Vacaciones de Terror

Una familia recibe como herencia una vieja casucha y ni cortos ni perezosos deciden pasar allí unas vacaciones. Así que hasta con los “gemeliers” a cuestas se presentan en una propiedad que se cae a pedazos con la intención de remodelarla. Durante el tránsito de sus vacaciones les sucederán peores cosas que a los protagonistas de “Esta casa es una ruina”. En concreto, la visita de una muñeca espectral, antigua posesión de una bruja, que será el catalizador para una serie de hechos paranormales muy peligrosos.

¿Qué justificación puedo aportar para incluir en el especial sobre casas encantadas a semejante obra de caspa y despropósito? Decir que resulta graciosa me parece aventurado, pues en realidad, dado el tedioso ritmo que se gasta, “Vacaciones de Terror” se hace bastante peñazo. Desde luego, no será por buena, porque desde los efectos especiales, las actuaciones, los decorados, todo nace desde la más absoluta pobreza, y con un acabado en pantalla que no deja bien parado a ninguno de sus responsables. Mientras que otros tiran de genialidad, inventiva o cojones, como por ejemplo hizo Sam Raimi, René Cardona y su equipo se revelan como una total nulidad: fijaos que la presente cinta es una interpretación barata de “Poltergeist” y otras películas de casas encantadas, influenciada además por “Posesión Infernal”, que tira del manoseado binomio “muñeca infernal – niña maléfica”. Pues aun así, tirando de ideas ajenas, no consiguen ningún acierto con la trama, mucho menos con una narrativa que tira de clichés rodados mediante el menor número de tomas posibles. Entonces, puede que la única justificación para recordar, que no recomendar, esta cinta de culto (un culto más siniestro que el de Cthulhu), sea su condición de representante de la serie b mexicana de los ochentas. Un selecto grupo de producciones simples y baratas, señalar que la serie b latina y española de aquellos días era más bien cine basura, cuyo objetivo sería satisfacer el interés de la adolescencia local por el cine de terror que tan bien funcionaba en los video clubs: “Pesadilla en Elm Street”, “Viernes 13”, “Amytiville”. Sagas que, por otro lado, los italianos explotaban con mayor acierto; para un servidor, “Vacaciones de Terror” y “Ghost House”, el título con el que abrí este especial, gozan de unos paralelismos innegables. Y, siendo ambas igual de malas y risibles, la segunda presenta un acabado formal mucho más dinámico y atractivo. Pero la película de René Cardona III ha adquirido con los años cierta aureola de merecido cariño por parte de la comunidad latinoamericana. Al igual que “Pánico en la Montaña”, “Cementerio del Terror” o “Dimensiones Ocultas” consideremos estar ante un testimonio único de un cine cuyo mayor mérito es su propia existencia. O si preferís otra justificación más humorística, pensad que la Semana Santa está ya a la vuelta de la esquina, y muchos de vosotros estaréis de viaje o ultimándolo… ¿quién sabe si la propiedad a la que vayáis en busca de descanso encierra la trágica historia de una bruja vengativa que os poseerá a través de una muñeca bizca?

Como decía, “Vacaciones de Terror” no tiene por donde cogerla, Santiago Galindo se marca un guión que será recordado por las hilachas de sus agujeros. Su arranque ya demuestra la escasez de medios hasta en el tema del vestuario. Una masa enfurecida ajusticia a una bruja, quemándola, mientras nos enseñan los dos objetos que serán claves para el desarrollo de la historia: un amuleto bendecido y una muñeca de poderes abominables. Destacan el blanco y negro de guerrilla, la actuación inverosímil de la bruja de marras y el grito que lanza al ser prendida la pira.
A continuación, ya nos encontramos en el presente cuando un chamaco realmente estúpido negocia con un tipo a las puertas de un templo inca, o algo así. Así, de una forma tan gratuita, el chamaco de pelo rizado obtiene el talismán que daba arranque a la cinta. Otro punto destacará para el espectador avezado en estos primeros compases, y no es otro que la pésima calidad de los diálogos, refrendados por unos personajes deleznables a más no poder. Los tópicos se apoderan de la pantalla y así conocemos a un padre bondadoso y trabajador al que todo le parece bien (¿se suponía miembro de la clase media de la época?), su fiel esposa florero, unos gemelos bastante petardos, la niña que sabemos será poseída por la bruja y una “bella” sobrina cuyo interpretación recae sobre Gabriela Hassel, conocida en Almas Oscuras por encarnar a la uniceja Alexandra en “Dimensiones Ocultas”, mucho mejor comedia involuntaria que la presente. Pero el reducido carisma de estos personajes empalidecerá frente a la estrella de la función: el novio de la sobrina, que no es otro que ese tipo de pelo ensortijado y cara de tonto que se hacía con el amuleto a principio de la película. De momento no lo critiquemos demasiado, pues será quien nos proporcione una serie de gestos y expresiones llenas de cachondeo. ¡Bien por el cuate del amuleto!

Terminadas las presentaciones, la familia al completo se traslada a un viejo caserón recién heredado y que resulta ser donde murió la bruja carbonizada. A partir de aquí ya os lo podéis imaginar: objetos que se mueven solos, objetos que se mueven solos y… ¡objetos que se mueven solos! Pues el equipo no andaba boyante de dinero y los efectos especiales se reducen poco más que a finas cuerdas de nailon, muchas veces visibles, y a una muñeca cuyo mayor poder es… ¿¡mover los ojos?! Para la posteridad del cine casposo quedará “Vacaciones de Terror” por la presencia de esta prima pobre de “Annabelle”, ya que para gozo de los aficionados a mezclar marihuana con cerveza las habilidades de la muñeca se reducen a hablar sin ser oída más que por la niña que la lleva a cuestas y a mover los ojos de forma lamentable para apostillar los fenómenos paranormales que se producen en la ruinosa propiedad. Y así el primer plano de los ojos de la muñeca se repite casi cincuenta veces, ¡cincuenta veces! Quien tenga valor suficiente que las cuente.
Hasta aquí se irán desarrollando los acontecimientos, aproximadamente una hora lenta e intrascendente, que terminaran por concluir en una pira enorme justo como la cinta empezó su hostoria: ¡pura poesía! Y hasta llegar al apoteósico final, que estaremos esperando con ganas, tonterías como las que podéis ver en los ocho minutos incluidos el vídeo de más abajo.

Para los más valientes, comentar que la película está ampliamente difundida en medios como youtube. Dejaré claro que si bien es malísima y lenta, tiene ese toque especial, esa capacidad para preguntarnos a nosotros mismos como diablos puede existir algo tan rematadamente absurdo, casi un producto familiar por aquello de los apellidos que abundan en los títulos de crédito. Prometo resarciros para la próxima entrega del especial de casas encantadas con una historia muy parecida, también tendremos brujas para la ocasión, pero que merece ser rescatada del olvido al que el tiempo la ha sometido…