Tú eres el siguiente

Fetichismo experimental y luces de colores

Basta darse una vuelta por su cuenta de Tumblr y Twitter para confirmar que Adam Wingard es un tipo muy atraído por el fetichismo. Mujeres desnudas, calcetines hasta las rodillas y luces brillantes de fiestas navideñas son sus mayores objetos de deleite, todas con notable presencia en su filmografía desde los primeros cortos. Ya en aquellos resulta interesante el gusto del cineasta por experimentar con la imagen y la narrativa. La trilogía de cortometrajes “Forget My Meds” formada por: Laura Panic, Cerebella y Her Name is Laura Panic es un buen ejemplo de ello, tres piezas interconectadas a través del retrato de mujeres mentalmente inestables que fantasean en un plano de existencia surrealista (una de ellas cree firmemente que su novio es un extraterrestre, otra sufre insomnio y la restante vive asediando a un hombre que ni siquiera conoce). Los tres títulos - junto a otro de sus primeros cortos, 1000 Year Sleep – , comparten ecos de enfermedad, paranoia, violencia y un uso introspectivo de la voz en off que se repetirá después en dos de sus largos, Pop Skull y A Horrible Way to Die, extensiones más profundas y ampliadas de ese carácter oscuro, enfermo y perturbado.

Curiosamente, Pop Skull, un viaje terrorífico y paranoico por una mente depresiva en el que Wingard juega con filtros de imagen y sonido en un montaje alucinatorio (algunos críticos han apuntado la influencia de Lynch o Gaspar Noé en sus trabajos); y A Horrible Way to Die, un thriller-drama intimista alrededor de la figura de un serial killer en la línea formal de la anterior pero sin la sobredosis de LSD de aquella y con un uso de cámara temblorosa acorde con la psicología de la protagonista, están escritas por dos de las personas que más han contribuido al trabajo del realizador: E.L. Katz y Simon Barret. Y digo curiosamente porque pese a ser dos guionistas distintos, coinciden en dos libretos con muchos puntos en común que, a su vez, difieren por completo tanto del primer largo del director, una más cachonda y gamberra Homesick (escrita por Katz), un aparente trabajo más amateur con interpretaciones deplorables a excepción de los dos invitados de lujo, Bill Moseley y Tom Towles, que guarda sin embargo un brillante despliegue de gore artesanal; y Autoerotic, escrita por el mismo Wingard codo a codo con su amigo y compañero de reparto Joe Swanberg, una mirada exageradamente irónica y (nuevamente) fetichista a las dinámicas del (auto) placer sexual. Ese tono más cómico presente en Homesick o Autoerotic encuentra su máximo esplendor tanto en la definitiva You’re Next como en la pieza incluida en la antología del terror de The ABCs of Death, que para mí resume a la perfección el estilo del binomio Wingard-Barret con guiños al fetichismo cinematográfico de Wingard y la mejor versión del absurdo sentido del humor irónico y sarcástico de Barret (su Twitter es una máquina constante de cinismo). Otro caso a parte es el del proyecto conjunto de V/H/S, lo más cerca que ha estado Wingard del horror puro y el trabajo más directo a los fans hardcores del género.

El cine de Wingard, al final, se puede resumir en una ambiciosa inventiva visual que no choca con el bajo presupuesto de sus proyectos, en una búsqueda experimental constante, en las dinámicas de colaboraciones entre el colectivo del ‘New Indie Horror’ que irremediablemente acaban influyendo en su estilo, y en una mirada muy personal a la fusión de géneros: drama-thriller y terror-humor sin chirriar.

Quiero apuntar que me ha sido imposible encontrar la única película que me falta de su filmografía, What Fun We Were Having, de ahí que no haya ninguna mención. Lo mismo con los cortos: The Little One, The Girlfriend y Paradox Mary. Y, obviamente, V/H/S 2, que tengo previsto verla en el Festival de Sitges. Mientras escribo esto, Wingard se encuentra rodando junto a Barrett su próximo trabajo, The Guest.

