Ghostwatch

Dejemos de hablar de cine, por unos pocos renglones, para hablar de televisión… Esa caja a ratos tonta, otros brillante, que es en gran medida la ventana por la que vemos el mundo y la realidad. Tiene el poder de hacer que demos por cierto, y sin cuestionarnoslos demasiado, los contenidos que aparecen en ella, y aunque la llegada de las nuevas tecnologías la están tambaleando de su trono, la televisión sigue siendo, hoy por hoy, el electrodoméstico troncal sobre el que orbita el resto de nuestro hogar. Muchas cosas no tienen importancia real hasta que no las vemos en nuestra pantalla…

Para entender el fenómeno que ocasionó Ghostwatch nos hemos de situar en Inglaterra en el año 1992. El 31 de Octubre (Hallowen) la cadena BBC decide preparar un especial sobre el más allá. El programa cuenta con un presentador en plató que debate, junto a una invitada, la existencia de lo sobrenatural. El equipo ha desplazado en directo una unidad móvil a una casa donde están sucediendo fenómenos extraños, y hay un grupo de parapsicólogos realizando una investigación. Poco a poco comienzan a llegar llamadas al estudio proporcionando testimonios, y en la casa suceden fenómenos cada vez más alarmantes. Desde el estudio se trata de normalizar la emisión pero el asunto parece habérseles ido de las manos. El responsable de los teléfonos es, además, el marido de la presentadora desplazada a la casa encantada y por tanto la preocupación por su bienestar hará que la tensión crezca por momentos. Las fuerzas ocultas se manifiestan y parece que ni el plató, ni los hogares de los espectadores, pese a la distancia, podrán escapar de la poderosa influencia que se ha desatado…

Naturalmente se trataba de una broma; un sofisticado truco grabado con semanas de antelación y disfrazado como un directo, que en aquel año, cuando todavía éramos muy inocentes, causó estragos entre la audiencia: las líneas telefónicas de la BBC se saturaron de llamadas y algunas personas tuvieron que ser atendidas por crisis de ansiedad. Cinco días después de la emisión un joven con problemas mentales y obsesionado con el contenido del programa se suicidó dejando una enigmática nota que hacía referencia al mundo sobrenatural. Y varios críos necesitaron tratamiento por el shock producido tras el programa (nadie lo diría viendo la película ahora). La BBC tuvo que disculparse por no adelantar el contenido ni introducir en su comienzo ninguna pista de que todo aquello era ficticio. Y aunque es cierto que durante la historia se avisa al público de que no han de tomar nada de eso realmente en serio, este aviso se encuentra tan articulado en la trama que en absoluto resulta efectivo. Así, tras la emisión de este programa, comenzaron a emitirse con seriedad los avisos parentales de comienzo para saber si los contenidos de un determinado show, serie o película son adecuados.

Volvamos a hablar de cine. Ghostwatch, como película, sigue el esquema de found footage sobrenatural como Grave encounters o la saga Paranormal activity, y lo hace con maestría, sabiendo introducir tensión entre momentos muertos, creando una atmósfera que va de menos a más hasta culminar en un clímax donde, si la receta se ha cocinado bien, el espectador se tragará cualquier cosa que suceda por inverosímil que ésta sea. También sigue la norma de no mostrar nada o casi nada: así, las apariciones o los fantasmas se verán apenas unos frames entre movimientos de cámara; algo que funciona a las mil maravillas y que sigue la famosa norma de que menos es más (en mi profesión real de diseñador sabemos de la importancia de esta máxima). Si tenemos en cuenta los años que distan desde ésta hasta otros títulos parecidos, nos daremos cuenta de su modernidad (modernidad que contagió a cintas tan dispares como The grudge o REC). También utiliza, como se hace actualmente, las distintas calidades de cámaras, desde las de vigilancia a las de estudio, pasando por la cámara térmica. Todo sobre un guión que juega con el espectador tratando de convencerle de que existe una explicación racional para todo lo que sucede, para que sea él sólo el que desmonte esa teoría y termine por rendirse ante la evidencia sobrenatural.

Las actuaciones de la cinta son realmente convincentes y ninguna de ellas chirría lo suficiente para romper su atmósfera. Destacar sobre todos la gran interpretación de la madre y de la hija mayor; en ellas, junto a la presentadora, recae la mayor parte del peso de la historia y son, por lo tanto, responsables de llevarla a buen término.

Este engaño no era nada nuevo, el auténtico padre de la falsa realidad fue Orson Welles con su famosa emisión radiofónica de La guerra de los mundos basada en la popular obra de H. G. Wells. Nos encontramos ante un predecesor del género que sentó las bases junto con Forgotten Silver de Peter Jackson (para mí el found footage por excelencia) y la visualmente más sucia The Blair wicht project, de lo que es hoy por hoy un género en alza. Un cuento de fantasmas que hizo gritar de miedo a una generación y que ya sólo por eso merece no ser olvidado…