Ritual

Lovely y Tom son un matrimonio tejano que vivió tiempos mejores. Ahora ella va a su aire, seduciendo moteros en bares de mala muerte, y él intenta hacer borrón y cuenta nueva. Pero suena el teléfono de Tom; es ella, y como siempre responde para verse metido en otro lío.

Esta vez Lovely se ha dejado llevar por el hombre equivocado. En un sucio motel abandonado de la mano de Dios, casi resulta violada, pero por suerte se ha deshecho de su nuevo ligue a base de puñaladas. Cuando Tom llega para auxiliarla los dos descubren, gracias a una cinta que guardaba aquel misterioso tipo, que se han involucrado con una secta cuyo único objetivo es invitar a Lovely a una fiesta: la última de su desinhibida existencia.

Ritual es un thriller atmosférico de bajo presupuesto auspiciado por After Dark y distribuido en comandita por Lionsgate. El nombre de estas dos empresas ya nos pone en antecedentes. Como sabréis (porque Almas Oscuras lleva como unos cuatro años siguiendo las andanzas de ambas) After Dark es un proyecto que intenta dar salida a películas de terror independiente, primero como festival “virtual” y segundo como productora, como es el caso. Tenéis a vuestra disposición más de une veintena de reseñas y noticias asociadas al After Dark con disquisiciones, más o menos sesudas, del proyecto global como tal. Sólo haré un breve apunte: hablamos de cintas muy desiguales que suelen inclinar la balanza hacia el lado negativo. Por otro lado, Lionsgate es una distribuidora/productora que ha pasado de menos a más y que nos ha regalado títulos como Your’re Next o Cabin in The Woods y nos traerá esperadas obras del estilo de I, Frankenstein y Nurse 3D; es decir, una distribuidora que abarca un gran rango de calidades en su catálogo, pero siempre interesantes para el aficionado al terror.

¿Por qué hago hincapié en las empresas detrás de Ritual antes que en la propia obra? Pues porque la unión de estos dos nombres sintetiza a la perfección el resultado final de la película, más que en otros casos por mucho que podamos disfrutar de todo el catálogo Afer Dark desde la web de Lionsgate. Por un lado tenemos un thriller de raíces muy independientes, pero enfocado hacia el núcleo duro de los aficionados, que sin destilar especial creatividad en sus apartados se disfruta de una manera muy simple y de fácil digestión. Siempre, claro está, sabiendo pasar por alto su lánguido ritmo y la falta de profundidad de guión.

Especialmente sangrante resulta esto último. Y aquí parece interesante analizar la faceta “lynchniana” del título. Todos sabemos que David Lynch, en sus buenos tiempos, intentó usar el lenguaje cinematográfico retorciéndolo para contar sus historias de una manera surrealista y bastante oscura; a pesar de que muchas veces fuese un mero ejercicio visual. Pues bien, el guionista y director de Ritual, el novato Mickey Keating, parece querer apropiarse de los mismos estilismos pero sin tablas ni valor para profundizar del todo en la locura, en los efectos mentales del Horror. Porque al fin y al cabo, el trasfondo acaba siendo tan trivial como trillado: una pareja se involucra accidentalmente con una secta y ésta se las va a hacer pasar canutas, punto y final.

Keating no se atreve con riesgos excesivos y fuerza la ambientación de ciertas escenas al modo “lynchniano”, pero sin salirse de la guía de ruta que ofrece su sencillo guión. Durante la primera mitad, precisamente hasta la aparición de los sectarios de marras, juega con la insinuación y la metáfora hasta cierto punto. Quizás, y este es el gran fallo, mezcladas con una edición pobre y dándole más importancia a la narrativa al uso. De tal modo, las escenas más arriesgadas acaban resultado hasta un pelín pedantes.

Así nos topamos con el tufillo pretencioso desprendido por ciertos detalles. El primero, y más curioso, es su forma de presentarse. Casi de manera experimental se nos avisa por pantalla del festival de extrema violencia al que vamos a asistir, tenemos 30 segundos para quitar la cinta. Y comentaba que es curioso el aviso porque si de algo carece la cinta es de violencia alguna, al menos física. Sí denota un esfuerzo en crear una atmósfera opresiva que podría ser interpretada como violencia psicológica… pero amigos, hay que tener más agallas. Como decía, otros detalles siguen destilando pretenciosidad: un largo plano de una carretera nocturna; la presentación y epílogo de los protagonistas, una misteriosa viñeta con aire bubblegum rodada en un solo plano, el dialogo entre dos personajes, casi al final del metraje, que como justificación de lo visto resulta vacío; y la traca final: el fallido intento por romper la cuarta pared sin venir a cuento… pero, por otro lado, son estos detalles los que hacen que el visionado tenga un sabor “diferente”. Consiguen alejar la cinta de la masa ponzoñosa en que se ha transformado la serie B actual.

Y buena culpa de que ciertos tramos generen inquietud, dentro de una historia incapaz de alcanzar dicho logro, lo tiene el diseño de sonido. Un sobresaliente para una banda sonora y unos efectos cuidados hasta el mínimo detalle. Responsables directos de una tensión que de por sí no transmiten los actores protagonistas. A este último respecto no se les pueden poner pegas a Dean Cates y Lisa Marie Summerscales: resultan arto creíbles; no obstante, pasados los primeros compases, sus personajes quedan constreñidos por la escasa dimensión de unos diálogos repetitivos. Todo agravado porque el misterio inicial se va desvelando sin mucha gracia.

Tampoco creo conveniente hacer sangre de un elenco donde no encontramos nombres reconocibles (a lo sumo un secundario de lujo como Larry Fessenden, asiduo a la serie B y hasta a producciones con un mínimo de encanto, como la recomendable I Sell the Dead); ya es bastante que hayan conseguido un producto por encima de la media. Mucho menos a nivel técnico, que, pese a ese montaje primerizo y falta de gancho para rodar las escenas de terror, ofrece un acabado visual atractivo y sugerente.

En definitiva, una cinta que entretendrá a los amantes del thriller independiente, tirando a “rarito” por aquello de la conexión estética con Lynch, y que repudiarán los buscadores de acción directa y sin complejos; por aquello de esa primera mitad lenta y de esa última media hora, donde unos sectarios dejan de dar miedo para causar poco más que bostezos.

Predecible pero visible, que no es poco.

A título personal sí me deja dos interesantes cuestiones: ¿seré capaz de volver a reseñar todas las películas que compongan el After Dark de 2014? ¿Seréis capaces de soportarlo? Se admiten apuestas.