y sufrir la desdicha que la inundaba.

Los días pasaban, y el dolor no cesaba, día tras día, el televisor seguía encendiéndose automáticamente a las ocho de la mañana, pero el control remoto seguía inmóvil en la mesa de noche...como muerto.
Fue el día número dieciocho, cuando todo cambió repentinamente.
Otra vez, como empujado por una fuerza poltergeist, el televisor, volvió a la vida a la hora programada, pero ya no mostrando las imágenes correspondientes a Utilísima satelital, sino con una lluvia estridente que sobresaltó a la joven herida. Tomó el control remoto, cuya anatomía casi había olvidado, lo miró dulcemente, con la mirada de quien se reencuentra con un viejo amor. Intentó apagarlo, mas fue en vano, intentó bajar el volumen, pero fracasó. El ruido taladraba sus oídos sensibles, ya no podía soportarlo, y justo cuando se preparaba para destruir su televisor, la lluvia cesó y volvió la programación habitual.

Un poco más relajada, Graciela logró bajar el volumen y cuando se disponía a apagarlo comenzó a suceder lo inexplicable. Los canales pasaban de unos a otros como si una mano invisible manejara el control. Era un zapping, pero un zapping diferente, no era nervioso, era... rabioso, como empujado por una venganza, una venganza producida por un dolor tan intenso como es el de haber sido abandonado, algo que Graciela entendía perfectamente.
El pandemonium duró unos minutos, y luego, la calma...

Cerca de mediodía, Graciela se hallaba en la cocina de su casa preparando por primera vez, después de dieciocho días, un almuerzo decente. Cada tanto, sus verdes ojos se llenaban de lágrimas, quizás para nublar su visión e impedir ver una realidad inexorable... su soledad.

Una vez reintegrada al trabajo, podría decirse que su vida volvió a su curso normal, solo que ahora, cambiaba su camino de vuelta a casa. Ya no pasaba a visitar a su novio, su andar ya no era el de una joven feliz que acude a la cita añorada; su paso era débil, casi dudoso. Su mirada, antes chispeante y vivaz, ahora era opaca, vacía.

Apenas llegaba a su casa, se dirigía a la mesa del comedor donde encontraba el pequeño Phillips, al que había dejado convenientemente dispuesto apuntando al televisor.
Su programación predilecta era la de los canales Fox y Sony, todas y cada una de las series cómicas y dramáticas hacían las veces de contenedores de su angustia. Un mate frío y lavado era su compañero irremplazable, el que nunca fallaría, el que no reprocharía, el que no le pediría explicaciones que no estaba dispuesta a dar.

Llegando a la medianoche, cuando sus párpados se volvían inmanejables para ella, apagaba el televisor y se dirigía a su habitación donde la esperaba el otro, con su control vestido de leopardo. Otra vez el mismo ritual, el zapping obligado, aunque sabía de antemano que se detendría en el canal 29. Titus, Ally, Dharma, Greg, Mulder, Scully y Jack Bauer eran sus amigos más íntimos, a quienes les hablaba aun a sabiendas de que no habría respuesta. Durante largos meses mantuvo largas conversaciones con personajes ficticios que se encontraban muy ajenos a la amargura que la destrozaba.

Pero las modificaciones en la vida de Graciela no solo se dieron a nivel personal, su vida social también se vio seriamente afectada. Sus amigos, que la visitaban asiduamente, tuvieron que dejar de hacerlo, pues era evidente para ellos de que ya no eran bienvenidos. Primero, las excusas eran sobre su cansancio, luego, le molestó que no llegaran todos sus amigos al mismo tiempo, pues se estresaba por tener que levantarse a abrir la puerta más de una vez. Además cuando los recibía, el hermetismo era total. Sentada a un extremo de la mesa, su mate turbio, su control y el televisor, eran los únicos con los que se conectaba.
- Ustedes son muy sensibles... - les decía a sus amigos.- Aléjense de mi, yo sola me basto...Además tengo que ver una película que hoy dan en estreno...Twister.
Cuando sus amigos comprobaron que todo estaba perdido, desistieron, y la dejaron sola...viendo Twister.

