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Ditch Day Massacre

El Slasher logra sobreponerse…

Ditch Day Massacre

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

En más de una ocasión, gracias al inestimable trabajo de la gran familia de almas oscuras, he tenido la oportunidad de disfrutar de producciones de calidad con carácter eminentemente underground que me han brindado unas inolvidables alegrías. Es en ese sentido que me gustaría abrir esta review mostrando mis más sinceros agradecimientos tanto a almas oscuras por el gran trabajo realizado así como a las productoras y directores que han tenido el detalle de brindarnos esta confianza. Gracias a todos, compañeros, por vuestro esfuerzo y dedicación al género.

Reconozco abiertamente que estoy pletórica, y este sentimiento que me invade hoy tiene mucho que ver con la apestosa racha de productos rancios, desabridos, insultantes y, me atrevería a catalogar hasta de inmorales que, últimamente, se empeñan en emponzoñar el género conocido como Slasher logrando que el espectador todavía esperanzado logre perder al completo la fe en este tipo de productos cada vez más vacios y faltos de sustancialidad. Dado la numerosa exposición de ejemplos que podría hacer al respecto de esta oleada de subproductos nacidos con el fin de provocar una pandemia de diarrea mental a gran escala - otra razón no se me ocurre – , he decidido solo citar para tal fin aquellas producciones que me han parecido, con diferencia, más insultantes y ponzoñosas. Empezaré, como no podía ser menos, por Bloody bloody bible camp (2012), la historia de unos jovenzuelos que deciden pasar un divertido (¿?) fin de semana en un campamento cristiano, siendo acosados por una sádica monja perturbada que pretende redimir sus actos impíos. Semejante ejemplo de todo aquello que nunca debe escribirse en un guión ni llevarse a cabo delante de las cámaras cuenta con la participación de Reggie Bannister. Sí, la verdad es que yo pensé lo mismo que, en su día, citó el señor Quevedo con gran maestría: Poderoso caballero es don dinero, porque otra razón lógica no se me ocurre. Pese a todo, esta broma de pésimo gusto, inexplicablemente, ha contado con el visto bueno de un importante sector de fans del señor Bannister, así como una catalogación positiva por parte de diversas webzine consagradas al género. Vivir para ver. La segunda tomadura de pelo a la cual habría de referirme siguiendo este honorifico ranquin de espantos es Camp Dread (2014), basada en una de las franquicias más populares de la década de los 80: Summer Camp. Evidentemente, la misma fórmula, y además manejada de una forma tan deficiente, no funciona en los tiempos actuales o, dicho de otra manera igual un poco más ofensiva: un campamento en plan gran hermano en el cual conviven una serie de jóvenes con problemas psicológicos masacrados a manos de un asesino con muy mala baba constituyen unas expectativas demasiado bajas. Habrá para quien sí pero, en mi caso, no sirve tampoco el hecho de que las muertes en cuestión sean de lo más variopinto ni el que se vea alguna que otra teta, cosa que parece importar mucho al margen de la calidad. El que una parte importante del presupuesto se haya invertido en la aparición de la Scream Queen Daniel Harris no la exime, ni por esas, de su condición de bodrio infumable. Si a todo esto se le añade la presencia de Erick Roberts el conjunto todavía logra empeorar más si cabe, cosa difícilmente imaginable. Prefiero ahorrarme ciertos comentarios. En última instancia, para terminar ya con esta infumable lista, que menos que citar la supuesta comedia, también del año 2012, You can´t kill Stephen King, un engañabobos que llega a resultar engañosa durante los primeros albores del metraje y que, con una rapidez asombrosa, se torna en un sinsentido plagado de situaciones insostenibles e incongruentes a partes iguales. Aunque dentro de lo malo esta última mención es algo más sostenible, no quiere esto decir que su visionado pueda calificarse tampoco como soportable, ni siquiera minimamente. Ante semejante panorama tan desolador, habréis de comprender fácilmente mi emoción al poder hablar de forma positiva del debut a la dirección del assistand camera Joe Hendrick, un Slasher muy particular que, a pesar de cumplir los cánones propios de este convencional y explotado género, posee una serie de características propias que consiguen alejar a la producción de algunos de los convencionalismos más odiados en este género. Ahora es cuando me pongo seria de verdad:

Jenny Bilson, la brillante hija de un detective de la policía ya retirado, organiza, convencida por su novio, una fiesta a la cual acuden unos amigos del instituto. Como no podía ser menos en este tipo de situaciones, el alcohol es el encargado de aliviar tensiones, predisponiendo a los jóvenes a involucrarse en una serie de juegos sexuales. Sumidos en su hormonal pasatiempo, no podrán imaginar que se transformarán en las víctimas de un implacable asesino que, de las formas más variadas, cebará su odio con cada uno de ellos…

A bote pronto, es cierto que Ditch day massacre parece prometer un entretenimiento algo liviano y superficial, cuyo punto fuerte habrá de radicar en el apartado visual y la virulencia y originalidad de las diferentes muertes plasmadas en la pantalla. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, pues bajo esta coraza subyace un planteamiento infinitamente más moral y profundo, una historia de venganza y dolor, del miedo ante la inevitabilidad de caer en las garras de un pasado asfixiante en el fondo del cual subyace una verdad terrible. Secretos familiares, traumas del pasado y unas muertes verdaderamente impactantes avalan el contenido de esta cinta tan particular.

