Las mejores películas de casas encantadas

Las listas suelen ser caprichosas y esta no es una excepción. Lo que sigue a continuación no es una relación de las “consideradas” mejores películas de casas encantadas, ni siquiera de las “consideradas” más importantes o influyentes; refleja los favoritismos de su redactor: aquellas que por determinadas razones más me han cautivado, estimulado y me han hecho disfrutar. Habrá lectores que echen en falta tal o cual título, mientras que otros tal vez se indignen al ver alguno de los que he incluido. El propósito de este texto (sesgado, aviso por segunda vez) no es otro que compartir mi pasión por el subgénero y hacer de paso una puesta en común: aquellos que no estén familiarizados con él encontrarán aquí un estupendo punto de partida; por el contrario, aquellos que lo estén, tal vez descubran algún título que les haya pasado desapercibido hasta ahora. Por último, también el que escribe está abierto (y deseoso) a recomendaciones.

La segunda consideración que quisiera hacer concierne al proceso de selección: a menudo el subgénero que tenemos entre manos se mezcla con historias de fantasmas o de posesiones. No es fácil establecer un criterio uniforme que permita desbrozar todo el material y limpiarlo de impurezas. En otras palabras: las categorías de confunden. He procurado incluir aquellos títulos en los que el espacio arquitectónico tiene un papel preponderante y es tratado como un personaje más. Con algunas excepciones (un manicomio, un hotel y un convento), la acción tiene lugar entre las paredes de una casa. He descartado los castillos para evitar la mescolanza y acotar la selección, y también porque considero que las casas, esas hermosas e imponentes construcciones de estilo victoriano, colonial, neogótico, que pueblan las novelas y las películas, son sus herederas directas. No teniendo el nuevo continente una tradición medieval a la que recurrir, la ficción americana cambió las torres por el desván, las mazmorras por el sótano y el foso por un lago. Cierto es también que lo sobrenatural se democratiza, y que ya no es necesario vivir en un castillo ni pertenecer a una noble familia para verse atormentado por el fantasma de turno.

Otro escollo importante es la mezcla de géneros. Durante décadas las historias de casas encantadas en el celuloide estuvieron ligadas a la comedia. Primero en las producciones más tempranas, casi prehistóricas, como son las de George Méliès y Segundo de Chomón, y posteriormente en las de la Universal y otros estudios menores durante las décadas de los 30 y 40 y, en menor medida, los 50: un largo reguero de títulos protagonizados por los cómicos de moda de la época, a saber, Bob Hope, Abbott y Costello e incluso la mula Francis (Francis in the haunted house). Otra mezcla célebre tiene como segundo ingrediente el misterio, son lo que a menudo se ha denominado el horror noir: historias en las que los asesinatos y las tramas detectivescas, más propias del género policíaco, del whodunnit, se desarrollaban es espacios cerrados, casi siempre caserones; El legado tenebroso o El caserón de las sombras son dos ejemplos clásicos. El elemento sobrenatural era finalmente desplazado a un segundo plano, reducido la mayoría de las ocasiones a una sencilla y prosaica explicación racional; digamos que, al final, la luz de la razón despejaba las sombras del misterio.

Podríamos decir que el terror puro, entendiendo este por aquel que tiene su origen en lo sobrenatural, no se instala plenamente en el subgénero (obviando La mansión de los horrores, de 1959, y Los intrusos, de 1944) hasta inicios de los sesenta con dos obras seminales: Suspense y La casa encantada. Estas dos películas sientan las bases del subgénero para las dos décadas siguientes. Serán Luego El Ente y, sobre todo, Poltergeist y Al final de la escalera, los encargados de tomar el relevo y apuntalar, de forma casi definitiva hasta nuestros días, su gramática y sus convenciones, tal y como las conocemos (y anticipamos en cada nuevo visionado) hoy en día. Entre medias, otro título decisivo en los 70: La mansión infernal.

