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Una oración por los que mueren

¿Por quién doblan las campanas?

Situada en Amistad, Wisconsin, justo después de la guerra civil norteamericana, “Una oración por los que mueren” nos cuenta la horrible epidemia que atenaza un pueblo con mandíbulas de miedo y muerte. Jacob Hansen, sheriff, enterrador y pastor de Amistad, no tarda en verse abrumado por la situación a pesar de hacer todo lo que puede para remediarla. Pero Jacob no puede controlar la rápida expansión de la plaga, el pánico que se desata sobre Amistad o sus propios sentimientos de desesperación.

Stewart O’Nan nació en Pittsburg, Pensilvania, en 1961. Creció fascinado por los dibujos animados, los cómics de terror, la televisión, el Tarzán de Edgar Rice Burroughs, los combates aéreos de la Segunda Guerra Mundial y Stephen King. Cuando cumplió los 18 años, comenzó la carrera de Ingeniería Aeronáutica en la Universidad de Boston donde también desarrolló una afición por las novelas de William S. Burroughs, el nouveau roman y el cine extranjero.

Terminados sus estudios, O’Nan empezó a trabajar como ingeniero de estructuras en la base aeroespacial de Grumman, en Long Island, haciendo el turno de noche, lo que le permitió dedicar tiempo a escribir, y a leer a Camus, Dostoievski y Walker Percy, que le interesaban por su discurso sobre la condición humana. En 1988 ganó el premio Ascent Fiction por el relato Econoline, y descubrió que prefería dedicar su vida a la Literatura, dejando así su trabajo en la base.

Siguiendo los consejos de sus esposa, se matriculó en un Máster de Bellas Artes en la Universidad de Cornell, en Ithaca, Nueva York, En esa época ganó otro premio, el Columbia Fiction, por el realto The Third Of July, y comenzó a esbozar lo que más tarde sería su primera novela, Snow Angels (que ganó el Premio William Faulkner en 1993) así como su cuarta novela, A world Away publicada en 1998. Desde entonces Stewart O’Nan no ha dejado de escribir y publica casi un libro por año.

En 1996, la prestigiosa Revista Granta eligió a O’Nan como uno de los mejores jóvenes novelistas americanos, un honor que compartió con David Guterson (Mientras Nieva Sobre Los Cedros) y Jonathan Franzen (Las Correcciones). A principios de 2007 se estrenó en el Festival De Sundance la primera película basada en un libro suyo, Snow Angels.

El señor proveerá… o quizá no lo haga

¡Pandemia! ¡Contagio! ¡Plaga! No tenemos más que ver esos términos alarmistas para comenzar a pertrechar nuestra mentes con todo tipo de armamento figurado con el que poder afrontar la horda de zombies que nos acecha. Porque hablamos de muertos vivientes ¿verdad? ¡Pues no! Eso nos pasa por listos, pero sobre todo por la saturación que está sufriendo el género, siendo sobreexplotado en todos sus ámbitos, no sólo a nivel literario sino cinematográfico o incluso videográfico, que nos lleva por inercia a pensar en los “reanimados” en un entorno apocalíptico.

Seguro que más de un impaciente ya está esbozando un mohín de decepción mientras se realiza la pregunta del millón. Entonces… ¿No hay ningún tipo de enfermedad que diezme a la población? ¡Oh, desde luego que la hay! Y lo hace del modo más atroz que puedas imaginarte, de ése que no sólo podría llegar a pasar sino de la manera que ya ha sucedido en épocas pasadas. Mediante una enfermedad real como la vida misma. Nada de extraños experimentos gubernamentales ni oscuras conspiraciones médicas. No son necesarias para desatar el caos más absoluto en esta pequeña población de la “América Profunda”. Nos enfrentamos a la asesina en serie más perversa e inclemente que jamás haya existido: la propia Naturaleza.

La truculenta historia nos es contada en Una oración por los que mueren por el propio protagonista a modo de narrador omnisciente, mediante un tono que desde sus comienzos intuimos como absolutamente devastador. Y no es para menos, pues desde el comienzo fortuito de los hechos hasta que se desencadenan los trágicos acontecimientos, Jacob Hansen se ve obligado muy a su pesar a revivir tanto en carne propia como ajena las traumáticas experiencias que sufrió durante su militancia en la Guerra De Secesión Norteamericana. Esas noches en vela atrapado en una pestilente trinchera bajo fuego enemigo, rodeado por los cadáveres de los soldados caídos de su propio batallón, obligado a devorar la carne cruda de los caballos que tuvo que acuchillar a sangre fría para vencer la inanición…

Es aquí donde se evidencia la influencia de Stephen Crane, autor de La Roja Insignia Del Valor, probablemente una de las mejores novelas escritas sobre el citado suceso bélico (pese a que no participara personalmente en el mismo). Así, nuestro protagonista va alternando breves “flashbacks” del pasado con la analogía de los hechos presentes, pero muy lejos de la conocida novela histórica, pues en este caso estamos ante el terror en su más pura esencia totalmente ajeno a cualquier elemento propio de la ciencia ficción. De este modo, Jacob se siente aislado del mundo que le rodea como El Extranjero de Camus, de quien el autor toma el tono desesperanzador sin posibilidad de redención.

¿Cabe conservar la razón cuando la locura se ha apoderado de tu mundo? ¿Es posible mantener la fe ante la agonía de toda esperanza? ¿Acaso no existe Dios o de hacerlo no es más que un demente ludópata que apuesta nuestra vidas en la ruleta rusa del Destino? Todas estas preguntas martirizan a nuestro protagonista mientras sencillamente trata de hacer lo correcto. Pero quizá lo más adecuado hubiera sido morir en aquella trinchera infecta junto a sus compañeros. Puede que tan sólo sobreviviera para ser víctima de este castigo. O lo que es más probable, que la verdadera esencia de Jacob Hansen muriera hace ya mucho tiempo y no sea más que un fantasma condenado a sumarse a las cada vez más numerosas huestes de la plaga…

Mientras tanto, Jacob continúa su labor como pastor, enterrador y sheriff de Amistad investigando, en un ambiente de pútrida novela negra que parece diseñado por Stephen King, cuál puede ser el origen de la pandemia y muy a pesar suyo terminará por averiguarlo. Porque a quienes persiguen la verdad, se les concede la pena de encontrarla.


Vuestros comentarios

1. 14 may 2014, 16:59 | korazh

Sin duda un libro recomendable a todas luces. Tiene momentos sublimes. Uno de mis libros favoritos. Es una pena q esté descatalogado.
Un saludo.

2. 08 feb 2016, 16:06 | Piesucios

Hace muchos años que leí este libro y llevo unos días como loca buscando algo que no se si he soñado o me he imaginado: ¿no hay una adaptación cinematográfica de la novela? ¡Porque me suena que sí! ¡A ver si me podéis ayudar!
Gracias de antemano y felicidades por el blog!

3. 29 may 2017, 10:57 | David

Korazh: Decir sublime, es decir mucho.
La novela me pareció mala, lenta y tediosa.
Si buscas el libro, yo te lo regalo.

Lo califican de terror y yo no lo vi por ninguna de sus páginas.

Una pérdida de tiempo.

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