Suburban Gothic

Raymond, tras terminar un máster en dirección de empresas, tiene que volver a casa de sus padres porque no encuentra trabajo. Y si no fuese ya suficientemente malo, las reformas en el jardín que ha acometido su severo padre han despertado una maldición fantasmal de la que sólo Raymond es conocedor. Así que, sin oficio ni beneficio, nuestro protagonista une fuerzas con una antigua compañera del colegio, una camarera gótica de mal carácter, para intentar comprender el mensaje de unos fantasmas que están poniendo su apacible vida suburbana patas arriba.

“Suburban Gothic” es la segunda película del director independiente Richard Bates Jr., bastante conocido por estos lares gracias a su obra debut: “Excision”, comedia negra que dividió a la crítica el año pasado; mientras muchos la encumbraban como una pequeña joya del género, otros la considerábamos un simple pasatiempo que se valía muy de bien del retrato de la disfuncionalidad que presentaba con un potente empaque visual. Pues bien, la esperada continuación de la carrera del señor Bates continúa por la senda de su cinta debut; aunque si bien abandona el tono oscuro de “Excision”, no lo hace con el tono de comedia que ésta tenía. Es más, nos hallamos ante una comedia en toda regla que deja en el tintero cualquier atisbo de la mala leche que se gastaba Pauline. Lo que no se abandona es el retrato de una familia disfuncional que gira alrededor del único hijo, una persona repudiada hasta por su padre. De nuevo encontramos un alegato para con los marginados pero más en la vena de “Napoleon Dynamite” que de “Asesinos Natos”.

En clave cómica, “Suburban Gothic” explora la vida cotidiana de una pequeña población, quién sabe si un barrio suburbano, a través de la mirada de unos personajes llenos de manías y claros signos de esquizofrenia. Desgraciadamente lo hace fallando en la principal tarea de una comedia: las risas. Brilla la comicidad por su ausencia en ese ritmo y estilo narrativo desdibujado, tan paralelo a la citada “Napoleon Dynamite”. Sin embargo, a diferencia de ésta, la cinta de Bates no desprende ningún realismo, ninguna autenticidad que nos haga profundizar en el extraño mundo que nos propone; a lo que también se une una velocidad inferior y una edición morosa incapaz de sustentar la narrativa supeditada a la simpleza de su argumento. No hay nada que rascar, y aquellos que esperaban una comedia de terror parecida a “House”, tal y como he podido leer en críticas bien intencionadas, se llevarán un tremendo chasco en su lugar, pues la trama sobrenatural se presenta como mero relleno para estructurar lo principal de la historia: que sería la relación de Raymond, nuestro protagonista, con su insoportable padre. Aquí ya entra en juego otro problema radical: y es que los personajes son demasiado típicos dentro de su “extrañeza”, unos pasajes comunes demasiado blancos que pierden, frente al peligro de “Excision”, muchos grados de interés. Peor si cabe cuando este interés se difumina en mayor medida al acercarnos al predecible final de su hora y media, porque no existe evolución alguna de los personajes y el misterio de marras, los fantasmas que atosigan a Raymond, muestran los hilos claramente: como están metidos con calzador para la venta de “Suburban Gothic” dentro de un mercado, el género de terror, que de otra forma le estaría vedado. Una pena porque el planteamiento inicial, su forma de arrancar (detalles en segundo plano muy inteligentes, como los cuadros espectrales) tiene toda la originalidad que le falta al género de terror en los últimos años.

Por otro lado, el acabado formal de la cinta es bastante penoso. La pobreza de medios se deja translucir constantemente, deslumbrando con su cutrez cuando los efectos especiales se despliegan en pantalla con muy poco estilo. Aquí tengo cierto dilema, se nota a las claras que “Suburban Gothic” se toma poco en serio a sí misma, de hecho dudo si no contiene escenas que satirizan a la propia “Excision”; entonces tal vez la pobreza visual de la que hacen gala sus efectos visuales y maquillajes se deba a una intencionalidad por parte de su autor. No obstante, y aun siendo un homenaje a la escuela de Ed Wood, resultan tan atroces los flashbacks y las apariciones fantasmales que consiguen sacarte de la película, y eso que con un guión y unos diálogos tan desganados uno no puede introducirse mucho. Así que, desafortunadamente, debo apuntar como un aspecto tremendamente negativo el acabado técnico de “Suburban Gothic”; se demuestra cierto criterio, dentro del escaso presupuesto, en cuanto a la dirección artística, pero los elementos sobrenaturales no podrían estar peor representados en pantalla.

Afortunadamente existe un lado positivo, algo que permite ver la película de Bates sin rasgarnos las vestiduras. Aunque es de reconocer que no hace mucha gracia, la película se hace simpática. ¡Joder! Un graduado en económicas con el pelo alborotado y capacidad para ver a los muertos, una camarera medio gótica, mal hablada y con un humor de perros… la extraña pareja que se enfrenta a la maldición fantasmal que sufre la casa del primero… ¿cómo no encariñarse con semejante par de perdedores? Pero una comedia debe ofrecer algo más que simple simpatía.
Por otro lado la elección de la banda sonora me ha aparecido muy adecuada, claro que un servidor aprecia bastante la discografía de “Davila 666” y “Nobunny” (así como otros descastados de “Burguer Records”). Comentaba nuestro amigo Bafometh729 que él la compraría si introdujese una buena banda sonora gótica, pues no, garaje rock indie y a tirar millas.

Por última, pero más importante, destacar la elección del increíble elenco de secundarios que son, sin lugar a dudas, los que alzan el nivel de “Suburban Gothic” a pesar de la breve presencia de algunos. ¿Hace falta decir más cuando contamos con nombres de la talla de Jeffrey Combs o John Waters? Sí, porque ahí tenemos a un grandísimo Ray Wise (“Twin Peaks”) que se come a sus compañeros de reparto y es el único que consigue momentos verdaderamente cómicos. Los más perjudicados ante estos secundarios de lujo (sin olvidar a la gran Barbara Niven como espectacular madre de Raymond) son Matthew Gray Gubler (“Mentes Criminales”) y Kat Dennings (“2 broke girls”), nuestros protagonistas; aunque intentan con ganas abordar sus papeles, los propios personajes y las circunstancias dejan sus actuaciones en algo meramente banal. Una pena en lo que respecta a Kat, porque es una mujer preciosa que ha conseguido derretir al osito gótico que llevo dentro.

En definitiva, una película sin pena ni gloria que posee sus aciertos y sus defectos, pero que no consigue transmitir nada debido a una propuesta demasiado inocente, más humor negro nos hubiese permitido perdonar su terrible estética. Disfrutaremos de grandes actores en pequeños roles y una ambientación simpática con la que podemos solucionar un rato aburrido. Se agradece el intento de su director y guionista por realizar una película personal, pero dista mucho de ser una buena propuesta. De hecho, si no la habéis visto, recomiendo sin dudas “Napoleon Dynamite”, igual de lenta pero mucho más divertida.