Escape from tomorrow

Como bien apuntaba cierto lector de Almas Oscuras, el cual me recomendó fervientemente esta curiosa experiencia, Escape from tomorrow es un experimento. Ciertamente no sé muy bien qué decir acerca de Escape from tomorrow, primordialmente porque considero que ni ella misma sabía qué demonios estaba contando. Lisa y llanamente creo que todos los implicados en la película se dejaron guiar por la inspiración, o mejor dicho, por la parodia; y en cierto modo creo que el espectador que se engancha a Escape from tomorrow y disfruta de ella lo hace por esa misma razón, porque básicamente la película hace lo que le sale de los bombos. Escape from tomorrow es una película irreverente por naturaleza. He disfrutado de Escape from tomorrow, lo admito. En realidad pocas veces consigo disfrutar con productos de semejante catadura, sobre todo porque me gusta tomarme en serio este tipo de cine y comerme el coco de vez en cuando; pero por norma general, cuando veo que las producciones optan por saltarse las normas sin una razón de peso que justifique esa decisión, entonces lo único que logran es aburrirme de manera ostentosa. Sin embargo, en esta ocasión, reconozco que había cierta afinidad con la propuesta y una especial curiosidad por ver el resultado final. Estamos ante una comedia eufemística de principio a fin a la que le encanta indignar al espectador por medio de un vacile que, adelanto, requiere del mismo (del espectador) un estómago altamente especializado y preparado - algo que, contrariamente a lo habitual, me causó cierto deleite – .

Como apuntaba anteriormente, Escape from tomorrow es una película hecha para entretener y reírse por medio de un humor francamente absurdo. La historia parte de una premisa sugerente como es la de “El Día Disney del Padre”, que como nos podemos hacer una idea no es ni tan feliz, ni tan emocionante como cabría esperar. De manera que en este especial “Día Disney del Padre” estaremos acompañados de pequeñas historias como la del prepúber deseoso de arrancarle la cabeza a Mickey o dispuesto a ir a la atracción de Buzz Lightyear y cargarse algo con el láser espacial… un objetivo que, por infortunios de la vida, nunca llegamos a ver cumplido. Lo que es obvio es que, en su conjunto, Escape from tomorrow ha sabido encauzar adecuadamente la historia al decantarse, en todo momento, por la comedia y evitar, de esta manera, convertirse en el mayor saco de basura del siglo. Así que solo puedo decir una cosa: enhorabuena. Porque sospecho que con otro planteamiento distinto habría dado verdadero pavor finalizar un visionada de semejantes características.

Es evidente que algo de David Lynch hay en todo esto. El de Randy Moore es un debut repleto de imágenes oníricas, como lo fue aquel lejano Eraserhead, algo que podemos corroborrar en ciertos elementos, como el cromatismo en blanco y negro que en ocasiones resulta francamente redundante – aunque tampoco descartaría que se decantarán por este recurso de estilo por razones menos “artísticas”, al tratarse de un filme supuestamente improvisado sobre la marcha – , o, como no, las analogías del cerebro con un testículo gigante, que tampoco sé qué cojones aportaba en todo este embrollo pero que, sin duda alguna, es un claro homenaje al debut de Mr. Lynch.

De todos modos insisto en preponderar otro factor importante y que, incluso para los directores con más maña y experiencia, resulta ser un gran problema: me refiero a “el saber entretener”. En este tipo de películas surrealistas es complicadísimo mantener el interés sin agotar al espectador convencional y menos arraigado. Pero en el caso de Escape from tomorrow, al margen de que la película se pueda disfrutar más o menos, puedo cerciorar que el espectador no se aburrirá con facilidad y esa es la principal razón por la que recomiendo un experimento como este. Moore demuestra ser un verdadero genio a la hora de contar la historia que tiene entre manos. Puede que esa historia tenga o no tenga sentido, incluso habrá quien crea que, sencillamente, no existe historia – de hecho es probable que la historia no tenga sentido para nadie, nadie normal digo, no alguien extasiado a porros – , pero en cualquier caso Escape from tomorrow no se hace pesada y mantiene “un interés absurdo” hasta el final. Las pausas entre una escena y otra están muy bien determinadas; justo cuando el espectador está a punto de asimilar el montón de mierda a la que se está viendo expuesto, saltamos, repentinamente, a una secuencia totalmente distinta, logrando mantener el interés del espectador en todo momento… ya sea para bien o para mal. La película exhibe un gran dinamismo a través de una serie de sketches aparentemente premeditados, por muy incoherentes que resulten.

Y que decir del reparto…, pues sencillamente espectacular. Los actores están muy creíbles y se mantienen cercanos al espectador en todo momento; en especial el protagonista, con el que imagino que muchos padres compartirán cierta afinidad.

El único problema de todo este embrollo, es el embrollo en si mismo. Escape from tomorrow es una película entretenida, pero… ¿cuál es su argumento?: no lo tiene. Es un experimento carente de pies y cabeza. Por supuesto de manera consciente, pero no por ello menos insustancial en su resultado final. Tan pronto se descuartiza a un pobre insensato en la montaña rusa, como se ríe de los siniestros muñecos cantarines. Cuando llegas al final del viaje es imposible no pensar que falta algo, un entresijo, una razón que lo justifique todo. A pesar de todo… recomendable.