Aux yeux des vivants

Haute Tension de Alexandre Aja, en 2003, inició una época en Francia a la que algunos críticos denominaron como “El nuevo cine de terror francés”. Y es que el fenómeno Haute Tension tuvo continuidad en la labor de una serie de directores que nos ofrecieron películas magníficas, para deleite de los amantes del cine gore y del terror. De esa nueva corriente surgen nombres como los de David Moreau y Xavier Palud con Ils, en 2006; Xavier Gens con Frontier(s) en 2007; Franck Vestiel con Eden Log también en 2007; Pascal Laugier con Martyrs en 2008, Fabrice Du Welz con Vinyan el mismo año, Abel Ferry con Vertige en 2009, o Yannick Dahan y Benjamin Rocher con La Horde, también en 2009. Y por supuesto, Julien Maury y Alexandre Bustillo, quiénes aportaron su grano de arena con la magnífica y sangrienta À l’intérieur, en 2007; y posteriormente con Livide, en 2011, la cual no alcanzaba el nivel de su predecesora, pero resultaba igualmente efectiva. Poco se ha sabido de algunos de los mencionados directores. Algunos no han trabajado más en el género de terror, mientras que otros, como en el caso de Alexandre Aja y Pascal Laugier, exportaron su talento a Hollywood, donde, si bien continúan fieles al cine de terror, su condición de obreros de la industria hollywoodiense ya no les permite explotar el gore y la violencia al mismo nivel al que lo hicieron en su Francia natal, donde disfrutaban de una mayor independencia. Por todo ello, cuando descubrí que Julien Maury y Alexandre Bustillo seguían en Francia y haciendo cine de terror con Aux yeus des vivants, debo ser honesto: me esperaba algo grandioso. Cuanto menos original y atractivo. Y debo decir que me siento decepcionado.

Among the living (su título internacional) empieza bien: con una buena dosis de tensión en una escena de persecución con Béatrice Dalle, quien se muestra embarazada, en un guiño a su papel en la mencionada À l’intérieur, donde era ella la que atacaba a la chica embarazada. Se menciona a un ser extraño y se deja en el aire la existencia de una entidad malvada de la cual desconocemos su forma, ya que no lo vemos en cuadro. Posteriormente pasan los años y los directores nos plantean una amistad de tres chicos problemáticos. Sus padres no saben qué hacer con ellos, su maestra les ha perdido la fe e incluso la policía les tienen por maleantes; por lo que cuando se cuelan en un centro de estudios de cine abandonado y se topan con la entidad malvada a la que os hacía referencia —el monstruo que ya creció y que les perseguirá durante toda la película— obviamente nadie les cree, remitiéndonos al clásico cuento de “Pedro y el lobo”.

Hasta aquí todo parece ir bien; Julien Maury y Alexandre Bustillo van creando una atmósfera muy prometedora. Los niños son algo castrantes, pero no tanto como para que deseemos su muerte. La criatura es mostrada fuera de foco, acompañada de planos oscuros y sonidos extraños; y se va creando una muy buena expectativa. El problema es que dicha expectativa se prolonga innecesariamente. La película se hace larga, la sangre tarda en llegar, la acción va a paso muy lento y te acaban dando ganas de pulsar el fast forward.

Aux yeux des vivants no es una mala película. Tiene buenos momentos. La caracterización del villano es cautivadoramente terrorífica. Probablemente su mayor problema radica en el hecho de que se esperaba mucho de los directores galos. Quizá si no hubiera sabido quiénes eran los directores, y si estos nunca hubieran filmado algo como À l’intérieur, el filme que hoy nos ocupa no me hubiera decepcionado al nivel que lo hizo. Pero lo cierto es que sentí que, o bien los productores les limitaron el nivel de sangre como condición para otorgarles un mayor presupuestos, o ellos mismos se autocensuraron para conseguir que Aux yeux des vivants alcanzara una clasificación apta para un público adolescente. El terror de la película está muy medido. Cuando parece que va a ocurrir algo, siempre acontece un corte directo, dejando a la imaginación del espectador —como en las películas de los 80— todo lo sangriento y violento que pueda llegar a ser el crimen; y abandonando, por lo tanto, el estilo maravillosamente gráfico de sus anteriores obras.

Sin embargo, si hacemos el esfuerzo de valorar la película de manera individual, sin relacionarla con los filmes anteriores de sus directores, diría que Aux yeux des vivants es una cinta que sabe entretener. La tensión y la intriga se mantienen durante buena parte del metraje. La película está bien filmada y posee buenos momentos de miedo y angustia; gracias, en parte, a que las principales víctimas son niños —serán ladillosos, pero no dejan de ser niños—. Y en este sentido no sólo hay que contar a los tres niños que os he mencionado en el argumento de la película, sino que hay que sumarles a una hermanita y un bebé, lo que hace que todo acabe siendo todavía más intenso. Uno está acostumbrado a que persigan a jóvenes, e incluso a disfrutar de sus muertes cinematográficas; pero cuando los niños son los atormentados, la cosa es muy distinta. La tensión va en aumento, hasta que los ataques llegan y la acción se incrementa, lo que se agradece en este tipo de cine. Sin embargo dicha acción dura muy poco. El terror decrece y se queda uno con ganas de más.

Recomiendo Aux yeux des vivants porque logra buenos momentos y alcanza un miedo latente que disfrutaremos los amantes del género. Pero si os acercáis a ella con la esperanza de ver algo brutal y original, corréis el peligro de sentiros un tanto decepcionados.