Como dato, señalar que catorce de los títulos listados están basados en textos literarios. Hay dos películas de la década de los 20, una de los 30, una de los 50, tres de los 60, siete de los 70, cinco de los 80, dos de los 90, una del 2000 y otra de la última década. Por último, la lista se complementa con una segunda relación, más ligera, de títulos a tener en cuenta, ordenados por décadas. En total, el número asciende a cincuenta y nueve. Ustedes lo disfruten.

El legado tenebroso (1927)

Mi película favorita de la Universal junto con El hombre que ríe (1928) y El hombre lobo (1941). Aunque no fue la primera, puede considerarse con justicia la madre de todas las películas de casas encantadas. Se despliega en ella un completo catálogo de recursos visuales y narrativos generadores de suspense que devendrán clásicos en tanto que recurrentes e imitados. Paul Leni aplica con maestría los moldes del expresionismo alemán, que tan importante será para el desarrollo del cine de género en Hollywood durante las siguientes décadas. El resultado es una obra cautivadora, hipnótica, que rentabiliza las posibilidades de la arquitectura (largos corredores, rincones oscuros, cortinas al viento…) y de los juegos de luces para crear una atmósfera genuinamente terrorífica. Una película que no envejece.

Le chute de la mason Usher (1928, Jean Epstein)

Jean Epstein y Luis Buñuel unieron sus talentos para crear esta maravilla (parece ser que el aragonés no quedó demasiado satisfecho con la forma en que se adaptó el texto de Poe). Me gustaría definir La chute de la mason Usher como una mezcla entre La bella y la bestia (1946) y Vampyr (1932): por un lado, exhibe el lirismo, la belleza formal, el sentido de lo mágico y la atención por los objetos (tan querida al surrealismo) de la obra de Cocteau; por otro, toda la película está impregnada de esa atmósfera irreal, onírica, característica del título de Dreyer. Si alguien me dijera que La chute de la mason Usher es la película de terror más hermosa de la historia no me quedaría más remedio que darle la razón.

El fantasma del convento (1934)

Espero como regalo caído del cielo esa monografía dedicada al fantaterror mejicano que coloque al fin a nuestros hermanos del otro lado el charco en el lugar que se merecen en la historia del cine de terror (y del cine a secas). Mientras llega ese día, los más tozudos tendremos que ir desenterrando de aquí y de allá y proclamando a los cuatro vientos las joyas cinematográficas de aquellas latitudes que nos vayan saliendo al encuentro; tal es el caso de El escapulario (1968), La tía Alejandra (1979) o el título que nos ocupa. Mientras que en la mayoría de las cinematografías mundiales el terror apenas si había sido esbozado, Juan Bustillo Oro, considerado el padre del género en su país, dirige y escribe cuatro títulos fundamentales: Dos monjes (1934), El misterio del rostro pálido (1935), Nostradamus (1937) y El fantasma del convento, una obra maestra que conjuga los estilemas del expresionismo alemán con el gótico más sórdido y solemne (mucho más fiel a sus raíces literarias que sus posteriores manifestaciones en la década de los sesenta en Italia, Inglaterra, América o incluso Méjico). Cima del cine mejicano y obra maestra del cine de terror. ¿Qué más se puede decir?

The turn of the screw (1959)

John Frankenheimer trabajó quince años en la televisión antes ganarse su reputación dirigiendo formidables thrillers como Plan Diabólico (1966) o El mensajero del miedo (1962). Uno de sus últimos trabajos para la pequeña pantalla fue esta versión de Otra vuelta de tuerca (de la que muchos hablan pero casi nadie ha visto), que se adelanta dos años a la de Clayton y Capote y que no desmerece en absoluto de ella. La cinta cuenta con una acertadísima dirección de Frankenheimer, una sobresaliente interpretación de Ingrid Bergman y algunos momentos de tensión y horror verdaderamente memorables. Una joya.

