The Well

Probablemente, al leer el argumento de The Well, se nos vengan a la mente más de un film de temática pareja; y más probable todavía es que uno de esos filmes en concreto sea Hell 2011, incursión alemana en el género que cosechó un par de galardones - desgraciadamente, para un servidor se trataba de una propuesta más bien mediocre – y que se caracterizaba por dar rienda suelta a una premisa que se prevé cercana, afín a un futuro venidero. Y de una premisa similar parte The Well, una batalla que se dirimirá en mitad del desierto, con reminiscencias al western clásico, en la que una inocente, aunque escurridiza joven, verá como los pocos valores humanos que tenía para ofrecerle al mundo se extinguen en un mundo de lacayos y farsantes que no quieren más que abastecerse del agua que substraen, con el sometimiento de lo más débiles (ellos son los que cargan con el trabajo duro), de un profundo pozo. No dejamos de ser alrededor de un 63% de agua, y por ende, una sola gota es capaz de establecer una diferencia abismal entre ser rico o ser pobre; entre sobrevivir y arriesgarte a morir deshidratado.

Ante todo The Well es un drama post apocalíptico que, más o menos, reúne todos los alicientes esperados: una marcada carga moral, venganza, una bella, inteligente y carismática protagonista y tensas secuencias de acción rodadas, con acertada solvencia, - mostrando lo justo, pero con mucha energía – en mitad de un yermo desierto. Se nota el amor de Hammock, director de The Well, por este subgénero; y es por eso que su propuesta, pese a reiterar secuencias similares y clichés propios del subgénero que, sin ir más lejos, hemos podido ver en películas recientes como The Road, Carriers o The day (por poner algunos ejemplos)… consigue entretener y conmover al espectador, especialmente a aquél que sea ferviente degustador de este tipo de filmes.

Kendal, el personaje interpretado por Haley Lu Richardson, pasará de ser una simple superviviente a ser una beligerante guerrera de armas tomar cuando, acuciados por la inminente sequedad del pozo que abastece el territorio, aquellos que ostentan el poder (la fuerza) decidan eliminar a todos los poblados de los alrededores con el objetivo de acumular la máxima cantidad de agua posible en beneficio propio. Y llevarán a cabo su cometido sin que asome el menor incidio de escrúpulos. Matarán sin que les tiemble el pulso. Ante tal situación se hace necesaria la presencia de un héroe, y aquí es donde decididamente destaca la actuación de la joven Lu Richardson. Si ha sobrevivido es porque sabe pelear, sabe matar; y a pesar de su juventud acabamos creyendo que ella está capacitada para imponerse al mal, hasta el punto de que acabamos aceptando de buen grado algunas de las decisiones poco ortodoxas que toma su personaje.

Lo mejor de The Well es, sin duda alguna, su gran versatilidad técnica. La ambientación apocalíptica es ideal, transportándonos, de inmediato, a un inmenso mundo de simas desérticas. Para tratarse de una película de evidentes limitaciones presupuestarias, The Well se sitúa muy por encima de productos similares, como Aftermath o Chrysalis, incapaces, estas últimas, de encandilar, ya sea por su ambientación o por su guión. Asimismo The Well vuelve a dar la talla en las secuencias de venganza, dotadas de un toque exploit enardeciente y casi conmovedor, lo que sorprende viniendo de un debutante con tan poco recorrido tras las cámaras como es Hammock. Cuando la acción toma el protagonismo, la película se vuelve trepidante y muy enérgica, logrando un perfecto contrapunto al drama y a los descansos intermitentes - en cantidades equilibradas… pero ahí están – ; y permitiendo, en definitiva, que The Well vaya sumando puntos a pasos agigantados.

Gran dirección y gran elenco. Y nueva mención especial para la joven Lu Richardson, igual de resolutiva tanto para el melodrama, como a la hora de meterse en un fango petrolero y cargarse a todo aquel que se interponga en su camino. El resto del reparto se posiciona igual de firme, aunque un poco por debajo de Lu. Los malos - muy malos – no pasan de la corrección y tampoco tienen mucho desarrollo, aunque tampoco debemos perder de vista cuál es su única funcionalidad: básicamente dar por culo. Pero son los buenos muy buenos – y los personajes inciertos los que mantienen vivo el conflicto y los que acentúan el transfondo moral antes mencionado. De todos ellos cabe destacar al joven Booboo Stewart, que también veremos en la comedia protagonizada por Henry Rollins, He Never Died.

En conclusión, The Well es un fantástico halo de esperanza para el subgénero post-apocalíptico. Pese a pecar de un argumento muy poco original, es un intenso thriller de venganza que se mueve con brío, que aprovecha el impacto de tanto acto salvaje y que funciona, a la perfección, como bella historia de amor y amistad a la que no le tiembla el pulso a la hora de ponerse truculenta. Muy disfrutable y agradecida, The Well es una propuesta indispensable para fans acérrimos del subgénero post apocalíptico y un altamente recomendable en líneas generales. A tener en cuenta.