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Born: El embrión del mal

Yo soy virgen y mi bebé un cabroncete

Born: El embrión del mal

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

El personaje interpretado por Kane Hodder (actor que tiene el honor de haberse puesto en la piel de Jason Voorhees en un mayor número de ocasiones) irrumpe en la consulta de una psicóloga a la que entrega un arma para, acto seguido, confesarle que su verdadera naturaleza es la de un demonio de la decimotercera dimensión del infierno conocido como Asmodeus. El supuesto demonio invita a la facultativa a que le pegue un tiro con la pistola que acaba de entregarle en el caso de que no crea su historia. Son apenas cinco minutos de introducción en los que ya tuve tiempo más que suficiente para sacar un par de tempranas conclusiones. La primera es que me sigue constando trabajo ver al bueno de Hodder sin su mítica máscara de portero de hockey. La segunda conclusión es que Born: El embrión del mal, tenía toda la pinta de un telefilme de esos que invitan a un sueñecito rápido y placentero un sábado por la tarde. Pues bien… una de estas dos conclusiones fue precipitada y errónea.

Mary Elizabeth es una joven virgen con fuertes convicciones religiosas en buena parte impuestas por su estricta hermana. Tras un extraño suceso ocurrido en el cementerio durante el entierro de su madre, Mary Elizabeth despierta al día siguiente estando embarazada. Su padre y su hermana creen que el niño es un enviado del Señor… pero se equivocan. El hijo de Mary Elizabeth es un descendiente de satanás que reclama su dosis diaria de sangre. Mary Elizabeth, poseída por el monstruo que lleva en sus entrañas, dará rienda suelta a su ansias homicidas con el objetivo de completar un ritual que finalice con el devenir del hijo del demonio en la tierra.

Me reafirmo en el tema de Hodder, me cuesta verle sin la máscara de Jason. De manera que ya sabéis cuál fue la conclusión precipitada y errónea… En un momento determinado de Born: El embrión del mal (y perdón por el spoiler), una mujer rompe aguas (verdosas, heredadas de los vómitos de Regan en El Exorcista) sobre un albino calvo mientras un par de rubias siliconadas totalmente desnudas contemplan la grotesca escena con absoluta indiferencia. Así es, Born: El embrión del mal, una delirante y en ocasiones surrealista mezcla de El Exorcista, Carrie y La Semilla del diablo, está repleta de momentos que, sinceramente, no me imagino en una sesión de sobremesa de Antena 3 Televisión.

Born: El embrión del mal es una película cutre y mala que entra directamente en el saco de películas cutres y malas que me hicieron pasar un rato realmente divertido. El guión no tiene desperdicio. El hijo del Anticristo está a puntito de deambular libremente por la tierra gracias a la inmaculada concepción de una joven virgen. Pero su nacimiento necesita de un ritual consistente en recolectar las cabezas de seis víctimas que adornarán los vértices de un pentagrama invertido en el momento culminante del advenimiento. Suena mucho más complicado de lo que realmente es… De hecho todo lo que os acabo de contar no es más que una simple excusa para ver a una Mary Elizabeth constantemente poseída por su bebé-demonio (resulta cómico contemplar cómo la pobre actriz que encarna a Mary Elizabeth es capaz de pasar de su estado normal a su estado poseído media docena de veces en una sola secuencia) y cometiendo todo tipo de barbaridades: decapitaciones, cercenación de pene, amputaciones varias, el dichoso bebé demonio (atención a cuando vemos su careto en una ecografía) reclamando a sus víctimas a través del ombligo de su madre… por no mencionar al ácido corrosivo que dispara uno de sus pechos (acabo de mencionarlo).

Y mención especial también para un tramo final con demonios varios, cesáreas, pentagramas adornados con cabezas parlantes, sirvientas de Lucifer en pelota picada y un demonio-chico luchando por salir adelante entre tanta insensatez acumulada. Todo en Born: El embrión del mal resulta tan absurdo y tan pasado de vueltas que me resultó imposible no cogerle cariño a la película. Me encantó. Me declaro fan incondicional de Born: el embrión del mal. Pero por supuesto el concepto de buena/mala película es siempre muy subjetivo. Con esto quiero deciros que muy probablemente para muchos de vosotros Born: el embrión del mal será simplemente una puta mierda (con perdón), de manera que, como suelo decir en estos casos…, que el diablo reparta suerte.

Lo mejor: Es una locura y me lo pasé en grande viéndola...

Lo peor: Hay que tener narices para tragársela. Es mala de cojones...


Vuestros comentarios

1. 06 mar 2020, 04:26 | ⛧Chupasangre⛧

Vista y disfrutada a medias. Me hubiera gustado que durase menos, porque no le falta atrevimiento, pero se hace demasiado larga. En cualquier caso, mejor que un telefilme.

Saludos.

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