Suspense (1961)

Poco se puede añadir ya a lo dicho sobre este título, que figura sin excepción en todas las listas de las mejores películas de terror de la historia. Jack Clayton en la dirección y Truman Capote en la adaptación de la novela de Henry James forjan una cinta excepcional, heredera directa del estilo Val Lewton y el espejo en el que todas las películas del subgénero se llevan mirando desde hace medio siglo. Ninguna de sus imitadoras/plagiadoras ha conseguido acercarse a su nivel de excelencia. Suspense permanece como una de esos escasos ejemplos en el que el drama y el terror están ligados con tal maestría que no sólo no se estorban, sino que se unen para crear algo que va más allá. La historia de fantasmas definitiva. Mi película de terror favorita de siempre.

La casa encantada (1963)

Junto con Suspense, La casa encantada sienta las bases necesarias para el rejuvenecimiento y la renovación del subgénero que hasta el momento, gloriosas excepciones al margen, se había apareado sin pudor con la comedia, el género negro. En la cinta, el veterano director Robert Wise saca partido de la arquitectura de la casa y juega con los contrastes de luces y sombras para crear momentos de tensión irrepetibles. Para la posteridad, la escena de la mano que aparece cuando la protagonista duerme, imitada más tarde por Hideo Nakata en Dark Water. Magnífica.

Un lugar tranquilo en el campo (1968)

La cinta de ElioPetri es una de las más atípicas y menos conocida de las que aquí se enumeran. Es una estupenda película de terror que comienzan con atisbos de cine “de arte y ensayo” pero que pronto encuentra su camino hacia el corazón mismo del horror sin titubeos. La dirección de Petri es llamativa y notable, el director pone el ojo en los lugares más insospechados, como si espiara al protagonista y nos hiciera partícipe de su demencia. Lo fantástico, los fantasmagórico, se presenta al espectador bajo una luz nueva, o al menos poco habitual, ya que se aleja de la atmósfera del gótico italiano, en caída libre al final de la década, y de los relatos de fantasmas tradicionales. Franco Nero encarna a un pintor obsesionado con la antigua inquilina de una villa abanodana. El actor había interpretado un personaje tocado por la locura con ciertas similitudes dos años antes en la estupenda Il terzo occhio (1966) (que, como curiosisdad, apuntaré que anticipa no pocas cosas de Buio Omega de Joe D´Amato). Un tranquillo posto di campagna está entre lo mejorcito del fantaterror italiano.

Malpertuis (1971)

Harry Kümel alcanzó algo así como un estatus de director de culto gracias a El rojo en los labios (1971), una estilizada y decadente película de vampirismo lésbico en la línea de Las hijas de Drácula (1974) de José Ramón Larraz; sin embargo, su gran aportación al fantaterror europeo es sin duda Malpertuis. Si bien como adaptación del texto literario la cinta se queda algo corta (casi imposible trasladar la compleja estructura de la novela de Jean Ray), la obra de Kümel tiene suficiente entidad y calidad como para figurar entre las mejores producciones del género rodadas en el viejo continente. Se advierte: no es esta una historia de casas encantadas a la vieja usanza, Malpertuis es mucho más que una vieja mansión, en ella anida un increíble secreto. Diferente y bella como pocas.

The stone tape (1972)

Abran paso a mi adorado Nigel Kneale, el creador de la saga Quatermass y unos de los mejores guionistas del género fantástico de la historia. En un principio, se pensó integrar The stone tape como un episodio más de la serie Dead of night, pero finalmente la BBC decidió emitirlo como un programa individual. La cinta tiene todos los ingredientes que han hecho famoso a Kneale, de hecho, es uno de sus mejores trabajos: estupendos diálogos, ritmo constante, personajes interesantes, inquietud y suspense por encima del terror, sabia dosificación de la información y una concepción altamente sofisticada (pero nunca pedante) del género. Realmente, Kneale fue un guionista de talento, de genio a veces, y The stone tape es una de las mejores, más originales y atípicas aportaciones al subgénero de casa encantadas. Brillante.

