The Houses October Built

Nunca entro en los pasajes del terror. Me encantan los parques de atracciones, y no le hago ascos a ningún tipo de montaña rusa. Mientras más agresiva sea, mejor. Ahora, no me pidas que entre en uno de esos pasajes. Son como la encarnación de todo lo que me aterra. Y el motivo lo describe muy bien una cita al comienzo de “The Houses October Built”: “No me dan miedo los hombres lobos, los vampiros o las casa encantadas. Me da miedo lo que los seres humanos hacen a otros seres humanos”, Walter Jon Williams. Así de simple: una atracción mecánica puede fallar y el resultado ser catastrófico, pero no siente, no tiene miedo, no acumula frustración y no tiene una psique que puede ser un pozo sin fondo de negrura y maldad.

“The Houses October Built” se sitúa en los albores de la noche de Halloween. Es tradición en Estados Unidos que, sobre todo los habitantes de zonas rurales, conviertan por tan señalada fecha sus hogares o sus graneros en casas encantadas, pasajes del terror, que visitan ciudadanos de todo el país. La película sigue la pista a cinco amigos en busca de las más retorcidas, las más macabras… En especial, están interesados en encontrar una que se menciona en un foro y que parece llamarse “Calavera Azul”…

La película, por tanto, sigue este viaje para intentar dar respuesta a dos cuestiones; una, ¿quiénes son los trabajadores de este tipo de atracciones? ¿Podrían esconderse, entre ellos, verdaderos psicópatas que ven en la iconografía de esa noche y en la oscuridad de las casas la guarida perfecta en la que protegerse? Y, dos, ¿hasta dónde se está dispuesto a llegar con tal de asustar al visitante? Para un servidor, se trata de dos cuestiones prometedoras y sugerentes; puede que el argumento no sea el más original del mundo, pero sí parece eficaz para enfrentarse y tratar de resolver estos dos interrogantes. Además, se va salpicando el metraje de ficción con entrevistas quizás también ficcionadas, o quizás pertenecientes a un documental sobre el tema que los responsables de la película hicieron en 2011 con el mismo nombre. En cualquier caso, el recurso funciona y es efectivo: dueños que no conocen de nada a quienes contratan para sus pasajes del terror, que alguna vez se han planteado revisar los antecedentes penales de los mismos por sospechas, casos en los que la situación se fue de las manos y se acabó en tragedia… Realmente, se acaba transmitiendo la sensación de que las casas del terror que se hacen en el mes de octubre por Halloween en Estado Unidos son una tímida puerta a los desconocido y al peligro, un lugar en el que experimentar, quizás más vívidamente que en otros, una suerte de proximidad y tonteo con la muerte.

Pero hay otro aspecto que define y marca mucho más la película: “The Houses October Built” es un Found Footage. Y la forma acaba sobreponiéndose e imponiendo sus leyes sobre cualquier otro elemento. Es decir: un arranque que se alargará casi hasta el punto medio de la película, donde los personajes hablarán de cosas triviales para, supuestamente, ser descritos de un modo realista, y una cámara que muchas veces no nos dejará ver nada. En el caso de “The Houses October Built”, la estrategia es especialmente molesta: la película reserva casi todo su arsenal hasta los 20 minutos finales. Hasta este momento, hay tres conatos de escenas de terror, tres momentos que si se hubieran desarrollado hubieran sido escenas pero que, en cualquier otra película, sólo servirían para crear clima en el tramo inicial de la misma. Pero cuando la travesía es tan árida, se bajan las expectativas, el espectador se adapta al medio y cuatro gotas parecen un lago.

Esto no quiere decir que esta travesía hasta el final sea terriblemente aburrida. Nuestros protagonistas visitan dos casas encantadas (tres, pero en una no les dejan meter la cámara), y los recorridos están grabados imitando a los mil vídeos de YouTube del interior de una de estas atracciones, pero un poco más elaborados. Dependiendo de hasta qué punto esto pueda compensarte te valdrá, o no, la pena ver esta película. Es justo reconocer que los maquillajes de estos seres extraños que pueblan las casas del terror son bastante buenos, y se consigue que más de uno se convierta en una presencia realmente inquietante. Y, en general, estamos hablando de una película con unas interpretaciones más que decentes. Vale, no es un libreto de Shakespeare, pero ¿en cuántas ocasiones no hay forma de creerse una trama por unos actores muy por debajo de la media? Probablemente, sea esta conjunción de factores la que hace que, a pesar de lo anodino de gran parte de la película, se siga viendo con interés.

El clímax, los ansiados 20 minutos finales… para un servidor, lo mejor que se puede decir de ellos es que, como Found Footage, intenta inspirarse y volver a los orígenes del subgénero; o sea, a The Blair Witch Project. Que cada uno saque sus propias conclusiones: oscuridad, golpes, ruidos, agresiones violentísimas y aterradoras… fuera de cámara. Creo que es legítimo apostar por la sugerencia, la sutileza y la oscuridad ante lo explícito. La duda es si, tras un recorrido como el descrito, este “ansiado” final satisface las expectativas. Para quien escribe, desde luego, no.

¿Y las preguntas que tan sabiamente planteaba The Houses October Built al comienzo de su función? ¿En qué quedan? Pues en prácticamente nada. Son mejores las incógnitas que las respuesta que ofrece y, aunque también es un valor saber plantear las cuestiones adecuadas… de nuevo estamos ante los mismos términos: como si de uno de estos pasajes del terror se tratase, las intenciones superan con creces a los resultados.