Bien es cierto que su arranque, aunque efectista y absolutamente necesario para la comprensión de los dramáticos sucesos que habrán de desarrollarse, puede resultar predictivo, emponzoñando, ligeramente, el componente dramático de que tan bien se vale la obra. También lo es que, a pesar de la baza argumental correctamente jugada, se aprecian en su conjunto unos bruscos altibajos, sobre todo durante su primera parte, que consiguen que el interés disminuya ligeramente y ofrecen unos equívocos visos de superficialidad a la obra en cuestión aunque, por suerte, estas inconveniencias no resultan demasiado notorias. Tales incidencias iniciales, son solventadas a la perfección con la incursión de unos momentos grandilocuentes que no se hacen esperar demasiado, un reparto solvente en términos generales encabezado por el incombustible actor estadounidense Bill Oberst Jr., veterano ya en estas lides con más de 130 títulos a sus espaldas entre los cuales pueden citarse sus incursiones televisivas en series como True blood o Death Valley, así como en diferentes títulos vinculados al género de la talla de Nude nuns with big guns (2010) , las celebradas Resolution y Excision, dos de los títulos más aclamados del año 2012, amén de muchos otros proyectos futuros en los cuales este hombre prolífico está involucrado. El mutismo y la introversión reflejadas por el personaje interpretado por Oberst, sin duda un papel dotado de cierta complejidad debido a su patología atormentada y asesina, son caracteres que infunden fuerza a esta figura principal sobre la cual se cimienta la obra en cuestión, cometido al cual también ayuda su particular e inquietante apariencia física. Es en un caso como este cuando puede alabarse la pericia de un director a la hora de elegir convenientemente al intérprete ideal para plasmar cada uno de sus personajes, más cuando se habla, como en este caso, de un protagonista necesitado de semejante carisma del cual puede depender el éxito o, del lado contrario, fracaso estrepitoso del film. Es cierto que un nivel de introspección aún mayor habría resultado notable, pudiendo haber logrado un fuerte impacto psicológico sobre el espectador o, incluso, haciéndole sentir cierta empatía, aunque esto es algo que realmente no tiene tanta importancia pues, en líneas generales, el trabajo es bastante conseguido y loable para el fin requerido. Igualmente, cabría destacar la breve aparición de la reconocida actriz Lynn Lowry, la cual debutó allá por los años 70 con su aparición en el film de culto I drink your blood, dirigida por David E. Durston; desde entonces Lowry ha seguido trabajando con directores ya consolidados de la talla de George A. Romero o David Cronenberg entre otros. Para culminar con el análisis del apartado rítmico, argumental y actoral, cabría destacar el ritmo sangriento y algo más trepidante de su intenso tramo final, lo cual ayuda bastante a la hora de sobrellevar su ciertamente predecible resolución, cuyo desenlace puede olerse prácticamente desde el inicio.

Estudiando otros aspectos de la producción también de cierta relevancia, podría hacerse hincapié en su particular aspecto visual, matizado por una tonalidad diáfana y cristalina que contrasta, a la perfección, con la extensa colección de horrores que se mostrarán, sin tapujos, a lo largo de la filmación, aportando cierto toque sui generi al de por sí logrado conjunto. Es en la profusión estos momentos nasty donde, igualmente, radica la fuerza de la obra, siendo motivo de peso para satisfacer con creces a los fans más fervientes del slasher, algo que no se hubiese logrado sin el magnífico trabajo de caracterización de Josh y Sierra Russel. No en vano, en palabras del propio Hendrick, el propio Oberst quedó conmocionado por causa de una de las escenas de terror que contiene el film, en sus propias palabras, de las más intensas en las cuales ha participado hasta la fecha. Lo cual bien podría intervenir como motivo de peso a la hora de tomar en cuenta la recomendación de este agradable visionado.

Terminando ya y sintetizando impresiones en torno al caso que ocupa esta review, podría catalogar a Ditch day massacre como una obra fresca dotada de cierta originalidad y plagada de unas innegables buenas intenciones que, aún con sus altibajos y carencias, sabe sobreponerse y salir del paso con la suficiente pericia como para ser encumbrada a la altura de pieza eminentemente respetable. Sin duda, merece una oportunidad.

Lo mejor: Bill Oberst Jr, sin duda…

Lo peor: Es cierto que posee ciertas carencias y que sus irregularidades en el ritmo pueden ofrecer ciertas dudas…


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