Don´t be afraid of the dark (1973)

Los 70 dieron un buen puñado de películas de terror hechas para la pequeña pantalla. Don´t be afraid of the dark es una de las más recordadas junto con El diablo sobre ruedas y también una de las mejores. En principio, se adscribe al subgénero que nos ocupa, aunque luego deriva hacia algo más extraño, casi de serie B. Película bien construida, bien llevada y mejor dosificada. Sutil y agudo (y atemporal) retrato de una mujer casada con un ejecutivo de futuro prometedor, que abraza el rol de ama de casa sumisa y servicial para complacer a su marido. Una estupenda cinta de terror que poco tiene ver con el olvidable remake producido por Guillermo del Toro.

La leyenda de la mansión del infierno (1973)

Me gusta considerarla el complemento ideal de La casa encantada. Basada en la novela de Richard Matheson, la premisa es muy similar, sin embargo, La leyenda de la mansión del infierno alcanza un punto más oscuro y siniestro que la cinta de Wise. La película explota y se hace fuerte en las escenas de alcoba: el recurso, imitado hasta la saciedad desde entonces, de la sábana que se deslizada movida por una mano invisible mientras la protagonista duerme ya está aquí. Es, ya digo, una versión más agresiva, violenta y claustrofóbica de la misma historia (como también lo es la novela), con una mayor apuesta por el terror explícito y un final apoteósico y espectacular: una suerte de exorcismo cara a cara con el origen del mal; otro acierto a imitar por sus sucesoras. Nota: considerada la primera película en incluir sexo “explícito” con un fantasma.

O anjo da noite (1974)

En la década de los setenta el director brasileño Walter Hugo Khouri dirigió dos películas que entran de pleno en la categoría del fantástico: As filhas do fogo (1978) es una estupenda historia de fantasmas emparentada con el tipo de terror atmosférico y de raigambre psicológica que tan bien definiera Henry James; por su parte, O anjo da noite no exhibe fantasma alguno, pero sí una presencia turbia que enrarece los espacios y las mentes de los personajes, de nuevo con un pronunciado toque gótico y con recursos que el slasher reclamaría para sí al final de esa misma década. La catalogación como película de casas encantadas en este caso es bastante discutible, pero es innegable que el director convierte la mansión donde se desarrolla la historia en un personaje más, recalcando la arquitectura de interiores, haciendo veladas referencias al carácter “poco amistoso” del edificio y subrayando una y otra vez determinados elementos, ya sean esculturas de aspecto sospechoso o ciertas habitaciones que parecen estar impregnadas de un halo malsano, casi maléfico, capaces de socavar el ánimo y la estabilidad psicológica de quien las transita; recursos clásicos del gótico. Con todo, es una estupenda película llena de sutilezas, de ritmo pausado pero nunca adormecido y producto de una sensibilidad muy particular. Por desgracia poco conocida. Una injusticia.

Pesadilla diabólica (1976)

El mítico Dan Curtis llevó a la pantalla la novela de Robert Marasco. Karen Black y Oliver Reed protagonizan esta historia sobre una casa encantada que introduce un interesante concepto en el subgénero. Cinta no demasiado conocida pero en absoluto desdeñable y que merece estar con todo derecho en la lista gracias al buen trabajo de sus actores principales y a la mano sabia y experimentada de Dan Curtis. A descubrir.

Hausu (1977)

Si hay una película nipona de culto por excelencia en este bendito género esa es sin duda es Hausu, una obra que, literalmente, hay que ver para creer. Tan insólita como marciana, el segundo largo de Nobuhiko Obayashi (célebre, entre otras cosas, por adaptar Aula a la deriva, de Kazuo Umezu) hace saltar por los aires cualquier prejuicio que el espectador pudiera tener sobre el cine de terror. Es difícil imaginar una película que avance tanto con tan poco; que sea capaz de sorprender, de ofrecer, a cada instante, en cada plano, un hallazgo y una sorpresa, y de paso arrancar un par de carcajadas como lo hace Hausu. Hay algo en cada plano servido en bandeja de plata a la memoria, a la diversión y al regocijo visual. Hausu deja pequeñas las extravagancias de Miike Takashi, los Vampire girl vs Frankenstein girl y demás despropósito psicotrónicos exportados por los nipones la última década. Inimitable. Irrepetible. Imperdonable.