Tu cara me suena

No es posible entender (una parte de) la reciente nueva oleada de terror independiente sin atender a las colaboraciones y los cameos recurrentes que tienen lugar entre los trabajos de estos cineastas. Y aunque en este apartado solo me vaya a referir a los nombres relacionados con la filmografía de Adam Wingard, en realidad esta telaraña de créditos en común se extiende desde los más habituales Jason Eisener o David Bruckner pasando por el registro completo de directores y productores de The ABCs of Death y V/H/S (Brad Miska, Glenn McQuaid, Todd Brown, Gary Binkow o Tyler Gillet, entre otros) hasta la amistosa relación entre Danielle Harris y el matrimonio Biehn o los millones de realizadores menos conocidos que desarrollan muy interesantes proyectos con 4 duros y que tienen mucha presencia en este portal.

En la imagen inferior podéis ver rostros habituales que se repiten en las películas
de Wingard junto a los títulos en los que han participado, ya sea en labores de guión, interpretación o producción. De izquierda a derecha: 1ª fila (Simon Barret, Amy Seimetz, L. C. Holt), 2ª fila (Joe Swanberg, Lane Hughes, Kate Lyn Sheil), 3ª fila (Ti West, AJ Bowen, Hannah Hughes), 4ª fila (Calvin Reeder, Brandon Carroll, E.L. Katz).

Son resultado del espíritu mumblecore (bajo presupuesto), comparten una misma manera de entender el cine y tienen inquietudes y objetivos cinematográficos comunes, pero ante todo son amigos y, ¿con quien trabajar mejor en lo que más te apasiona que con tus colegas? Para el espectador afín tanto a las películas de Wingard como a los trabajos de los realizadores y productores nombrados anteriormente, supone casi un juego ir descubriendo cameos e ir ampliando poco a poco el árbol genealógico del terror moderno independiente.

Joe Swanberg y Simon Barrett son las personas más cercanas y con más proyectos en común con Wingard. El primero, reconocido como uno de los directores mumblecore por excelencia que justo acaba de estrenar una maravilla que desearía recomendar a todos aunque se aleje totalmente de la línea de Almas Oscuras, Drinking Buddies (donde, ¡adivinad!, hay un cameo de Ti West), compartió labores de dirección e interpretación con Adam en Autoerotic y ha tenido papeles protagonistas tanto en A Horrible Way to Die como en You’re Next, donde realiza quizás la mejor actuación de las que le he visto, acercándose con naturalidad a la variedad de tonos del guión de Barrett pese a su peculiar rostro de muñeco de cera. A Barrett, más allá de los libretos, le podemos encontrar en casi todos los trabajos de producción y realizando breves cameos en la mayoría de películas firmadas por Wingard: desde el policía encargado de acompañar al preso (como no, AJ Bowen) en A Horrible Way to Die hasta el hombre que se esconde tras la máscara de tigre en You’re Next.

Precisamente AJ Bowen parece haberse convertido en el actor fetiche de muchos de estos cineastas, siempre ligado al terror independiente ha pasado por las manos de Wingard, de Ti West (como Victor Ulman en The House of the Devil), David Bruckner (en la curiosa y brillante The Signal), de Adam Green (Chillerama, Hatchet II) e incluso de Danielle Harris en su debut como directora en la olvidable Among Friends. Mención especial merece Lane Hughes, quizás uno de los nombres menos conocidos de la lista, pero un habitual de Wingard desde sus primeros cortos (1000 Year Sleep) hasta You’re Next, donde interpreta al zorro enmascarado. Destacaría por encima de todos su magnífico papel de depresivo compulsivo con tintes autobiográficos en Pop Skull.

Es interesante también el cambio de registro que realiza Amy Seimetz desde su sufrido papel de mujer traumatizada en A Horrible Way to Die al punto naíf que le da Barrett a su personaje en You’re Next, donde, por cierto, protagoniza uno de los momentos más cómicos de la película.

Como curiosidad final, en You’re Next aparecen un total de 5 directores interpretando distintos personajes: Ti West (The Inkeepers), Calvin Reeder (The Oregonian), Amy Seimetz (Sun Don’t Shine), Joe Swanberg (Hannah Takes the Stairs) y Larry Fessenden (Beneath).

