The Raid 2: Berandal

Gareth Evans vuelve a la acción con la segunda parte de The Raid, bautizada para la ocasión como The Raid 2: Berandal. Mismo protagonista, nueva trama y más acción que en la primera parte; pero esto último en parte debido a una duración de dos horas y treinta minutos que, aunque no provoca que la película se haga pesada en ningún momento, tampoco se acaba de entender porqué era necesario extender tanto el metraje, ya que en realidad la mencionada trama no cuenta tantas cosas como pudiera parecer. Tengo la sensación de que a The Raid 2: Berandal le ocurre lo mismo que a las películas de Bollywood, que duran tantísimo porque al menos media hora la dedican casi siempre - sin apenas excepciones – a ofrecer grandilocuentes números musicales, mientras que el resto del metraje lo invierten en desarrollar la trama.

A Berandal le pasa eso. Tiene, ciertamente, muchas escenas de acción - algunas más largas que otras -, tiene sus momentos para desentramar la historia y tiene, también, sus momentos de relax, donde la película se toma un respiro entre tanto golpe. No voy a spoilear nada de la trama, ni de la historia, porque en realidad no vale la pena hacerlo. Se puede decir que, aunque la historia que cuenta The Raid 2: Berandal no está mal, tampoco es la panacea de las historias del cine de acción. Es una historia que avanza algo plana, en ocasiones se nota estirada innecesariamente y tiene un pequeño problema en la creación de personajes. No es algo que sea excesivamente molesto, pero la historia tiene muchos personajes, además del principal, y a algunos te los presentan de golpe (nunca mejor dicho), causando que de entrada te preguntes de dónde sale ese tío/a, hasta que más avanzada la acción empiezas a descubrir quién es quién de manera algo más clara. Personalmente no me convenció mucho este vaivén de personajes nuevos a mitad de la historia, no porque aparezcan a la mitad o incluso hacia el final de la trama, sino por su presentación algo inesperada y en ocasiones no del todo justificada. También habrá a quien le parezca bien esta forma de ir descubriendo personajes…, pero repito, a mi personalmente me gustó el fondo, pero no la forma.

Personalmente disfruté más con la primera entrega de The Raid, porque en aquella tanto la estructura narrativa como toda la acción que acontecía, casaban perfectamente con la historia. En The Raid 2: Berandal tenemos muchísima más acción, y en ocasiones mejora lo ofrecido por la primera parte en dicho apartado, pero la película adolece de una estructura narrativa con altos y bajos, inconstante, que no me acabó de convencer. Tal vez esa duración excesiva, a la que os hacía referencia al inicio, acabó por perjudicarla más de lo esperado. De manera que, en términos muy generales y si me viera obligado a escoger, me quedaría con el primer The Raid.

Pero, por supuesto, The Raid 2: Berandal en absoluto es una mala película. Tiene la misma base que su predecesora. Gareth Evans bebe y ha mamado mucho del cine de Prachya Pinkaew, aunque tiene su propio estilo, caracterizado por inyectarle mayor velocidad a sus escenas y usar giros de cámara inverosímiles, además de apostar por un estilo de acción más violento y con mayor abundancia de huesos rotos, laceraciones y cortes especialmente sangrientos. La acción en Berandal es simplemente sublime, con multitud de escenas de acción en muchos escenarios diferentes. Todo lo mejor y lo más meritorio de la película gira en torno sus impresionantes secuencias de acción, filmadas de manera extremadamente talentosa. Una prisión, un bar, un tren o una vía de tráfico, son algunos de los variopintos escenarios donde darse de palos en el jeto de forma contundente.

La película rebosa violencia nada contenida y no escatima sangre, pero tampoco esperéis ver un festival de gore y tripas al estilo Historia De Ricky, porque Evans no sigue esa senda. Todo en The Raid 2: Berendalmuy resulta natural, muy real y muy violento; pero incluso dentro de esa espiral de violencia, en muchas ocasiones se prefiere no mostrar el golpe de gracia in situ, y se opta, acertadamente, por un plano que sugiere, sin mostrar explícitamente, el desenlace de ese golpe final.

A nivel actoral - es un decir – repite Iko Uwais, que le va cogiendo un poco más el puntillo a lo de saber comportarse como actor y no sólo como especialista de escenas arriesgadas. A pesar de ello todavía le falta un último paso para poder recitar sus líneas de diálogo sin parecer que está pensando en lo que dice. Le falta una pizca de fluidez. El resto del elenco…, pues la mayoría de ellos especialistas. Pocos actores, pero todo ello muy bien camuflado y llevado a la pantalla por un Evans que logra disimular bastante bien las carencias actorales de esos extras, dándole mayor énfasis a sus movimientos corporales en la lucha que no a su lengua y dicción.

The Raid 2 Berandal está muy bien, es muy recomendable, probablemente sea la mejor película de acción asiática del año, y cumple, con creces, su cometido. Gareth Evans va a ser un grande del género (de hecho ya lo es), el Michael Bay asiático, sin duda. Pero más allá de eso, The Raid 2: Berendal, repito, no es perfecta en su estructura narrativa; no por lo que cuenta, sino por cómo nos lo cuenta. Al menos a mí no me convenció el baile de personajes, pero tampoco es algo que redunde necesariamente en negativo, sino más bien un estilo personal de narración que a algunos gustará más que a otros.

De todas maneras, si hemos dicho que muchos personajes da la sensación que aparecen, una y otra vez, en distintas localizaciones, y reciben, una y otra vez, la inevitable ensalada de mamporros; también debo recalcar que los más malvados de la función - como el jefe de los villanos y sus secuaces más carismáticos – sí están muy bien definidos. Y como ejemplos el tipo con un bate de béisbol y su manera de usarlo, o la chica mona de los martillos; personajes, ambos, que tienen algo más de peso específico entre tanto vulgar matón. Y es que a veces parece la típica película de Terence Hill y Bud Spencer donde un montón de malosos se iban turnando para recibir su ración de mantecados para, a continuación levartarse y volver a recibir otra ronda de polvorones. Es lo que tiene vapulear a cientos de extras, que lógicamente es una rueda giratoria donde pasan veinte o treinta… haciendo parecer que son sesenta. The Raid 2: Berendal es una película que gustará mucho a mucha gente. Creo que serán pocos los que afirmarán que es una mala película. Al César lo que es del César, la película lo vale. Es tremenda, pero no me pareció la panacea de las películas de acción, ni es el techo de este tipo de cine. De hecho me convenció más el primer The Raid.