OXV: The Manual

Una noticia buena y otra mala: la buena es que la película que reseño hoy es estupenda; la mala es que no creo que tenga los conocimientos suficientes para contaros todo lo sensacional que tiene este título pues es un compendio de filosofía, ciencia y fantasía tremendamente complejo pero que tiene la virtud de presentarse al espectador de forma amable y amena.

La historia nos sitúa en un mundo muy cercano visualmente a nuestra época actual. En esta sociedad, la ciencia ha descubierto que cada individuo emite una frecuencia con la que interacciona con su entorno; si la frecuencia es positiva el mundo favorece tu suerte y tu éxito. Por otro lado, si es negativa tendrás menos fortuna en todo: desde que el tren llegue a su hora a que la tostada caiga del lado de la mantequilla… Nos trasladaremos a un colegio de niños superdotados (cada uno de los alumnos responde al nombre de un personaje histórico insigne) y conoceremos a Marie Courie que tiene una frecuencia tan alta que todo le sale bien aunque, como consecuencia, carece que emotividad. En el otro extremo, Issac Newton, es un joven cuya frecuencia es extremadamente baja. El contraste de ambos es tal que si permanecen juntos más de un minuto a lo largo de un año se desencadenan tremendas catástrofes. Una pena pues Newton está profundamente enamorado de Marie, y ella, por su parte, está fascinada por lo que sucede cuando ambos se juntan; así que año a año, se ven durante menos de un minuto e indagan sobre las posibilidades de lograr un equilibrio. Pasados los años Zak (Newton) descubre que determinadas palabras al ser pronunciadas alteran la frecuencia del ambiente creando un puente para equilibrar a ambos (él subirá de frecuencia y ella disminuirá la suya)… pronto otros personajes entrarán en juego con sorprendentes revelaciones respecto al nuevo poder.

No deja de ser una película romántica; por tanto, su esquema es sumamente básico: Chico conoce a chica y luchan juntos por superar los obstáculos que les separan para alcanzar la felicidad completa. Bajo esta simplicidad argumental se esconden reflexiones filosóficas y científicas de calado, que hablan sobre el destino, la suerte, el libre albedrío, los mecanismos del amor, las leyes de la atracción, la programación neurolingüística, la musicoterapia, o la búsqueda del equilibrio. Así, durante sus casi dos horas de historia sobrevuelan en primer término, o en conversaciones paralelas, teorías fascinantes sobre estos y otros temas que colocan la película en un género que bautizaremos como científico-filosófico-romántico.

Pocos títulos conozco que puedan asemejarse al que presentamos hoy. Sin duda Primer sería el más próximo; afortunadamente y aunque es casi igual de profunda, la que nos ocupa resulta más comprensible y accesible al espectador. Su director, el británico Darren Paul Fisher, mantiene un tono más próximo al cine de Michael Gondry (“La ciencia del sueño”, “Olvídate de mí”) o el de Spike Jonze (“Como ser John Malcovick”), que al hermetismo del mencionado Shane Carruth (“Primer”, “Upstream color”) o la saturación conceptual y formal de Vinzenzo Natali (“Cube”, “Cypher” o “Nothing”)… Así que si queréis tener un aroma de lo que ofrece OXV imaginad un “Amelie” escrito y dirigido por Punset… por ahí le iría.

Fisher es también responsable del guión; desconozco su anterior obra, pero sin duda alguna es aquí donde radica el principal interés de la historia. Su forma de construir las escenas es brillante y su homenaje a la ciencia, la filosofía y la historia, rezuma por todos los fotogramas de la cinta: desde los nombres de los personajes (Tesla, Newton, Theodore Adorno, etc) a las metáforas visuales. Me gustaría reseñar la belleza de algunas escenas: como en la que Newton aprende que dentro de su caos se puede encontrar también la armonía y lo hace sentado en un piano con su mentor al lado, o la secuencia en que los protagonistas cenan con los padres de ella y explican con copas de vino como equilibran sus frecuencias… Pero la cantidad de aciertos en lo visual es casi equivalente al aluvión de ideas.

Al contrario que en la mayoría de las cintas de ciencia ficción, al margen del carácter fantástico de la historia, aquí la base cuenta y mucho. Las teorías sobre el poder de los fonemas asociadas a los magos, brujas y chamanes, la de las frecuencias (que me recordó un poco a la obra “La ecuación Dante”) que cada día se postula más en círculos científicos reales, sus ideas sobre el azar (recomiendo si os gusta el tema el primer capítulo de “Rosquillas anudadas” del matemático Martin Gardner), sus conceptos sobre la positividad y mil ideas más, de las que por desconocimiento no puedo hablar o que ahora mismo no recuerdo, hacen de este film un desenfadado compendio de conocimiento ideal para empezar a familiarizarse con estos conceptos que están dibujando un nuevo paisaje del conocimiento del universo.

Formalmente la historia está narrada a modo de capítulos centrados en el punto de vista de cada personaje que van complementando y complicando el conjunto final… La factura es sencilla pero inteligente con buena fotografía, colores vivos, y una dirección de actores notable a la que hay que sumar el magnífico acierto de casting para narrar el crecimiento, con el devenir de los años, de los protagonistas de la película.

En cualquier caso este no es un film que pueda gustar a todo el mundo, bueno realmente ninguno lo es… la constante sensación de inteligencia superior de todos los diálogos, la frialdad científica de casi todas las actuaciones y su alto contenido de conceptos que se antojan comprensibles pero que, pasados los minutos, son imposibles de re-explicar (al menos para este humilde servidor) llevan la experiencia a un lugar incierto no recomendado a los amantes del entretenimiento ligero. Tampoco es una cinta típica de los lectores de esta web pues carece de violencia, terror, acción frenética, efectos especiales o sobresaltos pero que eso no os impida darle una oportunidad, nenes.

Tan afinada como su escena en el piano, OXV me parece una película deliciosa, que logra algo tan infrecuente como difícil: hacer atractivos mundos a priori aburridos como la filosofía, la ciencia teórica o la historia. Es además una experiencia audiovisual cuidada y sumamente bella a pesar de su aparente simplicidad formal. Recomendable a exploradores del fantástico más singular, amantes del cine de autor, fans de la nueva era y degustadores del cine romántico en su vertiente menos edulcorada.