The Den

Elizabeth prepara un trabajo para la universidad: pasará varias semanas en casa practicando el chat aleatorio para redactar un informe del impacto de esta actividad desde una perspectiva social y humana. Sin embargo se enreda en un macabro juego del gato y el ratón cuando sin querer su ordenador empieza a ser controlado aviesamente por alguien.

“The Den” me ha dejado con una sensación contradictoria, incluso agridulce pues esperaba bastante de la misma. Por un lado su estilo visual me parece que da un nuevo y bienvenido barniz al “found footage”, pero en última instancia me ha parecido un juego narrativo inteligente pero carente de fuerza alguna. ¿Por qué? Pues por mucho que consiga mostrarse verosímil, sólida y adornada de cierta innovación, su historia deja que desear, mostrando unos personajes que causan indiferencia por su escasa profundidad; también se declara culpable de descubrir sus pasos con bastante antelación: su tramo final la emparenta con “Hostel” de la peor manera y sin mucho sentido, alardeando de una predictibilidad alarmante.

Esta dicotomía entre su buena técnica y falta de interés argumental, así como la incapacidad para asumir riesgos que si han tomado películas paralelas, en cierta manera, como “Megan is Missing” o “S&Man”, me ha decantado finalmente por mostrarme severo a la hora de asignarle una nota. Supongo que aquí entraremos en ciertas discusiones, lógicas ante el hecho de la subjetividad con la que cada cual analiza una obra, pero sobre todo exacerbadas por el hecho de tratarse de un falso documental; y es que me sorprende que el formato en sí (aunque a veces se me escape género, no creo que merezcan semejante honor) tenga una especie de secta alrededor que atacan a todo el que no disfrute con su formato preferido. Por mi perfecto, precisamente al otro lado tenemos un público que repudia el “mockumentary” como si portase la peste, lo que provoca un enconado debate que siempre resulta divertido observar desde la barrera. Pues ni tanto ni tan calvo, una buena película se erige por encima de cualquier clasificación que se forme a su alrededor. Entonces, basándome en sus debilidades y bondades, “The Den” se queda en una película correcta pero bastante intrascendente, eso refleja la meditada nota pese a que muchos les duela. Pero veamos estas características:

¿Qué quiere ser la película que tenemos entre manos? Desde su revelador (demasiado revelador) tráiler pudimos entender que Zachary Donohue, desconocido director y guionista, quería provocar. El objetivo de Donohue es la construcción de un “cyberthriller” psicológico de culto que causase impacto mediático por la mera excusa de buscar el escalofrío en el uso desviado de las nuevas tecnologías, tan presentes en nuestra sociedad actual. Precisamente es en esa intención donde más falla, a estas alturas (y con, por ejemplo, la saga “Hostel” arrastrándose por el barro) hay que buscar un guión inteligente que atrape al público y le haga sentir miedo, abstraer a un espectador de la realidad está al alcance de muy pocos, y no es el caso de “The Den”. En lo que respecta a provocación o terror psicológico la cinta anda bastante escasa: su premisa es intentar transmitir inquietud usando la desprotección a la que nuestros equipos, teléfonos móviles y demás parafernalia electrónica se pueden ver expuestos ante hackers desaprensivos. Muy interesante, y no hace falta más que investigar sobre “Talking Angela”, una gata virtual bajo la que algunos piensan que se esconde una red de pedófilos, para darse cuenta de que este miedo anda muy presente en nuestra sociedad; pero no se justifica dentro del metraje porque las decisiones que va realizando nuestra insulsa protagonista son absolutamente forzadas y predecibles. Así mismo, vamos aguantando un chateo continúo que nos lleva… ¿a qué? Un final simple lleno de obviedades y algo de truculencia claramente orientadas a la platea y no por necesidad de la trama. Un poquito decepcionante.

Parte de culpa la tienen sus actores protagonistas, correctos pero en absoluto emocionante. Cumplen su papel pero el formato elegido les resta carisma a marchas forzadas, encorsetados por esos giros poco trabajados (resulta muy poco creíble que nuestra protagonista enfoque el total hackeo de su equipo con una pachorra que la condena al final que todos imaginamos). También asistimos a partes de metraje provenientes de ciertas cámaras que no tenía sentido mostrar, creo que una decisión tomada para alargar la duración de la producción y venderlo como un largometraje.

Sin embargo juega a su favor una duración adecuada, que casa precisamente con ese espíritu de cortometraje que comentaba anteriormente. Y, por supuesto, que la presentación de como Elizabeth va chateando, la recepción de mensajes y envíos de correos está concebida y editada con mucho saber hacer, siendo lo mejor de la película su estética realista (¡Por fin unos personajes que usan Gmail!). Verosímil a nivel visual pero increíble a nivel argumental, curioso. Eso al menos hasta el tan cacareado tramo final donde el “torture porn” se adueña de la pantalla, sinceramente, no sé muy bien con qué intención, pues ni impacta ni aterroriza, provoca bostezos en todo caso.

Quizás los menos exigentes sepan ver en “The Den” una buena cinta, pero creo que cualquiera acostumbrado a ver cine de terror sólo sentirá interés por ver de que manera luce una película marcada por la captura en vídeo y cámara de móvil, como mayor atractivo. Goza de buenos valores dado su origen independiente, pero se le debe exigir haber sido editada con una historia más pulida.