Indigenous

Cinco jóvenes estadunidenses disfrutan de sus vacaciones en Panamá cuando oyen de una cascada oculta en la selva. Desestiman las advertencias locales sobre los “chupacabras” – mitad hombres, mitad demonios – que infestan la selva; de esa manera alcanzan la cascada para descubrir que las leyendas existen por algo: ¡qué empiece la cacería!

En su día, cuando publicamos la noticia sobre la existencia de “Indigenous”, comenté que esta cinta parecía a todas luces un pésimo mockumentary. Es justo que pidas disculpas pues su tráiler me llevo a una tonta confusión: no es un falso documental, a pesar de contener alguna breve pieza grabada con móvil; así que lamento la equivocación. Sin embargo no voy a pedir perdón por vaticinar la calidad de la cinta: “Indigenous” es mala y tópica hasta decir basta, tanto que, por momentos, estuve tentado a catalogarla como una “caspa movie” – ese tipo de películas que de tan malas que son provocan mucha diversión –. Desgraciadamente, una vez visionada, queda claro que adjetivos como “divertida” le quedan grandes a la obra de Alastair Orr. Mala a rabiar me extraña sobremanera que exista una edición en castellano, que es la que he podido “disfrutar”. Por si fuera poco, el doblaje está a la altura de los pobres valores de producción, y es que “Indigenous” intenta disimular el bajo presupuesto e incapacidad de sus responsables, pero no lo consigue ni un ápice. También queda en entredicho la labor de los actores, muchachos desconocidos cuyo futuro cinematográfico pongo en duda tras verlos en esta película.

El guión, que parece escrito por un niño de tres años, nos sitúa en Panamá para seguir las vacaciones de cinco norteamericanos jóvenes, guapos y descerebrados. Y esta es su mejor descripción a pesar de ciertos detalles metidos con calzador – la conversación sobre el pobre estado de la economía occidental, las ganas de trabajar de nuestros jóvenes o los problemas de regentar un restaurante que sirve vino de Rioja – para intentar darles una mínima dimensión a los personajes. Muy al contrario, jamás me he sentido tan distanciado de unos caracteres que no tienen nada que contar. Tal es su bidimensionalidad que ni resultan graciosos, una pena, porque si el guión hubiese usado los diálogos vacíos de toda la vida acerca de sexo y drogas, en lugar de breves frases imposibles de hilar, “Indigenous” hubiese poseído una primera mitad digna de la comedia involuntaria. Sólo vislumbramos destellos de humor malintencionado en ciertas escenas a cámara lenta muestra flagrante de la inutilidad e inexperiencia de su director. Has visto demasiadas veces “La Playa”, ¿verdad? Os puedo asegurar que os dará mucha pereza continuarla más allá de sus primeros diez minutos…

Así que tras cuarenta minutos bastante aburridos. donde no existe calentamiento alguno a la masacre prometida por el tráiler, nos adentramos en la selva para vivir uno de los típicos correcalles dignos del peor falso documental. Es más, incluso estando rodada mediante cámara subjetiva, el meneo es de semejantes dimensiones que apenas notamos las diferencias de formato. Ya sabéis, nada como mover la cámara de forma espástica para ocultar las carencias de presupuesto. Menos mal que esta segunda parte, donde la jungla toma un tedioso protagonismo, sólo dura otros treinta minutos y nos regala los siempre bienvenidos asesinatos de los patéticos protagonistas. Muertes que, por otra parte, rozan lo vulgar, siendo un descarado espolio de lo ya visto en la excelente “The Descent”, principal influencia de la presente. Que en su tramo final entre en juego el alcance del vídeo que uno de los jóvenes consigue subir a Facebook desde la jungla (sí, llena de torres de repetición por lo visto), dándole cierto giro más profundo a la existencia del “chupacabras” no consigue arreglar nada, porque intenta tirar de una credibilidad que lo visto en pantalla desacredita (¿un helicóptero retransmitiendo en directo planos aéreos de una jungla impenetrable? Líderes de audiencia, seguro…).

Con respecto al nivel de hemoglobina, efectos especiales y sustos – digamos que el plato fuerte de estos productos sin alma alguna – el asunto pertenece al debe y no al haber. De nuevo la falta de presupuesto se deja notar en unos maquillajes muy justitos, ¿dan miedo los “chupacabras” que bailotean en pantalla? No, tanto su aspecto como sus apariciones son ridículos e igualmente tópicos. Aspectos técnicos que unidos a una falta de tensión y ritmo cristalizan en una película a evitar por cualquiera con un poco de sentido de común. Quiero pensar que los ochenta minutos que he tirado a la basura servirán para que otros como yo, pensando que quizás el tráiler esconde una cinta entretenida, sean prevenidos y puedan dedicar su tiempo a mejores menesteres. Sepa todo aquel que evite “Indigenous”, que además se librará de una banda sonora que hace merecedor a su creador de un viajecito en una silla eléctrica; quizás un detalle menor, pero un trauma cuando se une al resto de despropósito.

Sin tapujos: ¡¡¡basura!!!