Machete Kills

Lo que parecía inverosímil, dentro de algo de por sí ya bastante inverosímil, se ha convertido en una realidad “de facto”: ‘Machete’ (2010) no ha sido un episodio aislado en los cines de medio mundo, sino que ya cuenta con su secuela aquí comentada y muy probablemente una tercera y quizá no definitiva parte.

Los que vimos en el cine la primera parte no llegamos a dar por cierto el anuncio de dos nuevas películas, tituladas ‘Machete Kills’ y ‘Machete Kills again…in Space’ al final de la locura de Robert Rodríguez calificada por él mismo como ‘mexploitation’. Mezcolanza de una ‘exploitation’ con el grifo bien abierto en la violencia absurda y la imagen granulada, que en aquella ocasión llegaba renovada por la inclusión flagrante de tópicos fronterizos y sobre todo, la antaño imposibilidad de meter intérpretes del nivel de Jessica Alba o Robert de Niro. Todas estas estrellas, que colaboraron prácticamente gratis, permitieron al director mejicano emplear un presupuesto ínfimo que consiguió cuadriplicar en las taquillas, gracias también a la polémica de tocar un tema muy sensible en aquel año: la inmigración ilegal en las ciudades del sur de los Estados Unidos, posicionándose además a favor de los “mojados”, como se conoce despectivamente a los inmigrantes mejicanos en tierras yanquis. La cuestión es que ahora es un tema que ha perdido peso político, y ello, unido a lo limitado de una propuesta tan grotesca como la del culto a las películas de bajo presupuesto de los setenta, ha provocado una acogida bastante tibia de esta segunda película. No en vano la película ha tenido muy poco impacto en las carteleras, y muchos vieron en ‘Machete Kills’ la broma que sólo hace gracia la primera vez.

Lo cierto es que pese a ser ambas película de un subgénero tan nicho y tener al mismo par de actores en sus papeles protagonistas, ambas películas se parecen menos de lo esperable. La principal diferencia radica en el guión, mucho menos serio y, consecuentemente, menos comercial, pues hace que quien deguste la película tenga que aparcar durante el metraje conceptos como verosimilitud o continuidad.

Ahora toda la trama se ha vuelto mucho más ácida y absurda, lo que mucha gente ha criticado; pero a mi juicio no deja de tener lógica, si como así parece la próxima entrega transcurrirá en el espacio (éste es enlace para quienes quieran ver ya el tráiler).

Detractores de esta segunda parte también aducen que Machete ahora parece de todo menos mortal. Proezas como derrotar a tres experimentados asesinos a sueldo a la vez se han vuelto el pan de cada día de un Danny Trejo ya casi septuagenario, lo que provoca el rechazo de muchos espectadores que parecen no percatarse aún de ese carácter mitad superhéroe, mitad personaje de dibujos animados, ya presente en el primer ‘Machete’.

En esta ocasión el mejicano sin papeles más carismático de Norteamérica es de nuevo coaccionado a hacer el trabajo sucio de un hombre aún más poderoso, tornándose pieza clave en el puzle de salvar al mundo de un desastre nuclear. El tono oscila entre lo urbano, lo desértico y lo futurista en el interior de laboratorios secretos, escenarios que consiguen recordar seriamente por momentos los mejores videojuegos de 16 bits. Personajes, a cada cual más estrambótico, irán apareciendo para allanar o poner cuesta arriba el trabajo de nuestro héroe con una gran cara para la radio.

Creo que ya se nota por estas primeras líneas que mi impresión de ‘Machete Kills’ es positiva, pero tengo también mis objeciones, cómo no. Primeramente, decir que Robert Rodríguez parece haberse pasado con la sal de los cameos, y es que son tantos los actores de primer orden dispuestos a colaborar que ya me imagino al pobre como alguien que celebra un cumpleaños de trescientas personas y no puede más que dedicar unos segundos a cada uno de los asistentes. Eso frustra a quienes, como yo, ven actores infrautilizados. Ahí tenemos al gran Walton Goggings (experto en paletos sureños) que no goza de más de cinco minutos en la pantalla, y por el contrario otros como Lady Gaga están, en mi opinión, claramente de más. Menos mal que los que sí tienen presencia en el film lo bordan, en especial los dos villanos, Mel Gibson y el mejicano nominado al Oscar unos años atrás Damian Bichir. Otro “actor” (entre comillas porque se dio a conocer como fenómeno de artes marciales) que agradecí ver es el chileno Marco Zaror, para muchos el próximo Van Damme.

Otro aspecto negativo es que la trama parece haberse enredado más de la cuenta innecesariamente. No creo que nadie se disponga a ver ‘Machete Kills’ esperando la concentración necesaria para entender ‘Origen’ de Christopher Nolan, y me resultó diáfano al verla que una película como ésta se hubiera beneficiado de una historia sin tantos escenarios y giros, y es que, vuelvo a decirlo, parece que el medio se ha convertido en el fin y muchos personajes se meten para justificar un actor o actriz, cuando debería ser al revés.

Pero la verdad es que todo esto puede llegar a olvidarse al ver el trato que R.R. dedica a quienes le siguen desde hace tiempo; sus guiños no paran en películas de otros directores como la saga ‘Mad Max’ (cada vez me parece menos casual Mel Gibson en este film), sino que también llegan a su pie en Hollywood ‘Abierto hasta el Amanecer’ y otros títulos.

Así pues, ‘Machete Kills’ no habrá de decepcionar a fans de un Robert Rodríguez que ya no es el director a seguir con planteamientos novedosos como el de ‘Sin City’, sino más bien un adolescente cuarentón que no ceja en su empeño de ofrecer aquello de lo que se empapó de pequeño multiplicado por diez. Ahí están las amazonas exuberantes que llenan de plomo y preguntan después, las decapitaciones y evisceraciones que elevan la cuenta de muertos en pantalla a niveles de la era Reagan y ese humor negro que da en el clavo en tantas ocasiones.