sx_tape

Jill es rubia y ardiente, también pintora que carga de desnudos sus obras. ¡Qué picante y atrevida! Su novio Adam, para no ser menos, es un cineasta en ciernes más molón que Jodorowsky. Un “artista” tan guay que considera que todo lo que le rodea es una película, y por eso lleva su cámara hasta para cagar. Ni cortos ni perezosos, una mañana cualquiera, se acercan hasta un manicomio abandonado donde creen que podrían realizar una exhibición conjunta. Claro, son tan, tan, tan lanzados y modernos que deciden explorarlo en el momento, y justo sufren un calentón dentro de una habitación.
¿Acaso Jill y Adam no saben que follar en un manicomio abandonado incluye posesión, herpes y malos rollos como efectos secundarios?

Cuando descubrí que el director de esta película era Bernard Rose me entraron fuertes deseos de conocer más de “sx_tape”, Rose fue ni más ni menos que el encargado de llevar a la gran pantalla el relato de Clive Barker, “Lo Prohibido”, como la legendaria “Candyman” en 1992, aunque su posterior carrera corresponde a la vil ignominia. Supongo que un servidor pensaría algo cómo: “una cinta de terror sobrenatural con un alto contenido sexual en la línea de los Libros de la Sangre dirigida por Rose, el tío que demostró bastante estilo mezclando gore y erotismo a través de una trama marcada por la pasión y la obsesión desbocadas. Igual hasta el formato de cámara en mano le sienta bien estéticamente para ofrecer una historia más cruda y depravada si cabe”. Pero lejos de la película morbosa que tendría que haber sido, “sx_tape” contiene todos los defectos elevados al cuadrado del peor “found footage” inimaginable, y ni una gota de erotismo inteligente o terror en su mínima expresión. Estamos ante una tomadura de pelo en toda regla de la que no hay mucho bueno que decir.

Lo primero que me gustaría destacar es la capacidad para enervar de la que disponen los personajes protagonistas: un par de “artistas” de medio pelo que se dedican a hacer el memo como si no existiera mañana. Desde luego es imposible no desearle nada malo a tipos tan pedantes y odiosos. Por si fuera poco, el noviete de Jill, el eje central de “sx_tape”, se pasa el día grabándolo absolutamente todo con la excusa de ser director de cine; por supuesto llevando esta práctica hasta el extremo de justificar, sin justificación alguna, la existencia del metraje que da pie a la película en sí. Mientras que otras cintas hermanadas en formato hacen un verdadero esfuerzo por mostrarse verosímiles, “Troll Hunter”, u originales, “The Den”, la cinta de Rose desprende apatía en cuanto a su realización, por no hablar del mareante efecto “cámara en mano”, del cual sufriremos unas cuantas dosis. Aviso para cineastas y navegantes: para ofrecer credibilidad en un “found footage” NO hace falta menear la cámara como si su operador sufriera Parkinson.

En segunda instancia hay que destacar el engaño argumental al que el guionista Eric Reese, debutante que espero no vuelva a trabajar en la vida, nos somete: llamar “sx_tape” a su primer libreto y enfocar toda la campaña de marketing en realzar el apartado “picante” de la obra es una gran mentira. Desde luego los protagonistas no tienen problema es montárselo delante de la cámara una y otra vez, eso sí no esperéis nada demasiado provocativo, solazaros con las posturitas de guarrilla – y un pechete – de Caitlyn Folley, una rubia muy atractiva que tampoco vale para actuar. Sin embargo, el gancho sexual es una mera excusa que a los veinte minutos de metraje se manda a tomar por saco en lugar de aprovechar los giros de tuerca que ofrecía a la historia.
Pues veréis, los artistas de marras se adentran, sin razón alguna, en un manicomio abandonado donde se trataban a supuestas enfermas sexuales (¡vaya, que conexión tan sutil!). No se les ocurre otra cosa que echar un polvete en una camilla mugrienta para desatar la posesión de Jill por parte del vengativo espectro de una interna. Y cuando la película podía haber tirado por una docena de derroteros distintos, no sé muy bien porque, decide tirar por el correcalles predecible y lleno de momentos tan vergonzantes que casi podrían calificar a “sx_tape” para caspamovie, por aquello de la vergüenza ajena. No obstante, es tal el despropósito que no podría recomendar su visionado ni a mi peor enemigo.

Por ejemplo se me ocurre que si la parejita quería montar un exhibición artística provocativa podrían haber descubierto que aquel edificio condenado excitaba a sus visitantes al precio de acabar volviéndolos psicópatas sexuales. Así que tras el primer calentón de Jill y su chico, hubiesen podido inaugurar la exhibición acabando en una orgía sangrienta. O, sin ser tan Barkeriano, la posesión de Jill se podría haber mostrado como un diario de la desintegración sexual de la pareja. Pero no, tenían que intentar realizar otra “Grave Encounters” pero sin saber hilar ningún tipo de escena impactante y contando con una capacidad nefasta para los efectos especiales.

En el plano positivo destacar los últimos 2 minutos, o epílogo, donde “sx_tape” se muestra todo lo obscena y grotesca que debería haber sido en un principio,

Amigos que defendéis el “found footage” y el “mockumentary” como si fuese la panacea del terror moderno: de cada diez películas que se estrenan con este formato, el cual condiciona demasiado la historia para mi gusto, sólo una merece la pena remotamente. Y a los hechos me remito, últimamente intentó ver más cintas de este corte y ando bastante decepcionado. ¡Pero no pasa nada! La próxima que toca en “Mr. Jones” y todo el mundo habla maravillas de la misma. Hasta ese momento, no toquéis “sx_tape” ni con un palo.