Another

Lo sorprendente de festivales como el Frightfest es encontrarse con rarezas tan provocadoras como Another dentro de su programación. Rarezas que, como en el caso de la película que hoy nos ocupa, te pueden llegar a proponer un periplo surrealista que se nutre directamente de clásicos del giallo como pueden ser Suspiria o su secuela, Inferno; y que además es hija bastarda de una de las locuras más surrealistas que nos ha ofrecido el cine a los largo de su historia: el satánico filme mexicano Alucarda, la hija de las tinieblas. Another es una puta locura, de los “WTF?” más extremos que he podido ver durante estos últimos años. Desde luego, se lleva la palma si la comparamos con filmes como Wound o The Oregonian; es decir, y resumiendo, Another es rara de cojones, socarrona y muy provocadora. Durante todo su visionado tuve la extraña sensación de estar completamente colocado y/o ebrio; es una experiencia indescriptible, lo que de un modo algo excéntrico podríamos calificar de acierto – a pesar del comentario que acabo de hacer acerca de la sensación de estar colocado durante su visionado, en absoluto recomiendo ver Another bajo los efectos de cualquier tipo de estupefaciente – .

La historia que viene a contarnos Bognacki tampoco escatima en excentricidad. El argumento de Another radica en la dualidad del bien y del mal que reside en la mente de una joven que recién acaba de cumplir la mayoría de edad. Durante el periplo que nos propone Another nos encontraremos a dos tipos de Jordyn (Paulie Rojas), la dulce y obediente Jordyn… y la terrible Jordyn – la “otra” Jordyn, de ahí el título – que sucumbe a la herencia de su madre (Maria Olsen), una malvada bruja que, desde los avernos, posee a su hija con el fin de despertar el yo diabólico que aguarda en su subconsciente, desatando el mal sobre todo lo que la rodea… incluido ella misma. De manera que entre la transición de una personalidad a la otra se producen una serie de vahídos… como si se tratará de un sueño continuo. ¿Podrá Jordyn escapar de su herencia demoníaca?

La película, a su vez, recuerda sospechosamente al célebre cuento de Blancanieves, con el que comparte numerosas referencias y símbolos, como los espejos a través de los cuales la bruja accede a la mente de Jordyn o el polémico beso que despertará a Jordyn del sueño; elementos que, básicamente, conforman el punto de inflexión de la guerra entre ambas Jordyn, es decir, entre el bien y el mal. Aunque lo realmente original en Another es el tratamiento surrealista en las formas que propone Bognacki y que parece salido de un videoclip, lo que en ocasiones complica (y mucho) la aclimatación del espectador. Esto ocurre sobre todo al inicio de la película, en el que asistimos a un par de videoclips entrelazados que abusan de un horrible CGI que logró sacarme de mis casillas en varias ocasiones. No obstante, a pesar del abuso de esos espantosos Fx digitalizados, es cierto que Another sorprende, pues con pocos medios logra un acabado visual asombroso, muy estilizado y elegante. Bognacki tiene muy buena mano. En ningún momento tienes la sensación de estar viendo un low budget, sino que en realidad la sensación es la de estar ante algo mucho más ambicioso y meticuloso, lo que tiene mucho mérito.

En resumidas cuentas y reiterando, Another es una puta locura, te deja con cara de fantasma en todo momento y contiene una de las escenas de parto más desquiciadas y memorables que he visto en mi vida. De algún modo extraño, y a pesar de ese tufillo a Alucarda, esto deja una huella. Y deja huella a pesar de sus fallos, sus idas de olla y sus alocados minutos finales. No la recomendaría abiertamente porque es una experiencia muy hermética con la que es complicado conectar. Nadie está preparado para ver algo así hasta llegado el momento en que se decida a verla. Es un genuino “ver para creer”, pero en cualquier caso, un “ver para creer” que, de algún modo extraño, he disfrutado experimentándolo y creo que merece un reconocimiento.