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El Ogro

¡Ogros violadores del espacio onírico!

El Ogro

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

Cheryl es una famosa escritora de novelas de horror que de pequeña sufría terribles pesadillas con un ogro persiguiéndola por una vieja mansión. Un verano cualquiera descubrirá que los malos sueños infantiles pueden perseguirte muy lejos, en concreto hasta Italia, la tierra de la caspa.

Antes de entrar en materia con “El Ogro”, película rodada para televisión por el director de “Demons”, Lamberto Bava, me gustaría despejar cualquier duda sobre el título que hoy inunda de caspa Almas Oscuras: no se trata de la tercera parte de la saga “Demons” ni de lejos. Aunque en muchos países, entre ellos España, se vendió como dicha secuela aprovechando el nombre de su director, “El Ogro” no es más que una película barata pensada para una mini serie de televisión. Por si fuera poco, tres años después, una película de Umberto Lenzi fue editada como esa tercera parte que nunca ha existido. Aunque en este caso el título estaba premeditado, por mucho que finalmente se la conozca como “Black Demons”, de nuevo el argumento no podría estar más alejado del ofrecido por la saga de Bava.
Pero aun queda más, resulta que dos años antes de que Lenzi se la jugase con su esperpéntica —aunque divertida— “Black Demons”, es decir durante 1989, Dario Argento y su protegido Michele Soavi preparaban una verdadera continuación a las aventuras urbanas de los demonios: lo que devino finalmente en “El Engendro del Diablo”, de nuevo otra cinta que no tiene nada que ver con las postulas verdes y la violencia original de los demonios de Bava, pero que debía haberse convertido en parte de la saga, donde no olvidemos ya participó Soavi como segundo director.

Después de todo este mareo propio del ”italoexplotation” y su macarrónica forma de entender la industria del cine, nos toca desgranar “El Ogro”, que viene a sumarse a las diferentes criaturas cinematográficas de los ochenta, década donde proliferó el uso de figuras monstruosas (“trolls”, “goblins”, “gremlins”, “ghoulies”, “elves”, “critters”, etc) para sustentar películas de serie b, o simplemente adornar sus carátulas con objeto de destacarlas en las estanterías de los videoclubs que eran su hogar. En este caso nos distanciamos bastante de los resultados logrados por los engendros nombrados y nos embarcamos de lleno en una especie de cuento gótico sin ningún tipo de lógica o coherencia. Un producto muy italiano y que, pese a mirarse con dignidad aun dentro de su origen televisivo, debería estar prohibido al espectador común, pues hace falta bastante paciencia y afición por la mierda fílmica para disfrutar un mínimo del perfecto ejemplo de cómo no escribir un guión.
En otras películas casposas se puede distinguir un distante eco de calidad o, por lo menos, el intento de entretener a la platea, pero en el caso de “El Ogro” nos hallamos ante una dirección anodina que va minando nuestro ánimo hasta convertir la experiencia en un ladrillo de primera. Sin embargo, entra en juego la comicidad involuntaria gracias a la forma de presentarnos escenas muy concretas, digamos que cuenta con una docena de situaciones muy concretas que son de ver para creer. También tiene su gracia que se trate de una producción televisiva por aquello de ser bastante subida de tono en cuanto al factor sexual, que no macabro pues el presupuesto no daba como para grandes derroches de hemoglobina y efectos especiales, recordemos que la serie “Brivido Giallo”, de la que nace este telefilm, parió otros bodrios como “Disturbios en el Cementerio” o “Cena con el Vampiro”; estamento del escaso dinero que manejaba Reteitalia por aquel momento.

La cinta comienza con música sintetizada que, pese a su omnipresencia, se convierte en uno de los detalles más simpáticos y logrados de “El Ogro”. Detrás de esta muralla sintética se encuentra Simon Boswell, todo un especialista afincado en Italia y al cual podemos disfrutar en “Phenomena” entre otras; como nota curiosa destacara su asociación con el gótico-glam de Andi Sex Gang, interesante personaje siniestro del Londres ochentero.
Acompañando a las violentas notas de los teclados, vemos a una niña pequeña paseando asustada por un enorme castillo europeo. Todo muy atmosférico y ominoso. La vemos llegar a un sótano polvoriento donde, para nuestro horror, una especie de crisálida luminosa da a luz, colgada del techo, a lo que parece una especie de monstruo, ¿el ogro del cuento? Este prometedor inicio, cargado de evocación, da paso al presente donde la niña, Cheryl, ya es una escritora de novelas de terror, gracias a las recurrentes pesadillas que la atormentan. El coctel lovecraftiano se queda en nada cuando asistimos al comienzo del viaje que la escritora emprende con su marido y su hijo a una recóndita región de la Toscana. Sería este paisaje, el de Florencia, otro de los elementos positivos de la cinta, destacando contra algo muy engorroso a estas alturas: los diálogos intrascendentes y predecibles como las advertencias entonadas por los aldeanos de toda la vida. Pues veréis, Cheryl y su familia han alquilado un castillo para pasar un mes de descanso estival (¡Joder con los escritores de terror de las películas! Yo no he visto un billete de 100 en toda mi vida, no os digo más) y resulta que esa edificación arrastra un pasado de leyendas y mala fama. Ya imaginaréis que las malas lenguas hablan de un ogro que se comía niños y blah, blah. La cuestión que en este punto ya asoman todos los problemas de “El Ogro”, la cabrona es intrascendente como ella sola: no pasa nada de interés mientras no vemos al Ogro de marras, y os aseguro que poco lo vais a ver. Aunque por otra parte, destaca ese descojone involuntario del que os hablaba, los diálogos son tan planos que no queda más remedio que rendirse a su estupidez.

