Cybernatural

Una joven comete suicidio incapaz de soportar el acoso al que es sometida desde las redes sociales cuando se publica un video suyo bastante “desmadrado”. Un año después, seis de sus supuestos amigos, aunque principales perpetradores del “cyberacoso”, reciben un extraño mensaje en sus ordenadores. Al principio creen que se trata de una broma de mal gusto, pero al poco se darán cuenta de que se han convertido en el centro de una venganza sobrenatural.

De nuevo volvemos a hablar de otro “found footage”, lo que parece haberse convertido en la única forma de hacer cine de terror en la actualidad, ya sea independiente, cine comercial o incluso locuras experimentales. La cuestión es que este “subgénero”, por llamarlo de alguna manera aunque siempre lo he considerado un formato narrativo, se ha instalado con nosotros y no piensa dejarnos. Los estrenos con la coletilla de “metraje encontrado” o “falso documental” se multiplican casi de manera exponencial; además, resulta curiosa esta proliferación cuando un ala fuerte del público lleva mucho tiempo alzando la voz contra un estilo que considera artificioso y mera justificación de las carencias técnicas de las películas surgidas bajo dicha etiqueta. Por no hablar del exceso: el incremento de metraje encontrado, intento de hacernos pasar historias por verídicas para causar mayor impacto, está agotando claramente la fórmula como así lo demuestran decenas de cintas baratas casi paródicas surgidas en los últimos dos o tres años (“Sx_Tape” fue especialmente dolorosa).

Por otro lado, el cine de terror siempre ha existido muy ligado a la cultura adolescente, al menos un importante número de películas, de las cuales es la industria norteamericana la gran responsable. No olvidemos que sagas como “Viernes 13”, “Destino Final” o “Pesadilla en Elm Street” tienen como origen asustar a las plateas llenas de sudorosos y excitados adolescentes; sobre todo porque es un público ávido de crear nueva moda tras moda, algo claramente rentable para la industria cinematográfica. Entonces, si los adolescentes son un importante motor de generación de corrientes, no es de extrañar que el “found footage” encuentre sus mejores resultados en los jóvenes de hormonas revueltas; al fin y al cabo, son ellos los que están cimentando el uso de las nuevas tecnologías, parte inseparable del subgénero actualmente. Y aunque todo esto no sea más que cierto dentro de cierta perspectiva –hay muchos “found footage” claramente adultos– a nadie le pillará de sorpresa que la siguiente evolución dentro del subgénero se vaya a producir con las redes sociales, dominio adolescente, como telón de fondo.

Como si de una prolongación de “Juego Mortal” (“Brainscan”) se tratase, “Cybernatural” recoge la obsesión actual de muchos adolescentes (entiéndase con cierto margen de edad) por internet y lo traduce al género del terror transformando la típica venganza sobrenatural en una sucesión de grabaciones con móviles, conversaciones por chat, pantallazos de facebook o paneles de pinterest; lo que para un servidor supone la versión 3.0 del “found footage”. Algo que iniciaba “The Den”, cinta sólida pero de resultado cuestionable, la cual basaba parte de su narrativa en conversaciones mediante “chat roulette”.
Lo que “Cybernatural” deja claro es que la tecnología está afectando al arte, como no podía ser de otra forma. Y si está de moda perder horas y horas usando Twitter, esto se tenía que traducir al cine de terror adolescente en primera instancia, que lo haga mediante el “found footage” es la progresión lógica de un subgénero que además necesita una renovación urgente en cuanto a estética, así como más cuidado y respeto por sus guiones. Aunque desgraciadamente la producción que hoy nos ocupa no va centrarse mucho en la segunda parte de la citada renovación, pues el argumento no podría estar más trillado.

Otro factor de desconfianza de “Cybernatural” sería su guionista y director: dos absolutos desconocidos que se han rodeado de una elenco joven, bastante activo en la televisión y en el cine de terror adolescente (véase el protagonismo de Shelley Hennig que también disfrutaremos en la próxima “Ouija”). ¿Quién mejor que artistas poco conocidos y jóvenes para saber qué se cuece a pie de calle con todo esto de las nuevas tecnologías? Pero también es cierto que todo apesta a producto genérico por mucho que el envoltorio trate de ser innovador.

De momento, Universal parece haber confiado en el proyecto, otra muestra de qué se le ofrece a los adolescentes, y nos promete su estreno el día 15 de abril de 2015, aunque las crítica especializada haya sido sospechosamente tibia. Con todo, resultará muy interesante observar la proyección del “found footage” desde este nuevo punto de partida; amén de ver que tratamiento recibe el asunto del “cyberacoso”, una nueva piel de cordero para problemas muy serios y capaces de remover conciencias.