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Manborg

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Manborg

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Tras las guerras contra el Infierno, la Tierra ha terminado siendo un erial donde rige corrupta la gran ciudad de Meganet. Allí, Draculón, el Conde de todos los demonios, busca diversión enfrentando a los restos de la menguada humanidad contra sus mejores guerreros. Una arena, cubierta de sangre y horror, será testigo de excepción de estos crueles juegos orquestados por el Barón, jocoso subalterno del Conde. Pero una figura misteriosa se erige como el único faro de esperanza para la civilización humana: de la nada ha surgido un cyborg, cuyos difusos recuerdos lo llevan hasta las guerras Infernales. Este héroe de buen corazón unirá sus fuerzas contra los mejores luchadores de la Tierra, enfrentándose al Mal para devolver la libertad a un planeta exhausto por la sed de sangre de sus conquistadores.

Tengo 16 años, en el instituto me fusilan a suspensos con cada nueva evaluación y mi camiseta de los Ramones no parece llamar la atención de ninguna de las chicas de clase. Es viernes por la noche y acabo de volver de los recreativos con una Fangoria bajo el brazo, la acompaña un par de números de Dragon Ball y otro del Juez Dredd que edita Zinco. Llevo un empacho de calamares bravos terrible, menos mal que la cerveza ha conseguido aturdirme lo suficiente como para ignorar el dolor palpitante del abdomen. Mis últimas monedas han sido tragadas por esas perras: la máquina de Cadillac and Dinosaurs y el Mortal Kombat. Me obstino en jugar a ese dichoso juego de lucha porque la mezcla de sangre barata y captura de movimiento renderizada me parece el súmmum de lo cyberpunk, mi nuevo género favorito gracias a las obras maestras llamadas Akira y Tetsuo; pero cada partida es una tortura donde ponen la cara de mi personaje preferido, Raiden, más hinchada que la panza de Jesús Gil. Sin embargo, mi adicción a William Gibson, el manga, el punk, las patatas fritas o la Troma no son el principal motivo por el que me tiene enganchado esa dichoso video juego, no. Últimamente, el hermano de un amigo, me ha dejado varias cintas VHS con películas post apocalípticas.

Me cuesta dormir, y no son los calamares flotando, que no muertos, dentro de mi estómago; son las malditas escenas de Año 225, Después del Holocausto, de Bruno Mattei o Vincent Dawn para la ocasión, y los moteros de baratillo que pululan por “1990: Los Guerreros del Bronx”, del muy casposo Enzo G. Castellari – amado y odiado a partes iguales por su falso Tiburón 3 –. Realmente lo que me tiene encadenado, siempre que la paga llegue, al fálico mando y los escrotales botones, son las fantasías que las distintas “maquinetas” de cinco duros crean dentro de mi cabeza. Quimeras que mezcladas, dentro de mi mente adolescente, con el cine italiano de todo a cien – sin olvidar que los abuelos putativos de estas alucinaciones son el gran Carpenter y la mítica The Warriors, provocan plácidos sueños donde un héroe definitivo se carga, guantazo limpio mediante o usando láseres de colorines, a todo aquel sucio villano que osase mancillar la pureza, la bondad y todas esas mariconadas. Pese a que la pantalla que llevamos dentro del cerebro ofrece como único limite la imaginación, la indigestión es un hándicap difícil de superar y las luchas que mi héroe cibernético desarrolla contra demonios, de escandaloso parecido con Exterminius, son bastante lamentables y sin apenas ritmo. No obstante, ¿sabéis?, ¡este ha sido el mejor sueño que he tenido desde hace años! La pena ha sido darme cuenta de que ni soy adolescente, ni son los 90: bienvenido a 2013, un mundo donde los demonios reinan sin que seamos conscientes de ello.

Ahora me toca el turno de pediros disculpas por la forma de empezar esta reseña, deseaba cambiar un poco el registro de seriedad que últimamente, tal vez debido a la profunda crisis de valores que vivimos, se respira por todas partes. Amén de que poco hay que decir de Manborg, película donde cualquier reseña sobra: únicamente hace falta ver su tráiler y decidir si entras en el juego de serie Z que ofrece. Pero claro, con algo tenía que rellenar estos folios.