Pero ellos sabían que algo terrible se acercaba, que la crisis de Graciela tomaría un camino sin retorno y quizás fatal. Sus amigos estaban enterados de que la semana siguiente, el próximo estreno de los domingos de Cinecanal era “Un día muy especial”, y que probablemente esto sería fatídico para el estado de debilidad en que se encontraba la psiquis de Graciela. Psiquis que estaba a la espera del mínimo detonante para originar el desastre.

Marixa y Pete, sus amigos, decidieron hacer algo al respecto, aunque Graciela no les abriera la puerta idearían un plan para impedir que viera esa película pues era conocida la leyenda que rondaba en torno a George Clooney; se decía que, por medio de su extraño carisma, absorbía a través de la pantalla la energía de las mujeres solas y tristes y las guardaba como un trofeo de guerra dentro de su pera, convirtiendo a sus víctimas en zombies.

La semana transcurrió y la hora de transmisión de la película era inminente. Minutos antes de la diez de la noche, Marixa levantó el teléfono y llamó a Graciela para invitarla a comer papas fritas, sabiendo que éste era un banquete irresistible para su amiga, mas fue en vano, rechazó la invitación diciendo que ya había comido.
Al poco tiempo, Pete se encontraba tocando insistentemente el timbre de su casa con un Mantecol de 750g. en las manos intentando tentar a su amiga, pero no logró su objetivo; Graciela lo echó de su casa y le pidió que no volvieran a molestarla, que ya no quería saber nada de ellos.

Marixa decidió usar el plan C, mucho más arriesgado ya que la película había comenzado. Trepados en la terraza, con pinzas y otras herramientas trataban de alcanzar el cable de la luz.
Dentro de su casa, Graciela estaba sumida en un profundo trance. La soledad, el mate frío, el control y Clooney la transportaron fuera de su cuerpo, a un mundo de ensueño.
- Tenemos que apurarnos Marixa, o será demasiado tarde-
- Hago lo que puedo, pero no alcanzo-
Un arnés casero sostenía a Marixa que se esforzaba por llegar al cable de la luz. - Falta poco, solo un poco..-.
Mientras tanto, Pete, colgado por los pies del techo, observaba por el ventanal como su amiga, caía bajo los efectos del actor vudú.
- ¡Tenés que apurarte Marixa o la perdemos para siempre!-
- ¡Ya llego, un centímetro más!!!!-

Pete comenzó a golpear con desesperación la ventana con la esperanza de que Graciela despertara; pero pronto comenzó a notar como su amiga era víctima de horribles convulsiones, una baba blanca y espesa salía de su boca, los ojos se le llenaron de sangre, y en su rostro se formaban globos que la transformaban en un monstruo.
- Nooooo!!!!!-fue el grito estremecedor de Pete. Y en ese instante Marixa supo que ya era demasiado tarde. La habían perdido.

Pete había roto la ventana y había entrado en la casa de su amiga, la que ahora yacía en el suelo sin conocimiento. Se arrodilló a su lado y sostuvo su mano tiernamente mientras contemplaba una deformidad que no le permitiría volver a dormir serenamente.
En un instante Marixa también se encontraba a su lado sin poder creer lo que veía. En un arranque de histeria intentó una resucitación que resultó inútil. Se había ido. Su decrépito estado de salud no le había permitido sobrevivir. - Quizás era lo que ella quería- dijo Pete tratando de justificar siquiera un poco algo que le resultaba inaudito.

Meses más tarde, Marixa y Pete seguían sumidos en la depresión y la culpa. Habían dejado de ver televisión, en un intento de olvidar, pero no pudieron, hasta en pesadillas se les repetía una y otra vez el mismo horrendo cuadro.
Pero fue una tarde de septiembre cuando Marixa recordó una antigua promesa que habían hecho con su amiga cuando ésta todavía era aquella niña divertida y angelical; se prometieron que la que muriera primero iba a darle señales a la que siguiera viva si es que existía una vida en el más allá.

