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Under the Scares

Un Seminiario de Cine en una Hora y Media

Under the Scares

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4.5/5

“Hoy en día, con los medios digitales, todo el mundo puede hacer una película. Pero no todo el mundo debería hacerla”.

Así, tal cual. Under the Scares está llena de frases sentenciosas y asquerosamente sinceras como ésta. Es un documental sobre el cine de serie Z en el que sus propios actantes, directores, montadores, actores… cuentan a cámara cómo es, realmente, hacer una de estas películas y conseguir que llegue a las manos de los consumidores. Y es un trabajo muy valioso a muchos niveles: lo testimonial es oro, pero el buen hacer, a su vez, de sus responsables, también es reseñable: no pierde un segundo, va al grano, y es generoso en sabiduría. Lo que tiene, te lo da, sin apenas guardarse nada para sí. Eso sí, si eres un seguidor de este tipo de cine, puedes llevarte algún malrato: son sus propios creadores quienes reconocen que, muchas veces, estos productos son basura.

La Tecnología:

Recuerdan, en un momento de Under the Scares, cómo La Matanza de Texas ha sido durante mucho tiempo la película de referencia a la hora de hablar de cine de bajo presupuesto. Y, también, apuntan que la obra de Tobe Hooper es el ejemplo más claro de cómo han cambiado las circunstancias. Costó un poco menos de 100.000 dólares. Corría el año 1974: en esa época, era impensable hacer una película por 6000 dólares, como sucede hoy en día. Para el cine de serie Z, La Matanza de Texas es una superproducción.

Evidentemente, lo que ha cambiado tanto las cosas ha sido la tecnología: por un precio relativamente asequible, todo el mundo puede hacerse con una cámara digital y un ordenador. Con paciencia y tiempo, efectivamente cualquiera puede hacer hoy en día una película. Recordemos, por ejemplo, cuando se generalizaron los programas de edición de imágenes o de música (disciplinas más “económicas” que el cine, desde el momento en que no se necesita la intervención de más aparatos, como son cámara y sonido, por ejemplo). Muchas voces advirtieron del peligro de “democratización”, y los temores resultaron ser infundados: saber recortar con Photoshop no te convertía en diseñador.

Con el cine sucede algo similar, y con el género de terror, más todavía. Puede parece que cualquiera está capacitado para asustar, a pesar de que todos estamos hasta el gorro de ver pelis que no llegan al mínimo de calidad, sea cual sea su presupuesto. Por eso, prácticamente todos los entrevistados están de acuerdo: además de un guión decente, algo incuestionable a estas alturas, necesitas unos buenos actores y un buen director. Estamos en el mismo terreno del que venimos: no todo el mundo puede ponerse delante de una cámara y gritar cuando es perseguido/a por el asesino de turno. Una de las reflexiones más afinadas para éste que escribe es a este respecto: Blair Witch Project no fue un éxito por casualidad. A la campaña de márketing hay que sumar lo bien elegidos que estaban sus actores. ¿Amateurs? Sí, pero su angustia y desesperación atravesaban la pantalla y llegaban al espectador. Además, tenemos la oportunidad de ver, también, cómo una Scream Queen se queja de que muchos directores de serie Z sólo son técnicos: están capacitados para sacar adelante una película sin apenas recursos, pero no para dirigir una interpretación. Me parece absolutamente emotivo y valiente que una actriz, sea del nivel que sea, pida ser dirigida para poder dar lo mejor de sí.

También, se hace mucho hincapié en la importancia del sonido, “los efectos especiales de las películas de bajo presupuesto”: un buen trabajo en el mismo puede suplir una gran cantidad de inversión. En el fondo, tras todos estos consejos y recetas, subyace un mensaje alentador y pesimista a la vez: una cámara y un programa de montaje no van a suplir nunca el oficio y el buen hacer.

Sin embargo, ¿eso garantiza algo?

El Mercado

Actualmente, es el momento en que más fácil es hacer una película, pero más difícil es vivir de hacer películas. Y estamos ante una afirmación de Maurice Devereaux, que se ha movido en los dos ámbitos: el cine con presupuesto (End of the Line) y el de la serie Z (Slashers). La “facilidad” tecnológica ha provocado que muchas de estas películas que no tienen el mínimo de calidad exigible lleguen, sin embargo, al mercado. Además, como el mismo Deveraux cuenta, los productores ya no buscan películas porque están rodeados de ellas.

Para unos, esta situación ha vuelto terriblemente democrático el cine: están al mismo nivel las producciones de serie Z que las de las grandes compañías. A un servidor, esta tesis no le convence: desde el momento en que Universal, por ejemplo, inyecta dinero en una película, va a primar ésta ante otras en todo. Hablamos de productoras que poseen sus propias cadenas de cine y canales de televisión. Por mucho que pague por los derechos de una película de serie Z a la que le vean posibilidades, siempre habrán invertido más en su producto.

Otros piensan que hay que conseguir diferenciarse e identificarse. Y, aquí, de nuevo, somos testigos de uno de esos testimonios que, por reconocible, se vuelve enternecedor: “¿cómo puedes lanzar al mercado una película con una carátula tan fea?” ¡Demonios, esto es una verdad como un templo! Parece de perogrullo pero, recientemente, estamos viendo hasta qué punto es importante: además de la calidad de las copias en alta definición, dos compañías se están llevando el gato al agua en la distribución de Blu Rays en Europa: Arrow Video y Shameless. Sus ediciones son físicamente preciosas, cuidadas y plagadas de detalles, tanto en las portadas como en los libretos promocionales.

El mercado de la serie Z en Estados Unidos y Canadá suele girar en torno a las convenciones de fans del género. Hay muchas y cada vez son más las compañías que presentan sus productos en ellas. Al principio, aseguran que había mercado para todos: actualmente, esto también está al borde de la saturación. ¿Cómo, entonces, consigues la tan ansiada diferencia, que el cliente vaya a tu stand, que te busque? La respuesta está ante vuestros ojos: son los blogs, las páginas de internet, las revistas on line, quienes están convirtiéndose, cada vez más, en la referencia a seguir. Una buena review puede hacer que tu película sea la que vayan buscando los asistentes a una convención. Así que hazla bien y ponle una portada bonita.

Coda

Puede que Under the Scares no cuente nada que no hayamos escuchado con anterioridad, pero oído por boca de este grupo de cineastas suicidas, rezuma sinceridad y valentía. Así que cerremos esta reseña con palabras de uno de lo más ilustres “padres” de la serie Z, Lloyd Kaufman: “No hagas esto por dinero, sino por pasión. El cine no es un sitio para hacerte rico. Tampoco lo hagas porque te parezca atractivo este estilo de vida”.

Herschell Gordon Lewis.

Frank Hennenlotter.

Robert Kurtzman.

Lo mejor: La teoría siempre entra mejor si te la cuentan sus autores, y este es exactamente el caso de este documental.

Lo peor: Que se hiciera hace hace tres años y vaya a continuar en el anonimato.


Vuestros comentarios

1. 28 oct 2013, 12:35 | MASP

Estupenda reseña! No me lo pierdo por nada del mundo. Este tipo de documentales así como los libros-ensayo sobre el género, me encantan. Reconozco que pueden llegar a ser algo densos pero con ellos se aprende muchísimo sobre la industria y sus protagonistas.
Saludos!

2. 29 oct 2013, 07:08 | Manu

Eh, MASP, intenta verla, entonces, que probablemente la disfrutes mucho! A mí me encantó, desde luego. Saludos!

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