A cualquiera de vosotros que cuente con menos de treinta años, la fábula teenager de más arriba le parecerá una memez de aúpa. Y no os voy a negar parte de razón: en esta época de cine en tres dimensiones, de móviles futuristas permanentemente conectados entre sí; en estos días de confusión donde los recreativos y los videoclubs son sólo moneda de cambio entre las palabras de los nostálgicos, años lúgubres donde Mile Cyrus refrota su cuerpo semidesnudo contra peluches pornográficos. En esta era de oscuridad autoimpuesta, ¿qué sentido tiene una película como Manborg? Quiero suponer que el mismo que contaros una fantasía adolescente de principios de los noventa: hacer despertar, con mucho humor de por medio, el corazoncito púber que gente como un servidor, MASP, Manu, Joan, Mr. Zombie, y otros amigos del blog, tenemos imbricado al fondo de nuestros pechos de viejales… también espero que, tan humilde intencionalidad, tenga como efecto tangencial llevar a miembros de las nuevas generaciones del fantástico hacia un amor sincero por obras como Curso de 1999 o America 3000, y, si puede ser con una sonrisa en los labios. El cine basura post apocalíptico (y similares) es una joya ochentera y “noventosa” que puede seguir ofreciendo horas y horas de entretenimiento cervecero a grupos de amigos con buena disposición por la vergüenza ajena.

Manborg recupera el espíritu de candidez que reflejaban nuestras horas muertas divagando sobre el Eye of Beholder o grabando en casete nuestras aventuras con muñecos de plástico. Mera diversión para nostálgicos. Por supuesto, y como el tiempo aporta siempre una bienvenida perspectiva, lo hace de una manera cutre y ridícula a más no poder. Sin embargo, conscientes de las limitaciones de un producto totalmente DIY, los responsables de Manbrog hacen hincapié en lo absurdo de su guión, la pobreza de sus decorados y lo artesanal de sus recursos. Donde, por ejemplo, la italiana Taeter City naufragaba por tomarse demasiado en serio, la cinta canadiense de los responsables de Father’s Day (muy superior a ésta, todo hay que decirlo) se alza con la victoria al saber presentar unos personajes con carisma, un cinismo omnipresente, un gore escandaloso, una estética colorista, una música entrañable y, en definitiva, un perfecto espectáculo casposo comprimido en una píldora de 60 minutos ofrecida con la mayor de las sonrisas.

Destacan desde la primera toma unos efectos especiales artesanos y llenos de trucajes ópticos ya desfasados que sacarán al niño que todos llevamos dentro, ese que disfrutaba como loco con los “muñequitos” de Ray Harryhausen. Otro factor que destaca es el montaje de sonido, no por la magnífica banda sonora, tan sintética como italiana –si saben entenderme–, si no porque los actores han sido doblados con unos resultados que de nuevo nos devuelven a Mortal Kombat. Al respecto de la famosa máquina recreativa, comentar que los parecidos con Manborg son profundos y sentidos, por favor: disfrutad del personaje llamado “Hombre Número 1”, ¿hace falta más para que veías la puñetera película?

Claro que también hay que señalar el lado negativo del asunto; y es que el montaje y el acabado final – mención aparte para ciertos momentos donde no sabes si los actores, el mismo plantel que en “Father’s Day”, han olvidado sus frases o simplemente han planteado la obra de esa manera – son propios de una producción entre colegas. Currada, no diré que no, pero bastante pobre en lo técnico si vamos a compararla con cualquier blockbuster. Tarea bastante injusta por otro lado, y es aquí cuando espero que surjan las típicas voces disonantes de gente que confunde el tocino con la velocidad.

Y esta extraña reseña llega a su fin: Me ha gustado Manborg. Haberla visto con mis amigos, de cerveza hasta las cejas, hubiese sido mejor experiencia, seguro – me comentan que en su estreno en España, en la sección Brigadoon de Sitges, el público cayó cómplice de forma masiva –; pero su solitario visionado me ha traído gratos recuerdos de la adolescencia, de la forma de entender la vida de una manera más desprejuiciada. De hecho, el cine ha cambiado mucho (solo hace falta ver con que espíritu se recibe actualmente el estreno de la nueva saga de Chucky, con respecto al reposado estreno de su magnífica segunda parte). Las cosas se han vuelto más complicadas, y a pesar de más espectaculares, también más aburridas. Tal vez sea por eso que me uno al pequeño culto que ha generado la cinta; con cierta distancia desde luego, porque Manborg no es tan divertida como la pintan algunos festivales especializados, y tampoco es tan inocente. Dadle una oportunidad pues el metraje es bastante cortito, y se pasa en un volado. Estéticamente seguro que cautivará hasta al más pintado; ¡despierta el berzas que hay en ti!