Full circle (1977)

Otra de las tapadas. También conocida como The haunting of Julia, esta producción anglo—canadiense se encuentra entre las mejores. Gracias a La semilla del diablo (1969) y Terror ciego (1971), Mia Farrow era ya un rostro familiar dentro del género cuando la protagonizó. No deja de ser esta una historia de fantasmas a la antigua usanza, muy bien llevada, de tiempos pausados pero nunca anquilosados, en el que la tensión crece lentamente hasta alcanzar el clímax final, que es bello y devastador como pocos. No olvidar el extraordinario tema central de la película, que con el tiempo se ha convertido en un clásico.

El resplandor (1980)

Otra fija en las listas. La película de casas encantadas por antonomasia. La más vapuleada por la crítica de cuantas rodó su director. El rostro de Jack Nicholson asomando por la puerta es uno de los iconos de la historia del cine. A pesar de un par de imágenes de dudoso gusto, Kubrick nos regala algunas de las escenas más hermosas, poderosas y mejor rodadas del género, cercanas al orgasmo estético: el triciclo desplazándose por los pasillos del hotel, los encuentros en el restaurante, Jack perdido en el laberinto bajo la nieve… Extraña en su ritmo, estupenda por momentos en los diálogos, estamos ante La Película.

El Ente (1981)

Pocas películas pueden presumir de producir el impacto de El Ente. Contemporánea de Poltergeist, comparte no pocos elementos con ésta; sin embargo, El Ente es un poco menos efectista y “palomitera” (luces, música, espíritus plañideros…) que la cinta producida por Spielberg, y bastante más cruda y violenta en su forma de presentar los hechos. Se podría decir que es una versión para adultos de Poltergeist. En cierto modo, es un cruce entre casas encantadas y torture porn. El Ente cultiva un tipo de miedo profundo y duradero: el que nace de la inquietud, de la incertidumbre y del sentimiento de desamparo absoluto; ese que nos hace saber en manos de nuestro enemigo cuándo, dónde y cómo él quiera. Otro clásico: cruel, traumática, inolvidable.

Al final de la escalera (1980)

Peter Medak, que ha desarrollado la mayor parte de su carrera en la televisión, será ante todo recordado por esta película, otro de los clásicos de la lista. Bien dirigida, escrita e interpretada, cuenta la cinta con algunos momentos que forman parten del imaginario colectivo del cine de terror, y que luego han sido copiados hasta la saciedad: la silla de ruedas, la pelota escaleras abajo, la aparición en la bañera… Además, es uno de los ejemplos canónicos de cómo mezclar el terror con el thriller; entre sobresalto y sobresalto, el protagonista se ve obligado a investigar los hechos ocurridos en la casa varios años atrás con el fin de averiguar qué es lo que atormenta al fantasma que acecha la casa (que al final, como todos, “solo” quiere venganza). Clasicazo.

Poltergeist (1982)

Otro fijo. Un clásico familiar. Ideal para la sobremesa. Sorprende el cambio de registro, casi radical, de su director, Tobe Hooper, teniendo en cuenta que venía de hacerse un nombre tras rodar La matanza de Texas. En realidad no resulta tan sorprendente si pensamos que Spielberg está detrás de todo: las lucecitas, el buenismo, los valores familiares… Muchos de los recursos narrativos y visuales de Poltergeist pueden rastrearse sin dificultad cuatro años antes en Encuentros en la tercera fase. Con todo, es tal vez la película de casas encantadas más famosa e influyente de la historia: la escena de la cocina, casi al principio; la del muñeco en el dormitorio; la figura de la médium; el concepto de almas perdidas que “buscan la luz”; el asentamiento bajo la casa; el acceso al otro mundo a través del armario; la imagen de la niña frente al televisor… Todos ellos convertidos ya en cliché. Mantiene la magia a pesar de los años.