Del mumblecore al mainstream

Con todo lo comentado anteriormente, no es de extrañar que uno de los rasgos más característicos de You’re Next es que es una película hecha de nuevo (y nunca mejor dicho) en familia. Lo que la diferencia de los trabajos anteriores del dúo es una deliberada intención comercial que se aleja de aquellos testeos experimentales previos de Wingard con el objetivo de llegar a un público más amplio sin por ello mancillar las claves del género. No es You’re Next una película de grandes presupuestos, pero los recursos están usados con inteligencia y picardía convirtiendo así unas simples máscaras de animales que podríamos encontrar en un Party Fiesta en un elemento icónico y aterrador. Lo mismo pasa con el escenario, partiendo de un género como el home invasion en el que el espacio suele ser reducido y las ideas tienen que salir del guión y de la planificación, el director aprovecha las posibilidades de cada estancia, dándole a cada rincón su clímax particular y conduciendo a los personajes arriba y abajo sin que las limitaciones de espacio perjudiquen el ritmo de la narración.

Es precisamente el ritmo una de las mayores virtudes de You’re Next. La película arranca con la clásica presentación de personajes (una muy peculiar familia desavenida) y sin dar apenas tiempo, nos empieza a disparar a un compás endiablado que ya no se detiene hasta el final. Es prácticamente imposible aburrirse con You’re Next, a no ser que tu idea de la diversión sea ver en bucle The Turin Horse, entonces hablamos de cosas distintas.

Encontramos aquí a un Wingard mucho más contenido a nivel de realización, aunque no por ello omite dejar rastro de su sello en escenas como la del sótano y la cámara de fotos (otro ejemplo de cliché sobado al que logra dar la vuelta con una planificación original). Sin ser un virtuoso, el director nos ofrece varios planos para el recuerdo de reflejos aterradores y muertes sádicas. Considero además de recibo destacar, por otro lado, la iluminación de los atacantes para resaltar las máscaras, que fueron previamente tratadas con pinturas y productos especiales para el acabado final que muestran en la película.

No me tiembla el pulso al teclear que You’re Next me parece la mejor película de terror comercial que he visto en los últimos años (con el permiso de Cabin in the Woods, Insidious, Sinister o The Last Exorcism). ¿Porqué éstas? Os preguntaréis - quizás – indignados con mi selección (no, no incluyo The Conjuring por muy bien dirigida que esté). Pues porque todas ellas tienen algo en común, y es su afán de quebrantar las expectativas del aficionado enciclopédico tomando un género o formato de sobras conocido y añadiendo una variable que despierte su interés y al mismo tiempo abra las puertas al entretenimiento (o al sufrimiento, según se mire) del resto de espectadores.

Y en esa hazaña destaca por encima de todo el trabajo de Barrett en un guión que 1: se permite más de un giro en el momento adecuado y del modo más simple, sin resultar forzado ni pretencioso; 2: construye personajes empáticos que se mueven entre la caricatura burlona (Amy Seimetz) y el naturalismo de una dinámica interna que – afortunadamente – no sigue los patrones de la “familia feliz americana”; 3: integra un muy particular humor negro sin abusar de él, consiguiendo definir la personalidad de la película a los pocos minutos sin convertirla en una comedia involuntaria (la conversación sobre cine documental entre Ti West y Joe Swanberg es un guiño hilarante); 4: sabe que no inventa nada nuevo y por ello respeta las bases de los géneros (una mezcla inspirada entre el home invasión, el survival y el slasher) pero se molesta en ofrecer una mirada fresca de los manidos tics argumentales convirtiendo en heroína a una víctima y en víctimas a unos psicópatas, usando ‘armas’ de corta distancia que dan juego a una mayor interacción entre personajes o haciendo del típico home invasión lento y claustrofóbico un festín de acción muy dinámica; 5: es muy violenta, y cuando digo muy violenta, me refiero a muy violenta para verla con tus padres o hijos pequeños en un cine Aribau (típico cine de barrio de Barcelona) comiendo palomitas de azúcar, y eso ya tiene ganado el 70% del corazón del terror-maníaco y escandalizado al resto; y 6: está repleta de elementos icónicos que la hacen perdurar en la memoria: las máscaras, el ‘Looking for the Magic’ sonando sin cesar en tu cabeza una vez abandonas la sala, la brillante manera de presentar el título en los créditos iniciales y finales o la original puesta en escena de las muertes.

Al final, You’re Next es una película que asusta y divierte al mismo tiempo, gritos y aplausos, saltos de la butaca y carcajadas. No hay más pretensión que la de hacer pasar un buen rato sin insultar la inteligencia del espectador. Joder, hay que defender películas como ésta.