Así pues, los seguidores de este soldado de buen corazón, este remedo barato de Robocop, estamos de enhorabuena: se ha editado un comic que continúa sus desventuras y batallas. Apostillando un éxito minoritario del que espero haberos hecho partícipes con mi entusiasmo adolescente.

Lo mejor: El bien llevado sentido del ridículo, que alza la cinta como un manjar para los paladares nostálgicos que ya habéis entendido la reseña.

Lo peor: Un montaje que acusa el bajo presupuesto del proyecto.


Vuestros comentarios

1. 27 oct 2013, 11:41 | MASP

Es la historia de mi vida!!! Pero Tío Bob, “¿dónde te escondes hermano?”. Es que debieron separarnos traumáticamente al nacer. No cabe otra explicación. xD

Temo revisitar estos filmes porque me ponen “triste”. Ya me entiendes. Esas tardes de sesiones dobles, primeros pitillos sueltos y onanismos furtivos. Sin embargo no puedo evitar al mismo tiempo acumular una buena colección de caspa movies con las que autocomplacerme de nostalgias varias.

Creo que la culpa de todo la tiene el puto “Ghost ‘N Goblins”. Si no fuera por él ahora sería rico!!

En fin, maravillosa reseña de un tipo de cine inimitable, como la época en que tuvimos la fortuna de vivir esa pesadilla iniciática que fue nuestra fandomera adolescencia.

¡Un Abrazo!

2. 27 oct 2013, 13:01 | Bob Rock

MASP.- Que te voy a contar brother… ultimamente solo me salen reseña nostálgicas… que le vamos a hacer… oye: El habitante del Lago y El Cubil del Engendro Estelar, échale un vistazo a Cyberdark…. pedazo tomos prohibidos XD

Un abrazo!

3. 27 oct 2013, 21:59 | MASP

La madre que lo parió! Si me acabo de gastar 45 napos en el tomo “Absolute Planetary” de Warren Ellis! Pero es que ese de Lovecraft es demasiado tentador. Ainnssss! xD

4. 27 oct 2013, 22:25 | Bob Rock

Que grande Warren Ellis… sus historias de Hellblazer son de las mejores… por no hablar de Camino Tortuoso o Transmetropolitan… tranqui que el de Lovecraft es pre-venta… ya caerá… aunque te recomiendo que eches un vistazo a la colección Barsoom… ahí lo dejo ;)

5. 28 oct 2013, 18:10 | dave

se ve cutre, cutre

6. 28 oct 2013, 19:30 | Bob Rock

Dave.- That’s te way, ah, ah. I like it, aha-aha!

7. 31 oct 2013, 16:01 | Bafometh729

Jai pipol:

Puntuación: 10/100

Por muy nostálgico que uno se ponga, lo que es cutre es cutre y esta cinta no vale un pimiento. Le pongo un 10/100 porque sacar una peli al mercado supone un verdadero esfuerzo y olé los “güevs” de este tipo. Cinematográficamente (vaya palabrita) hablando, es una porquería de las grandes, con interpretaciones innobles, Fx que no tengo constancia de haber visto peores y un guión ridículo y manido hasta la saciedad. En esta no estamos de acuerdo Bob pero decirte que ya ha caído en mis manos Exosphere de Merciful Nuns y me dispongo a babearlo ahora mismo.

Un saludo. Si iu.
Bafometh729

8. 31 oct 2013, 17:23 | Bob Rock

Bafometh729.- tienes que sacar a ese adolescente que todavía vive dentro de tí. Por otra parte, estoy esperando el paquete (de la versión normal, por supuesto). Ahora, ya sabes que mismo disfruto de los Gore Gore Gays que de Merciful Nuns… reconozco ser más puta que las gallinas :P

9. 04 nov 2013, 05:56 | astro turtle

Excelente inicio de reseña Bob, parece que a pesar de la distancia y las culturas diversas de nuestros países (soy de México) la adolescencia fue muy parecida para nosotros jejejeje un abrazo, sin duda me la devoraré en cuanto pueda igual que hago con casi todo lo que publican en esta estupenda WEB. Renovado mi espíritu 90ro jajaja, hasta pondré mi Nevermind de Nirvana para darle mayor sabor…

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