The woman in black (1989)

Volvemos a la tele, volvemos con Knigel Kneale, esta vez adaptando la novela de Susan Hill. Una clásica historia de fantasmas ambientada en una casa aislada de la que nadie en los alrededores quiere oír hablar. El remake con Harry Potter no estaba mal del todo, pero era demasiado efectista comparada con el estilo Kneale. Otra de las joyas de la corona: estructura clásica, in crescendo; terror sutil que explota con una escena final de esas que no se olvidan. No me canso de alabarla. Estupenda película.

Apariciones (1991)

Uno de los tapados de la lista. Un expediente Warren llevado a la pantalla dos décadas antes que The Conjuring. Producto televisivo de bajo presupuesto, sorprendentemente eficaz, con momentos verdaderamente intensos. Por su tono, se acerca bastante a la demoledora El ente, con la que se puede montar una estupenda sesión doble. Muy recomendable.

Ghostwatch (1996)

Se trata más bien de un falso documental, un supuesto programa en directo emitido desde una casa encantada la noche de Halloween. El programa de la BBC causó un fuerte impacto en su día en toda la nación, tanto es así que estuvo censurado durante diez años. Ghostwatch se adelanta a El proyecto de la bruja de Blair y Paranormal activity en muchas de sus hallazgos narrativos. Técnicamente impecable, escrita con inteligencia y potente emocionalmente: hay que verla.

Session 9 (2001)

Una atípica y celebrada aproximación al subgénero por parte de Brad Anderson. La casa es sustituida aquí por un hospital psiquiátrico abandonado. Pausada, ambigua, maravillosamente ambientada, inquietante y sutil como pocas. No para todos los gustos, pero condenadamente buena. Probablemente Session 9 sea lo mejor de Anderson hasta la fecha.

Lovely Molly (2011)

La película más reciente de Eduardo Sánchez dividió a los aficionados: una mediocridad para algunos, uno de los mejores títulos del año que se fue para otros. Yo me encuentro entre los segundos. Sin duda la cinta no es tan entretenida ni tan redonda como otros títulos recientes de la factoría Wan, pero lo cierto es que no lo necesita. Es mucho más arriesgada y compleja en su estructura y exhibe unos mecanismos generadores del terror más personales, poéticos y sutiles. Ambigua, inteligente, desagradecida…

Otros títulos a tener en cuenta

Años 30:
El caserón de las sombras (1932)

Años 40:
Rebeca (1940) ▪ Los intrusos (1944) ▪ The fall of the house of Usher (1949)

Años 60
La caída de la casa Usher (1960) ▪ House of dreams (1963) ▪ Kaidan semushi otoko (1965) ▪ La llamada (1965) ▪ Repulsión (1965) ▪ La redevance du fantôme (TV, 1965) ▪ Historias para no dormir: La casa (1968)

Años 70:
Algo diabólico (TV, 1972) ▪ Dead of night: the exorcism (TV, 1972) ▪ La centinela (1977)

Años 80:
Aquella casa al lado del cementerio (1981) ▪ Dreamhouse (Cortometraje, 1981) ▪ Amytiville 2: La posesión (1982) ▪ Otra vuelta de tuerca (1985) ▪ House, una casa alucinante (1986) ▪ Corazón de medianoche (1988) ▪ Dream demon (1988) ▪ Sweet Home (1989)

Años 90:
Horizonte final (1997)

Años 2000:
El espinazo del diablo (2001) ▪ Los otros (2001) ▪ Dark water (2002) ▪ Darkness (2002) ▪ Frágiles (2005) ▪ Coisa Ruim (2006) ▪ Monster house (2006) ▪ Películas para no dormir: La habitación del niño (TV, 2006) ▪ Paranormal activity (2007)

Años 2010:
Insidious (2010) ▪ The pact (2012) ▪ Expediente Warren (2013) ▪ La casa del fin de los tiempos (2013) ▪ We are still here (2015) ▪ The house on Pine Street (2015)

A continuación os ofrecemos una pequeña selección de trailers de las películas que forman parte de nuestro especial “Las mejores películas de casas encantadas”.

Tráiler de Suspense:

Tráiler de The Haunting (La casa encantada):