V/H/S 2

La continuación del found footage VHS no se ha hecho esperar. Transcurrido poco más de un año, y viendo el éxito de su predecesora, los responsables de la que previsiblemente acabará convirtiéndose en una saga, han vuelto a la carga y nos han traído esta segunda entrega con el mismo modus operandi que la anterior; es decir, sketches con diferentes historias cortas anexas a una historia principal que actúa como hilo conductor. VHS 2 es una secuela muy parecida a la anterior entrega. No se cortan a la hora de mostrar sangre y mutilaciones y, en términos generales, supera en grado de violencia a VHS. Las historias son de un nivel parecido también en cuanto a interés. Algunas me parecieron bastante buenas y otras bastante flojas. VHS 2 tiene momentos de frío y de calor, según la historia que te toca degustar. Digamos que el principal problema de esta película son dos de sus episodios que, además de ser muy inferiores a los otros, tienen un enorme problema en su alocado modo de filmación cámara en mano.

Pero vayamos por partes y veamos VHS 2 como película total y también segmentada en sus diferentes historias. VHS 2 nos cuenta nuevamente una historia dividida en sketches o historias más cortas, uniéndolas mediante un nexo en común, que es la historia principal en la que los investigadores encuentran el aparato reproductor y las cintas, y donde cada una de ellas contiene un suceso violento que da paso a una historia de terror. Digamos que dicha historia, que funciona como eje principal de todo el mecanismo de la película, es tan solo una mera excusa para dar paso al festín de historias que se van proyectando al introducir el casete VHS en el reproductor. Este eje principal es tan aburrido como inocuo. Carece de interés puesto que se han aplicado lo justo a la hora de otorgarle momentos de tensión o emoción. El recurso de las apariciones fantasmales al cambiar el plano no despliega el grado de horror deseado, y además se ve venir de lejos en cada ocasión. Esta historia principal, desganada y apática, no ayuda en absoluto al conjunto de la película, que acabrá adoleciendo de altibajos muy pronunciados según el interés y la calidad de los sketches.

Simón Barret se encargó de Tape 49, ese eje alrededor del cual giran todas las demás historias. Y como ya he dicho no cumple con el cometido de provocar miedo y tensión en cada uno de los momentos en los que los protagonistas introducen una nueva cinta VHS en el reproductor. De manera que dicho acto parece más un vulgar protocolo; como el que enciende el equipo de música en su casa con el mando a distancia. Más tarde, durante las últimas proyecciones, los protagonistas de Tape 49 padecen síntomas de haber sido corrompidos por la maldad de la cinta, sufriendo vómitos y desmayos. Pero el impacto llega tarde y mal. Si no empiezas creando una tensión adecuada no puedes acabar creando un pavor repentino, puesto que a esas alturas el personal ya se ha aburrido y ha empezado a bostezar.

Enumerando en orden los segmentos, a priori importantes e interesantes de la película, vendría a ser de esta manera: Clinical Trials, de Adam Wingard, donde el protagonista de este segmento se somete a un implante de ojo tras sufrir un accidente de coche. Una historia interesante a medias, donde lo mejor es el enfoque desde el globo ocular del individuo y su peculiar visión del mundo a raíz de dicho implante. Lo no tan bueno es que a veces el uso de la cámara, excesivamente rápido y alocado, ocasiona que todo dé vueltas y no veas más que cosas girando alrededor. Es una pena, porque el episodio me estaba gustando y la historia no estaba mal desarrollada; pero su puesta en acción, a pesar de acertar en el enfoque desde el ojo de la víctima, no lo hace en cuanto a la velocidad de ejecución, donde creo que los sustos hubieran logrado un mayor impacto con movimientos más lentos y menos directos. Aun así creo que Adam Wingar logra el aprobado, por la mínima, en este episodio.