Fue entonces cuando Marixa decidió buscar esas pista, pero...¿dónde?.
- Tengo que pensar en algo Pete, si fueras Graciela dónde me dejarías una pista?- - No se, en la televisión?-

Marixa comprendió que si su amiga quisiera mandarle un mensaje del otro mundo probablemente hubiese elegido como nexo aquel aparato al que estaba tan vinculada. Pero el temor era demasiado, casi imposible de superar. El solo hecho de pensar en que tendría que tomar un control remoto entre sus manos, la hizo temblar, pues sería imposible para ella no volver a ver a su amiga revolcándose en el suelo transformada en un espantoso ser.
Tomó el remoto entre sus manos, lo contempló un momento y decidió que esa era la última posibilidad que tenía de salir de ese infierno de recuerdos. Pete y Marixa, tomados de la mano, parados frente al televisor hicieron lo que debían hacer, encenderlo. La mano temblorosa de Marixa oprimió el botón al instante en que cerraba fuertemente los ojos. Escuchó un segundo la voz normal de un periodista de TN y se animó a abrirlos lentamente.
Miró a su esposo con una expresión de alivio y desilusión al mismo tiempo. - Nada-
- Poné el Sony-
- ¿Qué?-
- ¡Poné el Sony!- le gritó Pete un poco exasperado
Marixa cambió de canal rápidamente.
- Está Friends, nada.-
- Esperá!, fijate allá detrás de esa ventana- dijo Pete mientras se le llenaban los ojos de lágrimas.
Marixa quedó sin aliento, detrás del decorado de una serie televisiva podía distinguirse una silueta que parecía espiar a los actores.
- ¡No puede ser, estamos alucinando!- exclamó Pete tapándose los ojos con las manos.
- ¡Es ella!

La extraña figura se hacía cada vez más nítida, e indudablemente se trataba de Graciela; pero no la misma Graciela. Desde el fondo de la pantalla su figura fue cobrando espacio hasta ocuparla toda, tornando su mirada fija y satánica, apuntando directamente a sus amigos, largó una horrible carcajada.
En el suelo, Marixa y Pete, con saliva blanca y espumosa en la boca y los cuerpos deformados.
En el televisor, un monstruo demoníaco con botones en su cara y vestida de leopardo.


Vuestros comentarios

1. 25 abr 2009, 20:19 | Lordc

Estan buenos… Me gusto mas el primero por la brevedad y los finales alternativos.

Que los siguientes relatos sean igual o mejores que estos.

2. 29 abr 2009, 03:37 | ED

Simplemente formidables, enhorabuena a la autora.

Me gustaría resaltar esta “desmarque” a modo de pregunta,el cual me fascinó, de la introducción del segundo relato…

“Se dice que si un ser humano vive aislado durante los primeros años de su vida, pierde la capacidad de adquirir ciertas facultades, como el habla. Pero…¿Qué ocurre cuando alguien plenamente desarrollado intelectualmente deja de tener contacto con el mundo?”

Creo que los “posibles” serian infinitos y totalmente impredecibles según el sujeto.

Un saludo, y muchas gracias Joan por darnos a conocer estas delicias.

3. 01 may 2009, 21:14 | AEP

¡Felicitaciones Eli! Muy buenos relatos (en especial el segundo). Los cuentos, sin duda, llevan ese toque personal, que los que tenemos el agrado de tratarte conocemos. Impredecibles, ironicos… como vos los definis: bizarros. Espero pronto leer más…

4. 05 may 2009, 07:35 | batuque

Gracias Joan por esta deliciosa ironía y sentido del humor, espero que no sean los únicos. Eli mi felicitaciones, ¿cuando podremos ver las peliculas familiares?, las espero con ansías.
Exitos!!!

5. 23 may 2009, 19:09 | cecilia

Genial. Que la protagonista se llame Graciela y los amigos Marixa y Pete es simplemente formidable. Mis saludos a esta prometedora joven. Queremos leer mas!!!

6. 23 may 2009, 19:15 | ani d.

ay, no entendi. me gusto solamente el primero, y el primer final. los otros son muy sangrientos!!!

7. 24 may 2009, 03:37 | Elizabeth

Gracias a todos por comentar!
Espero que mi proximo relato les guste…

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