Grace: The Possession

Recién llegada a la facultad, Grace encuentra que su rígida educación, tras las faldas de una abuela conservadora y ultra católica, chocan frontalmente con la lujuriosa desinhibición del campus. Ambiente que termina por meterle el diablo en el cuerpo a nuestra guapa jovencita, para pena y dolor de todos los que la rodean, víctimas de una venganza sobrenatural que podría extender sus garras hasta el mismo Vaticano.

“Grace” es una serie B sobre posesiones que no destacaría en nada de no ser por su formato: la vista en primera persona, y es que, como si de un “Doom” se tratará, viviremos la acción de primera mano desde los ojos de nuestra protagonista. En este caso Grace, una angelical muchacha, interpretada por una bellísima Alexia Fast (como detalle gracioso comentar que también interpreta a su propia madre), que sale de las faldas de su católica abuela para celebrar sus recién cumplidos dieciocho empezando una carrera universitaria. Que el arranque de la cinta no os engañe, la vista subjetiva corresponde a un solo personaje, al poco entenderéis quien es el interfecto; entrar más al detalle sería desvelar parte de la historia.

Como ya hiciese “Maniac” (igualmente la versión original que la moderna) esta forma de presentar la narración ayuda muchísimo al espectador a involucrarse emocionalmente con la protagonista, además de envolvernos con los hechos de manera lograda y harto natural: por ejemplo, los escasos sustos son bastante agradecidos y alcanzan un efecto que su propio planteamiento nunca hubiera logrado. Todo un acierto esta perspectiva que, además, podría haber sido un desastre, un mareo, y sin embargo ha sido tratada con inteligencia y cuidado, haciendo de “Grace” una obra muy entretenida y compacta, estéticamente hablando. Supongo que parte del éxito se debe al par de cortos sobre el video juego “Call of Duty” que realizase Jeff Chan, director de Grace. Por cierto, únicos avales del citado director, lo cual refrenda aun más su excelente trabajo tras las cámaras, puesto que los distintos planos siempre favorecen la acción y además ocultan las carencias presupuestarias que únicamente asoman su feo rostro en cuanto a varios efectos especiales (horrendos) se refiere.

No obstante, parece que tanta atención por parte de sus responsables hacia los aspectos técnicos ha hecho mella en la redacción de un guion cuyo pecado no solo es ser simple, algo que podríamos pasar por alto al tratarse de una serie B sin pretensiones; su peor defecto serían los agujeros del tamaño de cañón del Colorado. Por no hablar del brusco giro de la ambientación universitaria y sus personajes, de los que se podría haber sacado más partido y al contrario desaparecen a media película sin dejar rastro. Como os decía los fallos son muchos, las situaciones forzadas (como ya os imaginaréis relativas siempre a espejos) abundan por doquier y las motivaciones de los personajes – más allá de la dulce y deseable Grace – brillan por su ausencia (¡esos universitarios borrachos!). Así mismo, no existe mucha profundidad a ningún nivel argumental (juraría que nunca se llega a revelar la carrera que pretende cursar nuestra protagonista), todo es lo que parece y las supuestas vueltas de tuerca se ven venir por facilonas (lo que hubiese sufrido Henry James con esta faceta de “Grace”). Estas carencias destacan especialmente en su tramo final, casi tendente a la risa por lo efectista de su propuesta. Creo que es la primera vez que se presenta un exorcismo en primera persona desde la perspectiva de la persona poseída, y además así de epatante y presidido por un exorcista de la época disco (eso sí, no confundir con el casposo “Disco Exorcist”). La verdad es que los últimos minutos muestran a las claras la raza underground de esta producción, con todo lo bueno y lo malo que hay implícito en tal afirmación.
Afortunadamente el ritmo y duración son muy ajustaditos, ofreciendo menos de hora y media muy bien aprovechada. Digamos que en su capacidad para ir al grano se aleja de la típica morralla de la serie B.

Con todo, sus actores tienen el suficiente bagaje como para sacar la cinta adelante con ayuda de esa inmersión sensitiva que nos propone la primera persona. Entre el elenco destaca la omnipresente Lin Shaye (la médium de “Insidious”), Joel David Moore (un actor bastante consolidado gracias a su trabajo para televisión en series como “Bones” y que incluso ha interpretado al gran Joey Ramone) y Alan Dale (un viejo todoterreno que pudimos ver en “Indiana Jones y la Calavera de Cristal” y aquí lo borda con su papel de cura malote).

Como podéis ver, una película que presenta una heterogénea mezcla de fallos y aciertos desde una perspectiva desprejuiciada, algo descerebrada y muy accesible. Entonces, ¿merece la pena verla? Un servidor que la vio sin pretensión alguna, sin muchas referencias y alejado de la moda imperante de las “possessions/takings/exorcisms/activities” y demás mandanga… ¡se lo pasó fenomenal! Reconozco sus muchos errores, pero me rindo a la facilidad que tiene para meterte en una trama inexistente gracias al inteligente uso de la cámara subjetiva. Sed condescendientes y encontraréis una divertida película para ver en casi cualquier momento y compañía; algo difícil de encontrar en el cine bastardo de hoy en día.

PD: ¿Ha sido mi imaginación o por momentos intentaba ser un alegato pro católico y anti sexual? Naaa, imaginaciones mías.