A Ride In The Park, de Eduardo Sánchez y Greg Hale, nos cuenta una invasión de zombis en un parque natural donde frecuentan excursionistas, naturalistas y deportistas en general. Un episodio muy básico, pero que acierta de pleno en su puesta en escena mezclando el humor grueso, situaciones tan macabras como divertidas, y todo ello aderezado con una excelente dosis de duro gore y zombis hambrientos por doquier. Para mi gusto el segundo mejor episodio de la película y, sin duda, el más corrosivamente simpático de la misma. Nuevamente el singular uso de la cámara en situaciones concretas - no quiero destripar nada – resulta realmente curioso e incrementa el humor del episodio. Muy recomendable.

Safe Haven, de Timo Tjahjanto y Gareth Evans, nos sitúa tras la pista de un grupo de reporteros que está filmando un documental sobre una secta. La cosa acaba desvariando hacia lo imposible, y el terror y el pánico se imponen en las instalaciones en las que se encuentran filmando. Aquí tenemos otro episodio que no necesita buscarle tres pies al gato. Con una simplicidad aplastante nos narra una historia ya vista en muchas ocasiones pero con el sello personal asiático y la habitual dosis de locura que ello implica. Probablemente el mejor episodio de todos, el más potente, brutal y sádico; con momentos muy, pero que muy gores y bestias. Pasa de la tranquilidad de un lugar de residencia y reposo, con cánticos y alabanzas; al desmelene y la realidad de un culto satánico adorador de un demonio que, además, se presenta en cuerpo y alma para masacrar todo lo que pilla a su paso. Demencial y apoteósico podrían ser sus mejores calificativos. Por sí solo justifica el visionado de VHS 2.

Alien Abduction Slumber Party es la última de las historias y viene firmada por Jason Eisener, por lo cual podría esperarse la historia más friki, rara y alocada de todas. Un grupo de amigos decide grabar bromas pesadas que se gastan entre ellos mismos. Al final una invasión alienígena se incorporara a las gracietas girando la tortilla hacia el “sálvese quien pueda”. Directamente un bodrio. Malo a rabiar. Incómodo de ver por su puesta en escena, que parece filmada desde los raíles del Dragón Khan de Port Aventura. El segmento de Eisener es un mareo constante y abusivo de giros de cámara a toda velocidad, descontrolados, sin rigor, que lastran cualquier tensión que la historia pudiera tener. Una tensión que además no existe, puesto que estas deseando que pare ese puñetero vaivén para poder ver algo en condiciones. A Jason Eisener se le fue la pinza al pensar que sería divertido perpetrar este loco tobogán de movimientos de cámara y consiguió que aborreciese directamente este segmento, donde además el humor implícito se me hizo estúpido y la aparición de alienígenas una solemne tontería. Un episodio lamentable que además, al ser el último, lastra el buen nivel mostrado en los anteriores episodios; acabando, así, VHS 2 con un mal sabor de boca aderezado por el insulso final de Tape 49, el episodio vertebrador.

En definitiva se puede afirmar que VHS 2 es, al menos, tan interesante y amena como su primera entrega; pero no es redonda porque no todos los episodios muestran una equidistante calidad ni mérito. Este deslavazado entre episodios provoca momentos de interés y tensión junto a otros de bostezo y aburrimiento, lo cual resulta muy perjudicial para el conjunto de la película. Una pena, ya que le ha pasado lo mismo que a The ABCs of Death: la mezcla de episodios intrascendentes con los más valiosos afean el conjunto final. Para una tercera entrega - que no dudo que la habrá – , seria excelente una mejor conjunción de elementos e historias, aunque tal vez eso sea pedir demasiado y la verdadera esencia de estos “found footages” en forma de sketches sea precisamente el desequilibrio entre sí y la falta de armonía conjunta.

Este tipo de cine cámara en mano, ya sea a través del mockumentary o el found footage, no solo no está acabado, sino que puede seguir dando buenos momentos al género del terror; y si tal vez VHS 2 no acaba de alzarse con los primeros puestos, tenemos ahí cositas tan interesantes como The Bay o The Dinosaur Proyect que nos dicen que aún quedan muchos mockumentary o found footage por ver y, en ocasiones, por disfrutar.