Los Invasores del Abismo

Siempre ha habido países que no han tenido reparos en copiar beneficiarse del tirón mundial de ciertos géneros, creando sus propias versiones. En algunos casos el plagio es tan evidente que se utiliza hasta metraje robado de las originales, como en las Star Wars turcas, y en otras la realidad es simplemente el olfato para los negocios de varios cineastas, que perciben un público aficionado al cine que no se ve jamás saciado. Indiscutiblemente, la nación especialista en sacar tajada de esos álgidos momentos de determinados géneros es la transalpina, que ya muy pronto comenzó a despuntar en este particular campo con el nacimiento de los spaghetti western a mediados de la década de los sesenta.

Muy a finales de la década siguiente, otra generación de avispados guionistas y astutos directores empezó a especializarse en imitar el cine violento e impactante que salía de América y otros países de habla inglesa como Australia. El terreno ya había sido convenientemente allanado por otros talentosos compatriotas italianos como Mario Bava, Dario Argento o Lucio Fulci, y el mundo ya miraba al país en forma de bota como una potencia a tener en cuenta en el emergente cine de acción, suspense y terror. El mayor golpe de efecto llegó con la impactante Holocausto Caníbal, una vuelta de tuerca al subgénero canibalístico que ellos mismos habían puesto de moda.

Es precisamente Ruggero Deodato,el creador de la famosa cinta cuya portada es tan reconocible por su crudeza, quien dirige el título que nos ocupa después de esta necesaria introducción al subgénero de inequívoco nombre : italoexpolitation. Eso sí, a diferencia de otras categorías con el mismo sufijo, la italoexploitation no discrimina géneros, y tenemos, por poner ejemplos, flagrantes copias de películas de artes marciales, aventuras, suspense, acción o bélico.

Los Invasores del Abismo es precisamente una alocada mezcla de muchos de éstos géneros, tan inverosímil y deslabazada por momentos que resulta grandiosa. Es una de esas películas en donde uno es perfectamente consciente de que ha de suspender voluntariamente toda actividad neuronal, relativizando aspectos como congruencia en el guión o realismo en los diálogos. ¿Cómo si no podría disfrutarse un película en la que Atlantis, el continente perdido, emerge desde el fondo del océano y deja salir de su cúpula a un grupo de pandilleros en vehículos decorados con estacas y armas de fuego?

A mí me gusta definir este título como una imposible combinación de Mad Max 2 e Indiana Jones. Tenemos a los citados habitantes de Atlantis que ¡cómo no! visten igual que matones del Bronx neoyorkino de los ochenta, conduciendo motos, coches y quads que parecen prestados del rodaje de la segunda entrega del guerrero de la autopista. Ellos perseguirán sin descanso a un improbable grupo de heroes formado por cazarecompensas y biólogos marinos, asediándolos en pueblos abandonados o en un autobús a la fuga, hasta una isla en la que se decidirá todo. Uno a uno iremos viendo perecer a los desdichados protagonistas, superados en número por los despiadados invasores salidos del abismo.

La implausibilidad de la mayoría de títulos de la italoexploitation ochentera planea con orgullo en Los Invasores del Abismo; las armas con munición infinita y el obviar la física más elemental están a la orden del día, y además tenemos muchas otros alicientes como doblajes infames, muertes ridículamente inesperadas, incorrección política o escenas censuradas en su momento por su crudeza.
El problema con esta película es como siempre el potencial acercamiento erróneo; nadie debe aproximarse a Los Invasores del Abismo sin saberse expuesto a todo lo que conlleva un título de italoexploitation, que no es sino un refrito de pautas cinematográficas de exito en los ochenta, con los medios justos y mayor o menor dignidad. Si se tiene esto presente, la diversión está garantizada.