Pues bien, resulta que el dichoso castillo es exactamente igual al de los sueños de la pequeña Cheryl, así que ya tenemos el punto de partida para esa especie de alegoría sobre la frustración sexual, que parece querer ofrecernos el bueno de Bava, además del divertido juego metalingüístico, pues la escritora justamente ultima su siguiente novela… ¡sobre un ogro de carácter depravado y sádico! Sí señores, todo se trata de una metáfora sobre la sexualidad de Cheryl, afectada desde niña por esos sueños de monstruoso componente sexual. ¿Qué no? Pues igual no, porque por mucho que el guión nos vaya dejando detalles a este respecto, todo se puede interpretar como os de la gana ya que Bava es tan torpe que no logramos saber siquiera como llega la familia Telerín a deshacerse del puñetero ogro. Pero sigamos algunos de esos detalles: un marido que no cree los miedos de su esposa y se muestra bastante machista (¿el verdadero ogro del film?), una leyenda que habla de cómo la bestia del castillo violaba (ejem) a las chicas que se atrevían a pasear cerca del jardín de orquídeas (que al parecer ponen bruto al ser), un poco de violencia de género precedida de la típica negación femenina a tener sexo (brutal esa frase de “¿Sabes una cosa? Voy a penetrarte”), la insistencia en trasladar al presente el miedo a las pesadillas de Cheryl (existen toscas referencias a esos sueños, como la marca del paso de niña a mujer y la incapacidad de la protagonista para asumir ese cambio sexual). Sin embargo, todas estas tontunas contrastan fuertemente con el hecho de pintarnos a Cheryl como una mujer dinámica y resuelta, de carácter duro y pechos turgentes. Pero pechos aparte, ¿a alguien le importa un pepino lo que quiera contar Bava en una película que resiste un pase por lo divertido de sus desbarres y no por su discurso indescifrable?

En el lado del elenco no creo que haya mucho que destacar, una actriz principal que para la papeleta que le tocaba no lo hace mal, Virginia Bryant, además de ser una mujer muy atractiva como mandan los cánones de los castings italianos); la palma se la llevaría el actor que interpreta a su esposo: Paolo Malco. No sabría deciros cómo, pero con unas contadas escenas se convierte en un tipo insoportable y “ostiable”, quizás gracias a su falsa sonrisa. No obstante, sería el personaje que más chascarrillos nos depara precisamente por aquello de repugnante. Pero vamos, esta apatía actoral se extiende hasta el resto de apartados de la película; aparte de una música agradecida y unos decorados naturales preciosos, todo brilla por su convencionalismo.

Así que en resumidas cuentas, ¿merece la pena dedicarle hora y media al Ogro violador? Hombre, solo su premisa es mucho más graciosa de lo que parece a primera vista. Por ejemplo, la crisálida onírica de la que nace el monstruo merece su pequeña dosis de admiración. Por desgracia el resto de momentos que os comentaba, donde la risa hace acto de aparición sin la intención de los perpetradores de la cinta (atención al típico chiflado de las advertencias, ¡soberana estupidez!), son puntuales y bien pueden ser resumidos en un tráiler. Sin embargo, pido por favor contemplar la escena de violación ejecutada por el Ogro, un señor con una máscara de látex tirando a barata, sería la síntesis perfecta de las miras del cine fantástico italiano de los ochentas.
Obviamente veréis que estoy esquivando el dar una respuesta clara sobre la calidad de “El Ogro” y es que realmente, no sabría deciros ni porque la he llegado a terminar. Recuerdo haberla alquilado de jovencito , pero no de su contenido, y una vez vista actualmente he de decir que no es tan lamentable, desde el punto de vista de la caspa, pero sí olvidable. A vuestro propio riesgo, amantes de la basura y los turgentes senos toscanos (o “tosenos”).

“¡Perra! Dime que soy un actor de método, ¡dímelo!”

“¿Qué los ogros la tienen grande? Pues yo la gasto así y la traigo calentita pa’gosar”

“Por favor, que se acabe esta reseñas casposa, quiero volver a Kansas cuanto antes.”

Lo mejor: Cuando ocurre "algo" es bastante risible, tiene una dosis muy elevada de momentos de vergüenza ajena en todos los sentidos. Su música admite medio pulgar hacia arriba.

Lo peor: Cuando no ocurre nada es que no ocurre nada, en esos momentos es más interesante sacarse pelotillas de debajo de las uñas.


Vuestros comentarios

1. 29 sep 2014, 14:42 | Manu

Joer, a mí esta película me encanta! Y, Bob, no consigo imaginarme cómo tiene que ser intentar poner orden para hacer una reseña en medio del caos y sinsentido de la cinta. Saludos!

2. 02 oct 2014, 14:29 | Mr Zombie

Siempre he tenido cierta debilidad por Lamberto Bava. Me encanto en su dia Demons y es una peli mitica para mi. Hace muchisimo que no he vuelto a ver esta entrañable pelicula, pero es cierto que es una peli con muchas carencias y falta de recursos por su escaso presupuesto, aunque todo eso lo supla con ese encanto y aroma ochentero.

Esta review me ha recordado a mis tiemposo mozos, cuando ya me gustaba recordar directores y actores, pero solia equivocarme si esa u otra peli la habia dirigido Lamberto o Mario bava.

Y hablando de Mario, no estaria nada mal una revision de su clasicazo Bahia de sangre, peliculon a mi gusto y parecer.

Un saludo y gracias a maese por traernos este clasico de las caspas italianas de esa epoca.

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